El 15 de abril de 2021 murió en un accidente el sacerdote de Siervos del Hogar de la Madre Henry Kowalczyk, el padre Henry. Llevaba 22 años consagrado, casi 13 años de sacerdote y era muy conocido en España y en Estados Unidos por su disponibilidad generosa en retiros y encuentros con jóvenes, especialmente en fechas como la Semana Santa, cuando muchos sacerdotes están más ligados a sus parroquias y cofradías y es difícil encontrar confesores y acompañantes.
Ahora, Siervos HM Films difunde la película Soy fuego, la historia de conversión y de servicio del padre Henry.
El primer tercio de la película explica cómo pasó de una vida mundana, muy alejada de Dios, a desarrollar pasión por Dios, y luego por la evangelización.
El resto del filme nos muestra con detenimiento cómo fue su vida de servicio y apostolado, con los jóvenes, con los enfermos como capellán de hospital y en retiros y encuentros.
Tráiler de la película (el filme completo se puede ver al final de este artículo)
Una muerte imprevista... pero con antecedentes
La sensación que tiene el espectador al terminar es que hay que vivir la vida con alegría e intensidad, pero dedicándola a las cosas importantes (Dios, el amor, el servicio a los demás), porque nuestros días en la tierra son limitados y el final puede llegar en cualquier momento. El espectador se planteará si está aprovechando bien los días que Dios nos concede.
Hay algo peculiar en la muerte del padre Henryk que nos obliga a pararnos a pensar en las cosas más serias. ¿Fue una muerte banal, absurda? ¿O tiene algo de sublime? ¿Importa eso, si al final es la entrada al Cielo, a Dios?
Henry siempre tuvo ataques epilépticos, y en España, al crecer, se fueron haciendo peores, más agresivos. Podía caer al suelo y golpearse violentamente con algo duro. Le había pasado ya: en un ataque quedó inconsciente, cayó y se rompió la mandíbula.
Los médicos se la arreglaron y él predicaba ahora con humor, con una sonrisa a la que le faltaban dientes, con una nueva dicción que se sumaba a su acento norteamericano. Con su sonrisa rota hacía bromas sobre ser guapo.
Luego animaba a lo importante: "¡Jóvenes, sed santos!" Lo hacía con simpatía y también con exigencia, confiado en que Dios da la gracia y las fuerzas.
Una reflexión sobre el tiempo que se nos concede
En abril estaba sirviendo unos días como capellán a las carmelitas descalzas de Amposta (Tarragona). Con los confinamientos del coronavirus, las religiosas carecían de sacerdote. Henry acudió a atenderlas. Se alojaba en una casita anexa y allí sufrió el ataque definitivo: el golpe en la cabeza al caer le causó la muerte. Quizá sin la pandemia y sus confinamientos le hubiera pasado en otro lugar, en otro servicio.
La película sugiere que el exceso de trabajo quizá tuviera relación con el recrudecimiento de los ataques. Él no redujo su ritmo de trabajo, acudía donde necesitaran un sacerdote, con los enfermos, con los jóvenes, en las charlas de pastoral de la salud... Vivió durante 20 años en España, 10 de ellos como sacerdote. Y de ellos 6 en el Hospital Clínico Universitario. ¿Es mejor arder de prisa o poco a poco?
Su historia de conversión la había contado él mismo en el programa Cambio de Agujas de HM TV, pero en esta película se amplía con entrevistas y declaraciones de su familia en EEUU, el párroco de su infancia y sus amigos allí, que lo confirman todo.
Sus padres eran católicos devotos e iban a misa cada domingo, llevando al niño, el menor de la familia. Su madre acudía también entre semana. El párroco preguntó al Henry muchacho si pensaba en hacerse sacerdote, pero él respondió que no.
Después, en la adolescencia y juventud, se alejó de la fe. "Sólo quería llenarme de placeres". Sobre todo le gustaba el rock y los bares. Ropa negra, pelo largo hasta la cintura... su madre sufría mucho con eso.
Un sueño y un mensaje repetido en TV
A los 22 años murió su padre. Esos días se detuvo ante una iglesia, miró una estatua de la Virgen y se paró por primera vez a pensar: "¿Qué estoy haciendo con mi vida? Y si me muero, ¿un poco de purgatorio y al Cielo? Señor... ¿tú como me ves?"
Esa noche soñó que le ponían notas en un boletín que medían sus virtudes... "y yo no tenía buenas notas".
Poco después, se sentó ante la TV a acompañar a su madre, que estaba viendo a la Madre Angélica en la EWTN. Madre Angélica hablaba de vidas sin sentido, sin motivación... y Henry pensaba: "pues es verdad".
Y más adelante un sacerdote en la EWTN miró a la cámara y señalando con el dedo dijo a los espectadores: "si tú no cambias tu vida, tú vas al infierno". Otro día, volvió a conectar la TV, y volvió a aparecer "el mismo sacerdote, con el mismo dedo y el mismo mensaje: si no cambias tu vida, irás al infierno".
"En ese momento tocó mi corazón y caí al suelo, llorando como un bebé, como una gracia muy grande. Apagué la TV, lloraba y decía: ¿Dios, me estás hablando? Yo era como la pecadora arrepentida, con todo el pelo largo sobre la cara, llorando", recuerda.
Romper con lo que le atrapaba
Sintió poco después que Dios le pedía deshacerse de sus discos de Metallica y otros grupos de rock. "Tenía posters y buenos discos, podía haberlos vendido", comenta su hermano. Pero Dios le decía a Henry: "sabes que estos discos son basura, con mensajes malos, rómpelos y tíralos". Y empezó a romper un disco, luego otro... "Y rompí todos mis CDs, muy alegre, lleno de gozo, lleno del Señor, de felicidad... ¡ya estoy libre!", recordaba luego Henry con humor.
El hermano del padre Henry recuerda cuando rompió todos sus CDs y casetes de heavy rock
La película prosigue contando sus estudios, que le costaron mucho -mal estudiante, y en lengua y cultura extranjera, en España-, su vocación y su vida como sacerdote y predicador, con testimonios de gente que le recuerda agradecida, al ayudarles en crisis de fe o de vida de familia.
Puede ver aquí, gratis y completa, Soy Fuego, la historia del P. Henry y su apasionamiento alegre por Dios y la evangelización