¿Cuánta gente usó los confinamientos en 2020, en la pandemia del coronavirus, para pensar sobre Dios y el sentido de la vida? ¿Cuántos encontraron así a Dios?
Poco a poco van conociéndose las historias de personas así. Es el caso del entrenador profesional de kárate Eddie Lo, que ha difundido el portal asiático UCANews.
Familia confuciana, sin religión
Eddie Lo tiene 56 años y es entrenador profesional de kárate en Hong Kong. Se educó en una familia china sin religión alguna, sin bien sus padres aceptaban muchos elementos de la filosofía de Confucio.
Lo llevaron a una escuela católica, de los salesianos, y estudió con profesores que eran religiosos o sacerdotes. Considera que allí se sembró alguna "semilla de la fe", pero en realidad nunca pensó en serio en nada religioso. A él le gustaba la acción, el deporte, entrenar...
También como entrenador profesional, todo su interés se centraba en mejorar técnicas de control corporal y también de equilibrio mental. Era lo que quería para sí mismo y para sus alumnos.
Durante muchos años fue muy duro y exigente con los alumnos. Lo más importante, en su opinión, era esforzarse, intentar ganar competiciones y reconocimientos.
Las protestas de los jóvenes en Hong Kong
En 2019 empezó a pensar distinto. Miles de jóvenes salían a las calles de Hong Kong pidiendo más democracia, libertad de expresión y respeto a los derechos humanos, mientras el régimen chino iba recortando las libertades que había permitido en la ex-colonia británica durante años.
La valentía de los jóvenes hizo pensar a Eddie, que ya superaba los 50 años. "Empecé a apreciar a los jóvenes con un pensamiento independiente, y cambió mi forma de enseñarles", recuerda.
El confinamiento: hornear pan, katanas... y pensar
Después llegó 2020 y los confinamientos por el coronavirus, que en verano, en Hong Kong, se acumularon con una nueva Ley de Seguridad recortando libertades.
Eddie se encontró confinado a su casa. Él, siempre tan activo y vigoroso, estaba, como tantos, obligado a detenerse, a cambiar de ritmo. Probó cosas nuevas, como hornear pan. También empezó a practicar iaido, la disciplina japonesa de envainar y desenvainar la katana.
Pero, sobre todo, empezó a pensar en Dios y el sentido de la vida.
Él, que era entrenador y maestro para muchos, se dio cuenta de que necesitaba un maestro para la vida. "Yo quería alguien que me guiara. Empecé a pensar que necesitaba más apoyo mental y alguien en quien sostenerme", explica.
Habló con algunos amigos del mundo del kárate, que le propusieron explorar la propuesta de la Iglesia Católica.
Tras charlar con ellos de algunos temas de fe, le presentaron a una catequista de la parroquia de San Patricio. La catequista le dijo que tenía que acudir a la clase semanal de catequesis para adultos y además empezar a ir a la iglesia ya cada domingo.
Y decidió probar.
De ser maestro, a aprender como alumno
Enseguida se dio cuenta de que su vida daba un vuelco. "Yo antes era la persona que daba respuestas a mis alumnos, pero ahora era yo el que tenía que escuchar antes. Eso me ayudó a liberar mis emociones negativas. Empecé a sentirme más relajado. He desarrollado una relación con Dios. Rezo como si charlara con él".
Eddie tiene una hermana menor, May Lo, que se hizo cristiana protestante al acabar su etapa escolar. Dice que ve los cambios en su hermano. "No se pone furioso en ocasiones en las que antes sin duda sí lo hacía. Él sabe que es por la fe", explica su hermana.
A Eddie la misa le resultaba rara y difícil, pero una vez se la explicaron en catequesis, con su estructura y sentido, se le hizo fácil.
Un amigo karateka, católico, supo que estaba preparándose para el bautismo y se presentó como posible padrino.
Ambos estuvieron de acuerdo en que en Hong Kong, una sociedad acelerada y materialista, muy utilitarista, se necesitan amigos cristianos para crecer en la vida de fe y perseverar. Algo que a muchos les puede parecer sencillo, como ir a misa cada domingo, puede chocar con aspectos laborales o de vida social, porque sólo 1 de cada 10 habitantes son cristianos.
Eddie dice que le gusta "ser un Eddie mejor, amando y tratando a los demás mejor, viéndolos desde sus puntos de vista". También le gustaría "dar el mensaje de Dios a otros, conversando, especialmente a miembros de la familia".
Más de 1.500 bautizos de adultos en 2022
Eddie fue bautizado en su parroquia de San Patricio en la Vigilia Pascual de 2022, tomando el nombre cristiano de Ignace (Ignacio). Fue uno de los 1.550 adultos recibiendo catequesis para hacerse católicos en esta diócesis.
En Hong Kong viven 7,5 millones de personas, los cristianos son un 10% y los católicos unos 400.000. Antes de la pandemia, había más bautizos de adultos. En 2019 hubo 2.800.