Un momento señala bien su personalidad: cuando el 6 de diciembre de 1915 Benedicto XV le nombró obispo auxiliar, él organizó una gran fiesta, un banquete multitudinario, al que no invitó a las autoridades: invitó a 3.000 niños pobres que le acompañaron al Palacio Episcopal. Se observa en ello una de sus constantes: la vocación por servir a los niños. Se había volcado en ellos desde que tenía 28 años y era sacerdote joven en Huelva.
Otro momento marca otro aspecto de su vocación. Al poco de ser ordenado, en 1902, el arzobispo de Sevilla lo envió a un pueblecito remoto, Palomares del Río. Cuando llegó allí, nadie vino a recibirle. Se acercó a la iglesia y la encontró abandonada, llena de polvo y suciedad. Lo paños del altar estaban ajados, y las telarañas llenaban el tabernáculo. Entonces él se arrodilló y pensó en tantos tabernáculos abandonados del mundo. Eso le impulsaría a crear la Unión Eucarística Reparadora (www.uner.org) que nacería en Huelva en 1910 y pronto se extendería por diversos países de Hispanoamérica.
Nació y creció en Sevilla, el cuarto de los cinco hijos de un carpintero natural de Antequera (Málaga). Antes de los diez años era uno de los seises de la Catedral de Sevilla, el grupo de niños de coro que bailan y cantan al Santísimo en las solemnidades del Corpus Christi y de la Inmaculada. Como seminarista, a los 12 años, sacaba sobresaliente en todas las asignaturas y cursos. Fue ordenado sacerdote por el Beato Cardenal Spínola, en 1901, en la Capilla del Palacio Episcopal.
Fue nombrado párroco de San Pedro, en la ciudad costera de Huelva, en 1902. Vivió allí 11 años.
Impactado por la pobreza de los niños de Huelva, empezó a abrir escuelas. Primero, la del Sagrado Corazón, confiada a la dirección del pedagogo y humanista Manuel Siurot. Hoy forma parte de un colegio diocesano con 1.500 alumnos.
Luego acondicionó los locales anejos al Santuario de la Cinta para escolarizar a los chiquillos de los asentamientos de los Chorritos. En el otro extremo de la ciudad, “teniendo en cuenta también el lamentable abandono de esos barrios del campo, ninguna escuela oficial ni particular, los párrocos decidimos dotar a aquella extensa porción de nuestra feligresía rural de Iglesia y escuelas… y alquilamos unos grandes almacenes existentes frente al Matadero, que forman esquina con la calle Polvorín, por bajo de la Huerta de los Perales y a la calle que conduce al sitio del Pozo Dulce”. Estas instalaciones provisionales fueron sustituidas por otras definitivas, origen del actual Colegio de las Teresianas.
En 1909, Manuel se esforzó en tender puentes entre la enseñanza escolar y el mundo del trabajo. Creó un Patronato de Aprendices, obra que él llamaba “su ojito derecho”, y una granja para los jóvenes que se orientaban al trabajo agrícola y ganadero.
Imagen icónica de San Manuel González
En el invierno de 1913 llegó el hambre a Huelva: se inundaron las marismas, hubo huelgas en las minas de Riotinto y las flotas pesqueras permanecían amarradas por un conflicto con Portugal. Durante 4 meses, 19.000 trabajadores dejaron de llevar el jornal a sus casas. Manuel, ya arcipreste, lanzó un manifiesto, “El hambre en Huelva”, animando a la generosidad de sacerdotes y familias “ante situación tan precaria que está llevando la desolación a tantos hogares".
En esta época conoció a otras personalidades cristianas que destacarían en el servicio a los niños pobres, como el sacerdote Andrés Manjón (18461923, con proceso de beatificación abierto en 1936), creador de las Escuelas del Ave María, volcado en los niños gitanos de Granada con escuelas al aire libre; o Santa Ángela de la Cruz (18461932), volcada en la formación de la infancia; o su colaborador, el ya mencionado pedagogo y abogado Manuel Siurot (18721940).
Y todo eso mientras impulsaba, desde 1910, la Unión Reparadora, que nació en el sagrario de la Parroquia de San Pedro, de Huelva.
En 1931, siendo obispo de Málaga, una hueste anticlerical incendió el Palacio Episcopal -como muchos otros conventos e iglesias de Málaga- y redujo a cenizas innumerables tesosros artísticos y documentales. El obispo salió por una puerta trasera y, viendo que las autoridades republicanas no implantaban el orden ni aseguraban la seguridad, sino que dejaban actuar a los violentos, dejó la ciudad.
(El asalto al palacio y su destrucción y la huida del obispo los recoge con detalle el blog del padre Jorge López Teulón AQUÍ y AQUÍ)
Primero lo acogió, siete meses, el obispo de Gibraltar, Richard Fitzgerald. Después fue a Ronda y Madrid. Pío XI lo nombró obispo de Palencia el 5 de agosto de 1935. Fueron los cinco últimos años de su vida. Allí conoció, en el Monasterio de San Isidro de Dueñas, al joven cisterciense que se convertiría en San Rafael Arnaiz. En esta época fundó la revista infantil Reine.
Rafael Palmero, que ha sido obispo de Palencia
y de Alicante, ha escrito interesantes reflexiones
orantes con los textos de Manuel González,
en este ejemplar de la colección 15 Días Con... de
editorial Ciudad Nueva
Manuel González fundó la Unión Eucarística Reparadora, en sus distintas ramas, para laicos y clérigos, y otras entidades:
- Las Marías de los Sagrarios Abandonados para las mujeres
- Los Discípulos de San Juan, para los hombres
- Los Juanitos del Sagrario (para niños; hoy Reparación Infantil Eucarística, RIE)
- La Juventud Eucarística Reparadora (JER), desde 1939
- Los sacerdotes Misioneros Eucarísticos Diocesanos, en 1918,
- La Congregación de las Hermanas Marías Nazarenas (hoy Misioneras Eucarísticas de Nazaret, MEN), el 3 de mayo de 1921
- La Institución secular de Marías Auxiliares Nazarenas (hoy Misioneras Auxiliares Nazarenas, MAN), en Madrid, en 1933
- La Orden de los Misioneros de los Sagrarios Calvarios (MSC), contemplativos en defensa de la Eucaristía, en 1939