Resalta José Miguel Gambra, hablando de Francisco José Fernández de la Cigoña, "su fidelidad a Siempre p'alante, que nunca abandonó cuando, ya talludito, le llegaron sus extraordinarios éxitos internáuticos". Es una buena síntesis de la trayectoria y la personalidad del bloguero responsable de La Cigüeña de la Torre, ahora en Infovaticana, antes en Religión Digital.
Sus comentarios sobre actualidad de la Iglesia comenzaron en el ¿Qué pasa? de Joaquín Pérez Madrigal y siguieron en la modesta pero influyente revista fundada hace 36 años por el sacerdote José Ignacio Dallo Larequi. Y allí continuaron (y continúan) cuando la multiplicación de audiencia de internet convirtió a Paco Pepe en "el comentarista de asuntos eclesiales más leído de España". Pero no por eso en menos amigo de sus amigos ni menos militante de sus causas de siempre.
Conversaciones con Paco Pepe (Homo Legens) recoge esos afanes. Amén, por supuesto, de opiniones y revelaciones sobre numerosos asuntos del presente de la Iglesia y del pasado que él más directamente ha vivido. Es una larga conversación con Gabriel Ariza, director de Infovaticana, con Gonzalo Altozano como notario y autor del prólogo, donde parafrasea al ex presidente del Gobierno español Felipe González hablando de Manuel Fraga, su contrapunto en Alianza Popular: "Si al León de Villalba, según el socialista, el Estado le cabía en la cabeza, de Paco Pepe puede decirse lo mismo con la Iglesia, entendida ésta como estructura puramente humana, que su otra acepción, la de Esposa de Cristo, esa la lleva Paco Pepe -voy a permitirme una cursilada- en el corazón".
Lo cierto es que, a preguntas de Ariza sobre la razón por la que Cigoña se ha expuesto tanto en sus informaciones, él mismo responde: "¿Quieres que te diga la verdad, de corazón, sinceramente? Con el propósito de hacerle un servicio a mi Santa Madre Iglesia". ¿De qué manera? "Poniendo de relieve muchas cosas que los católicos deberían conocer y no se les dice".
De esas se encuentran unas cuantas en estas Conversaciones con Paco Pepe, que no es cuestión de detallar ahora porque la gracia es leerlas en su boca. Los seguidores de La Cigüeña de la Torre van a lanzarse sobre estas páginas con gusto. Quienes no lo conozcan -raro, si siguen la información eclesiástica- encontrarán en ellas una inmejorable carta de presentación.
A estos últimos sí les daremos un dato para que calibren la importancia del blog: la única carta que ha recibido de la Nunciatura fue una comunicación de la Congregación de los Obispos. El entonces prefecto, el cardenal Giovanni Battista Re, le pedía que desmintiese ser él la fuente de sus siempre precisas informaciones sobre nombramientos episcopales españoles. Paco Pepe las clavaba una tras otra, incluso las más inesperadas, bromeando con que era el cardenal el origen de sus datos. Se sobreentendía que cualquier lector comprendía la broma. Y así era... salvo en el caso de algún funcionario de la curia vaticana que, llevado por un exceso de celo, sugiriendo esa misiva dejó al purpurado en desairada posición. A La Cigueña de la Torre le faltó tiempo, por supuesto, para hacer público ese categórico desmentido.
Conversaciones con Paco Pepe se estructura en torno a nueve entrecomillados de Paco Pepe a modo de capítulos. "En el fondo, soy una hermanita de la caridad", dice uno de ellos. Y con varios ejemplos explica y demuestra que, como dicen en las películas los killer profesionales... lo suyo no es nada personal. Carece de animadversión hacia las personas a quienes en ocasiones, como él mismo reconoce, califica con gran dureza.
Es una labor que tiene algo de justiciero de la palabra, a lo Cyrano de Bergerac.
Uno de los más célebres monólogos de Cyrano de Bergerac (1897), de Edmond Rostand, parece escrito sobre Cigoña, si no para la poesía (que se conozca, al menos), sí para el periodismo. Salvo en la parte final. Paco Pepe no está "solo" (presume precisamente de sus amigos, y éstos de él)... y ella "sí le ama": varios de los testimonios recogidos en el volumen, y sus mismas palabras, dan cuenta del papel fundamental en su vida de su esposa Carmen.
"No debe nada a nadie ni espera nada de nadie, por lo cual puede escribir con absoluta libertad", dice Oriol Trillas en el anexo a la entrevista conformado por un puñado de testimonios de amigos de Paco Pepe. La suya es "toda una vida quijotesca dedicada a desfacer entuertos inadmisibles generados incluso en las más altas instancias de la Jerarquía", confirma José de Armas Díaz. Por el contrario, subraya el padre Raúl Olazábal, "ama a toda la Iglesia, no a un grupo o a una parte. Cualquier noticia buena de la Iglesia le regocija. Parroquias que funcionan, movimientos, vocaciones, iniciativas pastorales. Todo lo que ve bueno lo alaba".
Conversaciones con Paco Pepe presenta otras facetas de su protagonista menos conocidas por quienes solo han probado sus escritos blogueros. Miguel Ayuso destaca con humor su destacado papel, "algo cínico y zumbón", en los congresos de Amigos de la Ciudad Católica. Estanislao Cantero recuerda que es un historiador con aportaciones monográficas de primer nivel al conocimiento del pensamiento contrarrevolucionario español del siglo XIX y de las relaciones entre la Iglesia española y el liberalismo antes y después de las Cortes de Cádiz. Y el mismo Paco Pepe explica cómo se convirtió en el escribano de los tres volúmenes de memorias de su maestro y amigo Eugenio Vegas Latapie (1907-1985), una aportación fundamental para comprender la política española durante la Segunda República y la conformación de los primeros círculos de apoyo a Don Juan de Borbón y Battemberg (1913-1993), abuelo de Felipe VI.
La entrevista de Gabriel Ariza a Paco Pepe Fernández de la Cigoña termina con un hecho que sorprenderá a más de uno de sus amigos y quizá más a sus adversarios, al tratarse de un film tan comercial como de culto entre una mayoría de católicos: no ha visto La Pasión de Mel Gibson.
"Me negué a verla en su día y me negaré siempre", afirma categóricamente. La pregunta es inmediata, claro: ¿por qué? La respuesta, aquí.