Para los fans del deporte y los excursionistas, una visita a Canton, en Ohio, supone una parada obligatoria en el Pro Football Hall of Fame, donde están presentes los equipos de sus amores, consagrados por sus victorias en la Super Bowl y sus jugadores legendarios. A una hora de distancia de Cleveland por carretera, en dirección sudeste, Canton también presume de una de las mayores tumbas presidenciales de los Estados Unidos, situada en el terreno del Museo y Biblioteca William McKinley.
Pero además de estos excepcionales destinos, un santuario de muy distinto tipo atrae estos días en Canton la atención de los visitantes por su increíble historia y por el testimonio de santidad de su antigua residente: la mística y estigmatizada Rhoda Wise (1888194).
Situada en un vecindario de clase obrera a las afueras de Canton, la Casa del Milagro de Rhoda Wise, en el 2337 de la calle 25 NE, es una pequeña construcción de paredes de vinilo de una zona residencial con viviendas similares y anodinas. Al otro lado de la calle hay una sede de Habitat for Humanity. Cerca de la intersección de cuatro calles al final de la manzana hay una peluquería y un barbero. La casa no tiene ninguna señal o marca que la identifique y la mayoría de los coches que pasan por allí ni siquiera giran la cabeza, totalmente ignorantes del santuario o de su increíble historia.
Y, sin embargo, lo que ocurrió en esta casa en la primera mitad del siglo XX es extraordinario y ha impulsado a la Iglesia a comenzar la investigación formal para la causa de canonización de Rhoda. El proceso empezó el 7 de octubre pasado con una misa en la iglesia de San Pedro, en Canton, la parroquia a la que acudían Rhoda y su familia. Anteriormente, la diócesis de Youngstown había declarado oficialmente el santuario como un destino adecuado para los fieles. En mayo, el obispo de Youngstown, George V. Murry, reconoció al apostolado que promociona el lugar como asociación privada de fieles, según establece el derecho canónico.
La extraordinaria historia de Rhoda Wise y de su familia en la Casa del Milagro recoge las apariciones de Jesús y de Santa Teresa de Lisieux, que empezaron en 1939 y continuaron de manera intermitente hasta su muerte en 1948.
En la casa ocurrían curaciones milagrosas, incluyendo una en 1943, cuando Rhoda aconsejó a Rita Rizzo, de diecinueve años, vecina de Canton, rezar una novena para aliviar una aguda dolencia en el estómago. La joven hizo lo que le dijo y se curó. Más tarde Rita entró en un convento de monjas franciscanas, llegando a ser conocida con el tiempo como la Madre Angélica, famosa por la emisora EWTN.
Rita Rizzo, la futura Madre Angelica, junto a Rhoda Wise.
La propia Rhoda fue curada de manera inexplicable de dos serias dolencias durante unas apariciones de Santa Teresa. La primera fue el repentino cierre de una herida quirúrgica infectada que había persistido mucho tiempo tras la extracción de un tumor intestinal de 17 kilos. Unos meses más tarde, la curación directa e instantánea del tobillo roto de Rhoda.
Entre muchas curaciones y manifestaciones médicamente inexplicables, Rhoda declaraba que el milagro más asombroso sucedió cuando su esposo George dejó de beber radicalmente después de años de alcoholismo crónico.
Libre ya de enfermedades crónicas, Rhoda sufrió las heridas físicas de los estigmas, incluyendo el sangrado de su cabeza a causa de una corona de espinas. Además de las marcas de las manos, las heridas aparecieron por primera vez en 1944 como manifestaciones visibles y físicas.
A causa de su espíritu sensible, la enorme atención pública y el escarnio ocasional que sufrió Rhoda la abrumaron. Dos años más tarde, en 1946, los estigmas desaparecieron. Aunque esto la liberó algo de las exigencias sociales, el dolor asociado a las heridas continuó hasta su muerte.
Los objetos que hay en la casa incluyen fotos de Rhoda con las heridas de los estigmas, como también prendas y ropa de cama manchadas de sangre. Una vitrina de cristal expone el yeso abierto que llevó Rhoda para corregir la severa herida del tobillo que tuvo tras la curación de la herida del abdomen. El tobillo torcido no se curó del todo, a pesar de la escayola y de la diligente convalecencia de Rhoda. La dolorosa articulación se estaba deformando por momentos y no parecía que hubiera esperanza de mejoría. Según el relato de Rhoda, durante una noche particularmente dolorosa, llena de oración de petición y de inquietud, Santa Teresa se le apareció y le pidió que "se levantara y caminara". En ese momento, la escayola se abrió y cayó.
La santa entonces le pidió que "fuera a la iglesia ahora", lo que ella obedientemente hizo ese mismo día. Era el día de la Asunción, el 15 de agosto de 1939 y, aunque parezca increíble, fue la primera vez que Rhoda oyó una misa católica.
Los hechos más notables fueron las visiones de Jesús. En Her name means Rose, la autora y directora del santuario, Karen Sigler, narra las experiencias sobrenaturales de las visiones de Rhoda y sus conversaciones con Jesús. Todas ocurrieron a lo largo de varios años, siempre por la noche, tarde, o en las primeras horas de la mañana. En esas ocasiones se podía ver una extraordinaria luz que emanaba a través de las ventanas de la casa.
Según Rhoda, cuando Jesús iba a verla a veces se sentaba en la pequeña silla de cocina que tenía al lado de la cama. La "silla de Jesús", como es conocida, sigue en la casa hoy. En algún momento esta silla normal de madera fue pintada con un ligero color dorado para indicar su uso divino. La silla permanece en un rincón de la capilla de la casa, invitando a los peregrinos a sentarse y rezar.
Los visitantes también pueden rezar en la pequeña gruta iluminada por velas situada en un rincón de la propiedad, separada de la casa. La gruta fue una petición de Nuestro Señor en persona durante una visita y conversación con Rhoda. Según ésta, Jesús prometió: "Aquí tendrán lugar curaciones más maravillosas que las tuyas". La gruta está abierta cada día desde al amanecer hasta el anochecer.
Los documentos oficiales de la diócesis de Youngstown está disponibles en la página web del Apostolado. No es tarea del peregrino afirmar o negar los extraordinarios hechos documentados, sino ser obediente a la sabiduría de la Iglesia y a su interpretación de los hechos. Una visita a este increíble lugar hablará por sí sola.
Traducción de Helena Faccia Serrano (diócesis de Alcalá de Henares).