Fue a través de la Comunidad del Cenáculo, una comunidad de jóvenes heridos en búsqueda del sentido de la vida que fue fundada en 1983 por la religiosa italiana Elvira Petrozzi, conocida por todos como la Madre Elvira.
La Madre Elvira ha rescatado a cientos de jóvenes de situaciones de vida muy complicadas.
La falta de Dios en su vida, preparada por una educación atea y una vida sin Él, provocó a Nikola un gran vacío interior. Desde los 13 o 14 años comenzó a conocer "la noche", y poco a poco, progresivamente, a entrar en el consumo de las drogas y a convertirse en un drogadicto. Cuando conoció la Comunidad del Cenáculo, en Medjugorie, estaba profundamente destruido. Allí encontró una amistad verdadera, a jóvenes como él, muchos de los cuales habían recorrido también como él los caminos que le habían llevado hasta allí. Pero encontraba en ellos una diferencia radical: eran jóvenes con una mirada llena de luz y con una sonrisa increíble.
Ese ambiente, hasta entonces desconocido en su existencia, fue decisivo en su conversión, como explicó a las personas congregadas por el párroco de Colmenar del Arroyo, Álvaro Cárdenas.
Álvaro Cárdenas, párroco de Colmenar del Arroyo, bendijo a Nikola durante el acto.
Nikola acudió al Cenáculo para quedarse un mes y terminó quedándose 5 años. La amistad, el trabajo, la oración y el sacrificio, le liberaron del poder de las drogas y le devolvieron la verdadera libertad y la alegría de vivir. A los cinco años de estar en la Comunidad, conoció a Irene, su actual mujer. Irene era una joven universitaria española a la que conoció dando su testimonio a un grupo de españoles en el Cenáculo Medjugorie. Hoy tienen dos hijos y ambos dedican su vida a que otros puedan conocer el Amor Misericordioso de Dios y de la Virgen, como ellos lo han conocido, organizando peregrinaciones a Medjugorje.
Tanto Nikola como Irene contaron su historia juntos a María Vallejo-Nágera, conformando un capítulo de su libro Cielo e infierno: verdades de Dios (LibrosLibres).
La intervención de Nikola (ver abajo el vídeo) llenó la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Colmenar del Arroyo, perteneciente a la diócesis de Getafe. Forma parte de la iniciativa misionera Asalto al Cielo, que programa el párroco, Álvaro Cárdenas, un sábado al mes desde noviembre de 2014. Se trata de una vigilia de testimonio, adoración y alabanza, en la cual tras la oración y contemplación de los misterios del Santo Rosario y el testimonio correspondiente, se expone el Santísimo Sacramento para un tiempo de adoración, seguido de la Santa Misa.