El nombre de este padre de nueve hijos ha salido a relucir especialmente durante las últimas semanas debido al nombramiento de su sucesor en el Supremo, cuyo asiento estará ocupado por un viejo colaborador y amigo suyo, el juez provida Neil Gorsuch.
Ahora que se va a conmemorar el primer aniversario de la muerte de este carismático juez, todavía muchos recuerdan el enorme impacto que tuvo la homilía que hizo su hijo, el sacerdote Paul Scalia, durante su funeral en la Basílica de la Inmaculada Concepción de Washington DC. Millones de personas siguieron en directo la homilía por lo que aprovechó para centrar su sermón, no en su padre, si no en proclamar las verdades esenciales de la fe.
Cuando se acerca esta fecha tan especial, su hijo Paul, sacerdote de la Diócesis de Arlington (Virginia), evoca la figura de su padre como católico y como padre en una entrevista en Catholic Digest.
Recientemente, Donald Trump publicaba en Twitter una fotografía en la que aparecen rezando en la Casa Blanca tanto él como sus hijos, el vicepresidente y el juez Neil Gorsuch con sus esposas y el padre Paul Scalia
¿Cómo hubiera querido ser recordado el juez Scalia? “El catolicismo era parte de su esencia. Él vivió la vida al máximo. Tenía una variedad de intereses y amigos pero el hilo común serían tres ejes de actuación: ser católico; ser esposo y padre; ser estadounidense. Esas eran las cosas más importantes para él”, recuerda Paul Scalia.
Sobre el fallecimiento de su padre, que se produjo en un momento clave para el tribunal debido a la ofensiva de Obama de aprobar leyes ideológicas, afirma que “tal vez es tan simple como que su muerte pudo llevar a la gente a centrarse en las cosas eternas en las que no tenían puesto el foco. Mucha gente se preguntó: ¿por qué el juez Scalia muere en este momento de la historia del país en el que parece que realmente lo necesitamos aquí?”.
Sin embargo, el hijo del juez también habla de la humildad de su padre, cuya una de sus frases favoritas era que “el cementerio está lleno de hombres indispensables”.
Pese a la abismal distancia que había entre Scalia y el expresidente Bill Clinton, éste alabó al juez afirmando que aunque no compartía las ideas de su padre le gustaba porque nunca pretendió ser quien no era. “Esta será probablemente la primera cosa que he oído en mi vida de Bill Clinton con la que estoy de acuerdo. Creo que es por eso por lo que mi padre se llevaba bien con tanta gente. Sabían quién era. No era una cosa hoy y otra cosa mañana, ya que muchas personas, especialmente en Washington DC, lo son”, afirma Scalia, que cree que la fe y el temperamento eran los principales rasgos de su padre.
Antonin Scalia era un gran devoto de Santo Tomás Moro y por ello su hijo citó en su funeral una de sus frases favoritas: “buen servidor del rey, pero primero de Dios”. Y asegura que utilizó esta frase del santo porque se cumplía en su padre. “Ciertamente tenía una gran admiración y devoción a Santo Tomás Moro por su integridad como hombre, por su perspicacia legal, por su entrega…”, agrega el sacerdote estadounidense.
“Ten el coraje de admitir que tu sabiduría sea vista como estupidez. Sé tonto por Cristo. Y ten el coraje de sufrir el desprecio del mundo sofisticado”. Esta es una de las frases más conocidas del juez y uno de sus argumentos favoritos.
Scalia no temía hacer el "rídiculo" ante el mundo por defender lo que él creía
Su hijo cuenta que su padre creó esta expresión a partir de la carta de San Pablo a los Corintios que dice que “nosotros somos tenidos por necios, a causa de Cristo”. “Tiene que existir una disposición por parte del católico para hacer el ridículo en la plaza pública. Fue una de las cosas que a mi padre le gustaba señalar sobre Santo Tomás Moro. No apreciamos realmente a Santo Tomás Moro a menos que vemos que parecía ridículo. Todos sus compañeros se habían ido junto al rey. Todos menos uno de los obispos de de Inglaterra se habían ido junto al rey. Así que se veía absurdo. Se veía como un tonto. Este es un tema del testimonio de los santos en general”, explica el padre Scalia.
Y añadía que si “nuestro Señor mismo fue puesto en ridículo. Entonces, ¿por qué debemos pensar que somos mejores que él? Este era uno de los discursos favoritos de mi padre”.
Volviendo de nuevo al multitudinario funeral de su padre explica por qué decidió no hablar tanto de su padre si no de Dios: “mi padre odiaba la palabra homilía. Pensaba que olía a modernidad. Él prefería sermón. Un punto que siempre hago cuando realizó un funeral es que esta es la forma en que podemos seguir haciendo el bien por la persona que amamos. Se necesita un sentido sobrenatural para captar esto. Todo el mundo quiere pensar que todo está bien. Todo el mundo quiere llegar al final feliz sin la lucha”.
Sobre la importancia que ha tenido su padre en su vocación, Paul afirma que “no era sólo él, sino mi padre y mi madre juntos. Eso es lo que necesitan los niños. Así es como se estructura la familia. Mi padre tenía una fuerte convicción sobre la verdad de la doctrina católica. Esto es lo que me dio. También pensamos que nos confirma en una identidad”.
Antonin Scalia siempre puso la fe lo primero y supo transmitírsela a sus nueve hijos
Además, este sacerdote se preguntaba “qué niños no quieren una identidad. Para saber quiénes somos y de dónde venimos y hacia dónde vamos. Sólo la convicción de la fe católica que tenía mi padre nos estableció en esa identidad: somos católicos. No somos como todos los demás, y no hay que esperar hacer las cosas que hace todo el mundo”.
Este celo por la fe llevó a Antonin Scalia, tal y como cuenta su hijo, “a que en los días oscuros de los 70 y en los 80 viajó para encontrarnos una iglesia que fuera sólida en su enseñanza y en la liturgia ya que en esos días pasaban un montón de cosas locas”. De hecho, recuerda como cuando vivían en Chicago recorrían hora y media para ir a una misa de 45 minutos.
“En 2008 fui asignado a nuestra parroquia como pastor y tuvimos la misa latina tradicional en su forma extraordinaria y mis padres empezaron a venir aquí. Eso fue una gran bendición porque juntos llegamos a apreciar la belleza de la tradición y la liturgia de la Iglesia”.