A todos los padres les gusta compartir sus aficiones con sus hijos. Pero hay veces que la realidad se impone y lo dificulta enormemente. Sin embargo, que el cuarto hijo de José Manuel y Maite tenga parálisis cerebral no ha sido un impedimento, tal y como cuenta Blanca Ruiz en Aciprensa, sino el punto de unión de una familia que ha visto reforzada su fe: “Dios está con los débiles y sin duda, Pablo es el débil por excelencia”.
 
Portada Sport Life febrero 2017
 

“No recuerdo cuándo empezamos a correr juntos. Sé que la primera vez era en verano, yo estaba preparado para salir a correr, pero ni mi mujer ni mis hijos podían quedarse cuidando de Pablo. Entonces decidí que podía llevármelo”, cuenta José Manuel Roas Treviño.
 
Aunque José Manuel asegura que no sabía si le gustaría la experiencia o no a Pablo, pronto lo comprobó con creces: “Él iba derecho en la silla y cuando va a así significa que está bien, porque le cuesta mucho esfuerzo mantenerse erguido”.
 
Corríamos por un carril bici cercano y él iba pendiente de todo, se reía, chillaba, levantaba los brazos. Yo le cantaba y él reía más y más…Y me di cuenta que lo que estábamos viviendo era muy especial”.


 
Con la naturalidad con la que empiezan las grandes cosas, así comenzaron a compartir una gran afición “y cada vez ha sido más frecuente que salgamos a correr juntos y más raro que vaya yo solo porque lo que disfruto corriendo con Pablo ni tiene nada que ver a terminar una carrera solo”.
 

Pablo tiene 18 años y está afectado por el síndrome de West, considerado enfermedad rara, en un grado muy alto, que le hace totalmente dependiente de sus padres por una profunda parálisis cerebral. Sus padres saben que ni habla ni anda y que tampoco lo hará en el futuro.
 
Pero para sus padres Pablo, lejos de una carga, es un regalo. “Yo doy gracias a Dios todos los días por Pablo y por esta historia que nos está haciendo vivir. Porque cuando él nació sin duda se nos levantó un muro con todas las limitaciones que aparecieron, porque se te plantea una vida terrible”.


 

“Pero para mí, que lo vivo todos los días en primera persona, esto sigue siendo sorprendente. Dios nos ha planteado una historia compleja pero también nos ayuda en ella a salir adelante y a hacerlo con esperanza, con sentido del humor. Porque yo también he mirado de reojo a quienes llevaban en carros a niños como Pablo y se me encogía el corazón”.
 
José Manuel recuerda la época en la que se preparaba para ser profesor de educación especial. “Una mañana de noviembre de 1988 me puse a estudiar y el tema que tocaba era la parálisis cerebral. En ese momento me asusté y recuerdo que dije literalmente: “Dios mío, ¿qué estoy haciendo? ¿No será que me estás preparando para tener un niño así?”. “Y me dio tanto miedo que ese mismo día dejé de preparar esas oposiciones y empecé a estudiar otra especialidad”.
 
José Manuel no niega que los sufrimientos son “enormes, más de lo que nunca había imaginado”, pero subraya que “es un sufrimiento del que uno saca mucho más de lo que uno pierde. Y Dios está cerca de los débiles y Pablo, sin duda, es el débil por excelencia”.
 
“En él encontramos cosas que no hay en ningún otro sitio como el amor y el perdón de la manera más pura”.
 
Media Maratón Sevilla 2017


Este padre comenta también que “hay días durísimos, como nunca pensé en la vida, pero es verdad que después se descubre quién es uno mismo y también quién es Dios, que es ese que hace las cosas imposibles, posibles”.
 
Por eso insiste en que a pesar de las dificultades su fe en Dios es mucho más fuerte gracias a Pablo.
 
“Sí, precisamente por Pablo creemos en Dios, porque vivimos un imposible. Somos una familia normal que nos peleamos todos los días y tenemos nuestras cosas… pero donde se pone Pablo, terminan nuestras diferencias. Es lo que más nos une, por eso Pablo para nosotros es una bendición, es nuestro punto de unión”.
 
Además, José Manuel subraya que es muy alentador ver cómo en las carreras y maratones todo el mundo quiere “chocar las manos con él, cómo la gente le aplaude durante el recorrido y el levanta las manos y ríe…” e insiste: “es un milagro lo que estamos viviendo y mucho más poder compartirlo con él”.
 
Hasta ahora han corrido seis maratones: 3 en Sevilla, 2 en Madrid y 1 en Nueva York y asegura que les quedan muchas carreras por compartir.
 
Para José Manuel y toda su familia, tener a Pablo “es un verdadero privilegio, de corazón que lo es”.