Fray Luca Refatti es un fraile dominico y desde 2017, cuando fue ordenado sacerdote, se encuentra en Turquía, lugar que él mismo quiso elegir como tierra de misión para ser una avanzadilla “de confrontación con el islam” y así aprender a llevar el Evangelio a los alejados.
Turquía es un país de gran mayoría musulmana y que en los últimos años está experimentando una mayor islamización. La presencia de la Iglesia Católica en el país es testimonial y cuenta tan sólo con algunos pocos miles de fieles.
Este fraile dominico, originario de Bolzano, nació en 1979 y es experto en Diplomacia. Tiene buen conocimiento del árabe y ahora también del turco. Tal y como informa Avvenire, en estos momentos vive en un complejo contiguo a la iglesia de San Pedro y San Pablo en el corazón de Estambul. Y con él vive otro dominico, fray Claudio Monge, experto en el mundo islámico y en el diálogo interreligioso.
“Estar aquí en Turquía como un ‘simple fraile’ significa también volver a mi ordenación presbiteral en Bolzano . Pero todo esto me hace pensar cómo la Eucaristía misma, instituida por Jesús, no es un fin en sí misma sino que representa un medio para conformarnos a Cristo y estar al servicio de los demás”, relata Refatti al periódico oficial de los obispos italianos.
La iglesia de San Pedro y San Pablo se encuentra en pleno barrio de Galata en Estambul.
Este joven fraile suele vestir con el tradicional hábito dominico y cree que su presencia en el corazón de Estambul es una llamada, casi una señal, al diálogo con los que no son católicos. "Estar aquí nos permitió salir de una cierta 'zona de confort' que podría haber experimentado en un ministerio normal en Italia...", confiesa.
¿Un ejemplo de este estilo de encuentro y proximidad? Fray Luca comenta algún caso: “Muchos llaman a nuestras puertas a menudo en momentos inesperados para entender lo que estamos haciendo los frailes aquí en Turquía. Y siento que es una saludable provocación mantener nuestro convento siempre abierto para recibir invitados inesperados que a menudo nos hacen preguntas singulares: ‘¿por qué no crees en Mahoma? ¿Por qué los Evangelios son cuatro y no cinco?”.
“Somos una Iglesia ‘joven’ donde se piensa, se lee y se reza la Biblia en turco. Usamos una cierta cantidad de imaginación para traducir las palabras ‘comunión’, ‘participación’ y ‘misión’ con respecto a la mentalidad de este pueblo”, explica.
Y dentro de estos muros se puede palpar de primera mano en cierto sentido cómo se puede practicar un camino auténtico para la unidad de los cristianos. “Muchos feligreses son hablantes de túrquico. Muchos de ellos vienen de Asia o África. Aquí experimentamos una verdadera ‘unidad ecuménica’ donde los fieles que participan en nuestras Misas no son solo católicos, sino también siríacos, armenios y caldeos.