Fiódor Kóniujov (konyukhov.ru) es un cura ruso de 65 años que ha despegado con su globo unipersonal este martes desde Northam, Australia Occidental, con el proyecto de dar la vuelta al mundo en 13 días, batiendo el récord que ostenta desde 2002 el norteamericano Steve Fosset (desapareció en 2007 cuando volaba sobre el desierto de Nevada).
Durante esos días estará en su pequeña canastilla, bajo un globo de 52 metros de alto, a merced de los vientos (ha preparado la expedición durante un año y ha escogido el mejor momento y la mejor climatología). La web que seguirá la aventura es http://flyfedor.ru
Así salía el globo de Kóniujov desde Australia, con la palabra "Russia"; él busca dar gloria a Dios y a su país, dice
En el globo lleva una cruz con las reliquias de 60 santos. Al volver el padre Fiódor la colocará debajo del altar de un nuevo templo que está a punto de construirse en el monasterio de Óptina Pústyñ. La cesta del aerostato lleva también unas partículas que la tradición ortodoxa asegura que son de la Corona de Espinas y de la Cruz del Señor
Las condiciones del viaje se esperan más que duras. La temperatura exterior será de -40 a -60 ºC y de +3 a +5 en la góndola. Comenta el padre Fiódor: “No podré tomar ni té ni café en el globo, me calentaré la comida con la ayuda de un ventilador y tampoco casi podré dormir”.
La diferencia de todas sus travesías anteriores será una falta de sensaciones visuales: “Sólo las estrellas de noche y sólo el sol de día, algo insólito en mis viajes anteriores, ya que volaré por encima de las nubes”, explicó el sacerdote viajero.
Kóniujov es una persona más que peculiar. Es una de las 3 personas del mundo que ha completado el "Gran Slam de los Exploradores": que consiste en subir a la montaña más alta de cada uno de los 7 continentes, llegar al Polo Norte y también al Polo Sur. Ha cruzado el Atlántico en un bote de remos en 46 días. En trineo de perros ha atravesado toda Groenlandia en un tiempo récord. Circunnavegó él solo alrededor de la Antártida. Ha navegado 4 veces la circunferencia terrestre pasando bajo el Cabo de Hornos.
Kóniujov está emparentado con cinco nuevos mártires de la Iglesia Ortodoxa. Casado, padre de tres hijos, abuelo de 7 nietos, fue marinero y pescador, cinco años fue pastor de renos en Chukotka (la Siberia más extrema) y ha escrito más de 10 libros. También ha construido iglesias y capillas por todo el mundo.
También es pintor (con más de 3.000 cuadros) y escultor. Es miembro honorario de la Academia Rusa de las Artes.
Kóniujov siempre fue una persona de fe. Incluso de niño, en la Unión Soviética hostil a la fe, llevaba puesta, escondida, su crucecita de cristiano ortodoxo.
En la naturaleza salvaje, en la cercanía de la muerte (y varias veces ha estado a punto de morir) ha sabido que estaba en manos de Dios y se ha volcado en oración. En 2010 fue ordenado diácono de la Iglesia Ortodoxa Rusa en su Kiev natal. Poco después, fue ordenado sacerdote. Sus superiores le dejan seguir viajando y aventurándose en empeños alocados porque piensan que es edificante.
Con todo, él sueña con que algún día exista una parroquia dedicada a los aventureros y los deportistas de disciplinas extremas, quizá en Moscú, probablemente bajo el patronazgo de otro Fiódor, el almirante ruso Fiódor Ushakov, comandante naval canonizado por la Iglesia Ortodoxa. "En el monasterio de Sanaksar me arrodillé ante el altar con sus reliquias, cara a cara ante los santos. Me impresionó: la santidad impregna nuestra vida, la hace comprensible".
Según su hijo Óscar (la Iglesia Ortodoxa puede ordenar sacerdotes a hombres casados) "mi padre ha dedicado 30 años al aprendizaje activo, otros 30 a los viajes y el resto lo va a dedicar a servir a Dios... pero eso no significa que deje de viajar".
Koniujov (de blanco) el día de su ordenación diaconal por el Metropolita de Kiev
En mayo de 2010, cuando lo ordenaron diácono, Fiódor declaró: "Cuando estuve en la montaña más alta del mundo, y después en el Polo Norte y en el Sur, rodeando el mundo con un yate.. siempre me dije que si el Señor Dios me permitía realizar hazañas para su gloria y la de nuestro país, el resto de mi vida la dedicaría al servicio de Dios y de nuestra Iglesia Ortodoxa".
Antes de ser clérigo ya hablaba de su fe con naturalidad. "La fe es como el amor verdadero de un hombre y una mujer: hay gente que nunca ha amado o ha sido amada de verdad, y se ríe de este sentimiento, de los que aman, porque no lo conoce. Pero existe".
También ha reflexionado sobre el sentido de arriesgar la vida en aventuras deportivas. ¿Es pecado? ¿Es contrario a la voluntad de Dios, como dicen algunos? "No está bien arriesgar la vida si es solo por el placer, por un placer vacío. Pero hay miles de personas que lo hacen: sólo en Moscú hay 4.000 escaladores registrados. Para ellos es parte importante de la vida y no se detendrán". A él le gustaría servir a estas almas que buscan algo, buscan siempre ir más allá, aclarar que ese más allá es Dios, que el hombre debe esforzarse y arriesgarse no por placer sino por superación y servicio y gloria de su Creador.
"Hay capellanes para militares, para hospitales, marineros... ¿por qué no para aventureros? Hemos de encontrar un lenguaje común con ellos. Mi sueño sería tener una parroquia para ellos, necesariamente pequeña. Solo por ponerse en riesgo y esforzarse ya son un ejemplo para otros. Forman parte de nuestra sociedad y aportan un forma peculiar de pensar".
Kóniujov cruza el Atlántico a remo, una de sus hazañas
En varias ocasiones límite se ha volcado en la oración y ha encontrado sentido y fuerza y consuelo en la oración.
Recuerda, por ejemplo, “cuando estaba navegando en el Huracán Daniel, con un viento de 130 millas por hora. Mis posibilidades de supervivencia, me enteré luego, se consideraban nulas. El barco dio la vuelta, todo se inundó, no veía nada todo se puso gris. Entonces sentí una canción, un coro en voz baja… no entendía las palabras, ni había diferencia entre las voces masculinas y femeninas. Era una música hermosa, sin guitarras ni instrumentos de viento. Y entonces la ola pasó, salí a flote, escupí el agua, sentí la sal”.
El barco había quedado desmantelado, durante días estuvo con solo una botella de agua, vestido apenas con pantalones cortos, una camisa… y la cruz de su abuelo. “Me di cuenta de que ya solo podía orar. Tomé el icono de San Nicolás que tengo en el chaleco salvavidas, que es de metal, y comencé a leer las oraciones. Oía las olas que golpeaban el bote, que amenazaban con romperlo”.
Otra ocasión intensa que recuerda fue a 8.000 metros de altura, “donde más de 30 personas ya habían muerto congeladas; sus cuerpos quedaban allí como momias. No podíamos salir con la ventisca, el viento se llevó la tienda. No había casi oxígeno. Estaba con Zhenia [Eugenio] Vinogradskiy y pensábamos. En esas circunstancias recuerdas todo lo que has hecho en tu vida, recuerdas a tu abuela diciendo que no molestes a las golodrinas, recuerdas tus pecados, haber matado un gorrión de niño… Lo recuerdas todo: es una confesión. Uno siente que llega la hora de enfocarse, se pone delante de Dios y quiere contarlo”.
Kóniujov es también un buen pintor y dibujante; ésta es una de sus obras; lo vivido en la naturaleza y en el alma, lo natural y espiritual se entrelazan en él
Kóniujov escribe diarios e ideas en sus viajes que luego publica. El portal de la Iglesia Ortodoxa Rusa Pravmir.ru ha publicado en ocasiones algunas de sus reflexiones, como, por ejemplo, las que escribió navegando desde el Atlántico Norte en 2004, dirigidas a su hijo Nicolás y a sus nietos Arcadi y Ethan.
Allí da consejos en el más puro estilo de la literatura sapiencial bíblica:
"Nicolás, Arcadi y Ethan, es conveniente seguir las tres reglas principales: el temor de Dios, orar a menudo y hacer el bien a la gente".
"Si os ofenden, no os enfadéis. Si os alaban, no os volváis soberbios. El mal nunca vencerá al mal".
"Guardad silencio: la capacidad de hablar distingue al hombre del animal, y la capacidad de callar hace sobresalir a un hombre de entre otros. Cuanto más se mantenga el silencio, más se os oirá. El silencio es mejor que hablar".
"Hijos y nietos míos, no juzguéis a otras personas. Examinaos vosotros mismos con frecuencia, para seguir la voluntad de Dios".
"Vivid en oración. Haced la señal de la cruz. Recomiendo ser frecuentes en los sacramentos de Cristo. Defendeos con la señal de la cruz y el agua bendita. Poned velas en los iconos".
"Aprended a amar y perdonad a los ancianos y enfermos. Si os dicen algo desagradable u ofensivo, cosas de enfermos o ancianos en senilidad, no hagáis caso, ayudadlos".
"Usad siempre el crucifijo, un cristiano ha de llevar la cruz al cuello".
"La verdadera satisfacción no se da en la meta, sino en superar los obstáculos hacia ella".
"Es muy útil leer la Palabra de Dios. Leed la Biblia entera al menos una vez, con prudencia. Durante esos ejercicios, con otras buenas obras, Dios no dejará de concederos su misericordia".
"La vida real pasa rápidamente y la muerte se nos acerca. La muerte repentina podría alcanzarnos sin estar aún listos. El hombre tiene, por lo tanto, el deber de cumplir siempre con los mandamientos de Dios. No hay que ser orgullosos".
Estas son las reflexiones del hombre que quiere dar la vuelta al planeta en un globo conducido por los vientos.
Entrevista a Fiódor Kóniujov en RussiaToday, de 28 minutos
(Fuentes: Pravmir.ru, Foma.ru, Konuykhov.ru, Kp.ru y Segodnya.ua; con la colaboración de Tatiana Fedótova)