Se sabe casi todo de ella menos, tal vez, el hilo conductor que la ayuda a soportar la prueba más dura de su vida: sus firmes creencias católicas. Lo explica a Alfa y Omega.
Hace exactamente dos años, el 18 de febrero de 2014, Leopoldo López, una de las principales figuras de la oposición venezolana, decidió entregarse a la Policía, pese a tener la conciencia tranquila.
Desde entonces, permanece preso en la cárcel militar de Ramo Verde, situada al sur de Caracas, a más de una hora de coche de la capital.
Ese trayecto lo lleva realizando, también desde hace dos años, su mujer, Lilian Tintori, y sus dos hijos, Manuela y Leopoldo Santiago, de 6 y 3 años respectivamente.
Además de las visitas a Ramo Verde, Lilian Tintori ha recorrido Venezuela de cabo a rabo para reclamar la puesta en libertad de su marido y del resto de presos políticos venezolanos, cuyo número, incluyendo a López, asciende ya a 78. Tintori también ha viajado en numerosas ocasiones por varios países de Europa y América para dar a conocer su causa.
El hilo conductor que le permite aguantar este ritmo trepidante y una presión –personal y política– cada vez más agobiante no es secreto: se trata de su fe católica. «La he tenido toda mi vida», cuenta.
Segunda de una familia de seis hermanos, confiesa ir a Misa los domingos y rezar por las mañanas y por las noches. «Es una forma de vida, es vivir con la verdad, es vivir amando al prójimo y al que se tiene al lado».
Más: «A lo largo de estos dos años se ha fortalecido la fe de mi marido, la de mis hijos y la mía».
No todo es lineal: Tintori reconoce que ha habido momentos de duda durante este periodo de tiempo, pues han sido «momentos muy duros, muy difíciles y muy largos».
Sin embargo…
…«Cuando siento que la fe se me está acabando, voy al sagrario, me arrodillo, me quedo una hora en silencio y me vuelvo a conectar con Dios. Ha pasado varias veces».
Siempre ha vuelto y no lo ha ocultado. Con motivo de su primera visita a Ramo Verde, al día siguiente del apresamiento de López, le llevó una talla de la Virgen de Coromoto, patrona de Venezuela.
«Es la Virgen de nuestro matrimonio: estaba en la iglesia cuando nos casamos y está en nuestra casa desde ese día. Entonces, cuando vi que a Leopoldo le apresaban y que no iba a dormir más en casa, se la llevé a Ramo Verde para que le cuidara». La talla sigue en Ramo Verde.
El líder opositor está fuerte espiritualmente. Ha potenciado su fe a través de la lectura de la Biblia y de la realización de los ejercicios de san Ignacio de Loyola. Según Tintori, los ejercicios, especialmente exigentes, «le han acercado aún más a la fe, son ejercicios de mucha disciplina y han hecho que todos los días dedique las dos primeras horas a la oración».
En cambio, apenas puede practicar aquella fe que profesa. Se le ha negado la asistencia espiritual que ha pedido y los sacerdotes solo han podido acceder a su celda en contadas ocasiones.
- Sigue siendo difícil, no le dejan tener su espacio con el sacerdote, es lo mínimo que ha pedido, y tampoco le dejan ir a Misa. Le han quitado ese derecho.
- Cada vez peores, cada semana le molestan más, le torturan más. Es una tortura psicológica, está aislado en solitario en una torre de cuatro pisos. Es el único preso en esa torre.
La única mejoría leve tiene que ver con las modalidades humillantes de las visitas de Tintori a Ramo Verde. Hasta hace bien poco, los carceleros la obligaban a desnudarse antes de poder ver a su marido, «pero desde la última denuncia que hice –muy fuerte–, describiendo cómo fue la requisa, ahora ya no me obligan a quitarme la ropa».
Un pequeño logro que no hubiera sido posible sin los apoyos procedentes desde el extranjero. «Cuando eso pasó, diferentes países se pronunciaron de forma contundente, presidentes y expresidentes; ha sido muy importante el apoyo de la comunidad internacional».
Entre las personalidades internacionales que están pendientes, figura el Papa Francisco, con quien Tintori ya se ha reunido dos veces en Roma. «Está muy al tanto de todo lo que pasa en Venezuela y me repite que tenga paciencia y fortaleza, y que no pierda la fe. Que rece mucho. Así lo hago».
No olvida al cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, a quien conoce bien por su condición de antiguo nuncio apostólico en Venezuela, y con quien asegura estar «en contacto constante». «Está en contra de que haya presos políticos en mi país», detalla.
De vuelta a lo espiritual, y más precisamente a la devoción mariana de Tintori, no se puede obviar su participación en cuantas romerías le permite su agenda.
El pasado mes de septiembre acudió junto a sus hijos a las celebraciones en honor de la Divina Pastora. «Por la mañana corrí el maratón y por la tarde hice la caminata completa, pasé seis horas cerquita de la Virgen, es un sacrificio». Un ofrecimiento, claro está, por la libertad de su marido.
Ese mismo mes, como suele hacer todos los años, tampoco se le olvidó asistir a la peregrinación de la Virgen del Valle, en Isla Margarita.
Otra de las costumbres de Tintori –que cuenta con más de dos millones de seguidores en Twitter– consiste en hablar en sus redes sociales de los santos y vírgenes importantes el día de su celebración: el 4 de octubre, por ejemplo, mencionó a san Francisco de Asís. «Son momentos en los que me lleno de fe».
Entre sus referencias no puede faltar la cruz.«La cruz de madera que lleva Leopoldo, se la puso el día de su entrega y es la misma cruz de madera que llevo yo».
La cruz significa, entre otras muchas cosas, perdonar. Y Tintori está dispuesta a perdonar a Nicolás Maduro, a Diosdado Cabello, al resto de la cúpula de un régimen que la acosa a diario y a los jueces que han condenado a su marido en un simulacro de juicio.
«Estoy dispuesta a perdonar siempre, es parte de nuestra forma de vida. No creemos en el rencor ni en el odio. Leopoldo y yo estamos dispuestos a perdonar siempre y cuando sea para el bien de la colectividad, para el bien de un país y para la solución de los problemas».
- El perdón viene de adentro, es individual, es de cada cual.
- A todos.
Lilian Tintori es más que la mujer de Leopoldo López. Se ha labrado un nombre como presentadora de televisión y deportista. «Desde muy pequeña mi mamá me metió en todas las actividades deportivas y culturales y me gustaba muchísimo. Toda la vida he sido muy deportista, he practicado muchos deportes. Hasta que me concentré en maratones. Corro uno al año y ya van doce».
[«En el estadio todos corren, pero uno solo gana el premio. Corran entonces, de manera que lo ganen. Los atletas se privan de todo, y lo hacen por obtener una corona que se marchita; nosotros, en cambio, por una corona incorruptible»?]
- Fe y deporte se parecen. Vivo en la fe de la disciplina del deporte. La fe hay que cultivarla, regarla, dedicarle tiempo, disciplina y práctica: es como el deporte. Si no entrenas, el músculo no se forma y no podrás correr el maratón. Si no rezas, no puedes tener fe…