Antes de ser consagrarse a Dios hizo una incursión en la vida política. Con 19 años entró a formar parte de la dirección del Partido Popular de Galicia y fue el ayudante del secretario de Organización de la formación. Sin embargo, pronto descubrió que su verdadera vocación era la religiosa y no la política. Aunque aprendió cosas que le han sido muy útiles en su nueva vida.
Torres es párroco de Lalín y desde el pasado mes otras ocho parroquias. Pese a su corta edad, ha sido delegado diocesano de Juventud y formador del Seminario. Pero es que además es el presidente del equipo de fútbol local, el Club Deportivo Lalín, que juega en Primera de Regional, y al que salvó de la desaparición.
Mientras tanto, este joven cura convive con una enfermedad degenerativa, una esclerosis múltiple, que ya ha hecho sus primeras manifestaciones. En 2011, una mañana siendo un sacerdote novato, se despertó y descubrió que sólo podía mover la cabeza. En el resto del cuerpo sentía un hormigueo. Así fue pudieron diagnosticarle esta dura enfermedad.
Sin embargo, Marcos Torres la ve como una “bendición”. En una entrevista en El Español que pretendía ser sobre su rol como presidente de un club deportivo, este sacerdote aprovecha para hablar de Dios de manera clara, también a través de su esclerosis.
Marcos Torres, junto al obispo de Lugo, monseñor Carrasco Rouco
“Cuando me dio el brote aprendí que hay que vivir la vida cada día como si fuese el primero y el último. Comprendí mejor el Padrenuestro, que dice ‘Danos hoy el pan de cada día’, ¡pero hoy!, porqué mañana quién sabe. En este mundo solemos hacer proyectos a largo plazo y nos perdemos instantes de vida tremendamente bellos por cosas que vamos a hacer dentro de una década…Para mí, la esclerosis fue un regalo de la vida”, relata este sacerdote gallego.
Siguiendo con su experiencia sobre la enfermedad, Marcos Torres agrega que “me cambió la manera de pensar. Algo así te acerca mucho a la gente que realmente sufre, porque veces los curas o políticos o gente con responsabilidad caen en la tentación de hablar desde arriba, desde un puesto superior. Y esto te baja a la realidad. No sé cómo será si vuelvo a tener otro brote. Pero me ha ayudado un montón. Soy esclerótico, no tengo ningún complejo, no es una cruz. Ninguna enfermedad podrá acabar con mi libertad de pensamiento o decisión. La enfermedad puede sentarme en una silla de ruedas, pero sobre mi vida seguiré mandando yo. Y creyendo”.
En una entrevista pasada en el Faro de Vigo, el religioso pontevedrés hablaba sobre su futuro afirmando que “mi único sueño es ser santo, que es sinónimo de ser feliz. En la Iglesia no hay aspiraciones. Lo cierto es que pienso muy poco en el futuro. Y más en las circunstancias personales actuales. El futuro, Dios dirá”.
Sobre su pasado en la política y sus motivos para dejarla tan rápidamente, afirma que “era ingenuo, idealista, pensé que iba a cambiar el mundo…Luego descubrí lo que de verdad me hacía feliz, que es como debe ser la vida. En política primero te inciensan y luego te dan con el incensario”.
Ya sea por su paso por la política o sobre todo por su también pasado como árbitro en el fútbol base, una afición de alto riesgo, Marcos Torres no se muerde la lengua a la hora de hablar del laicismo y de la complicidad de la izquierda con el islamismo y su desprecio al catolicismo.
Intentando romper mitos, el religioso gallego recuerda que” hay mucha más imposición en cualquier empresa que en la Iglesia Católica” y añade que “hay mucha más obediencia en los partidos que en la Iglesia. En la diócesis no he recibido nunca mensajes diarios con ideas comunes sobre la posición de la Iglesia, como me pasaba en el PP. Es todo miedo, respeto al líder, sistema de obediencia. Hay mucha más pluralidad en la misa de una aldea de Galicia que en el Congreso Nacional del Partido Popular”.
Tras poner como ejemplo como alcaldes relacionados con Podemos acuden a fiestas musulmanas mientras se niegan a asistir a las católicas, indica que “si piensan un poco se darán cuenta de que sólo en los países cristianos ha existido la separación de poderes, la libertad y la democracia. Como decía Benedicto XVI (un tipo muy inteligente), tenemos que reconciliarnos con la posibilidad de que el cristianismo desaparezca de Europa, al igual que hizo en el norte de África”.
Por ello, el joven párroco considera que “algún día nos acordaremos de todos los políticos que pidieron la retirada de las clases de Religión Católica. La gente tiene una imagen hecha de la Iglesia. Hablan por ejemplo del IBI de los templos de la Iglesia, pero hay muchas instituciones que tampoco pagan. ¡Y ninguna otra religión lo paga! Estoy esperando una persona que hable del valor de la tradición cultural y religiosa y artística de España y entonces pida también que los musulmanes paguen el IBI por sus mezquitas y los evangélicos sus locales”.
Y de este modo, el religioso agrega que “vamos a renunciar a nuestras raíces a favor de una libertad que no existe. El Islam lo tiene claro. Y la izquierda en España o en Francia es su gran aliado, ¡no son conscientes de ello! Son cobardes: no se meten con ellos. En cambio nadie en la Iglesia pone bombas y se pasan el día atacando. En el Islam siguen pensando lo mismo que en tiempos de Mahoma. Sin darnos cuenta, estamos enterrando nuestra propia civilización”.
Su pequeña cruz es la presidencia del Club Deportivo Lalín, que quiere abandonar cuanto antes. Se arrepiente de lo que hizo pues incluso pidió un crédito de 20.000 euros para evitar su desaparición pero los anunciantes siguen sin llegar. “Pequé de incauto. No soy la persona idónea para presidir un club de fútbol…No había nadie”.
Pero aún así, busca el lado positivo. “Esto del fútbol es una chorrada pero una chorrada que hay que aprovechar. Como dice San Pablo en una de sus cartas, hay que predicar a tiempo y a destiempo”.