Si por alguna razón no sabes quién es Kobe Bryant, es nada menos que uno de los mejores jugadores de baloncesto de la historia. Y recientemente anunció que planea retirarse al final de esta temporada.

Lo que la mayor parte de la gente desconoce, sin embargo, es que es católico. Y que, según una reciente entrevista, su fe católica le ayudó a atravesar uno de los momentos más oscuros de su vida.

Nacido en 1978 en Filadelfia, Kobe (se le conoce por su nombre de pila) creció en una familia católica. Cuando tenía seis años, su familia se trasladó a Italia, a una pequeña ciudad a una hora del centro de Roma. Por este motivo, Kobe habla hoy fluidamente el italiano.

Fue seleccionado para la NBA nada más abandonar la universidad [en 1996], siendo la primera vez que un escolta era elegido en el draft tan joven, y se convirtió rápidamente en una estrella. Pronto la gente empezó a especular si no sería "el próximo Michael Jordan".


Las cifras de Kobe son de impresión: toda su carrera en los Lakers, cinco anillos de la NBA, 17 partidos All-Star, 15 veces en el mejor equipo de liga, dos veces (2006 y 2007) máximo anotador y tercero de todos los tiempos por anotación, sólo por debajo de Kareem Abdul-Jabbar y Karl Malone, y por encima de leyendas como Michael Jordan y Wilt Chamberlain.

En 2001, cuando tenía 23 años, se casó con Vanessa Laine, de 19, también católica. La boda tuvo lugar en la iglesia católica de San Eduardo, en Dana Point (California). Dos años después, en 2003, nació su primer hijo.

El año 2003 sucedió también algo que cambió su vida para siempre, y por lo que tendría que apoyarse en su fe: fue acusado de violar a una joven en la habitación del hotel durante una estancia en Colorado para operarse de la rodilla.

Avergonzado, Kobe admitió enseguida que había tenido sexo con la mujer y que había cometido adulterio contra su esposa. Pero sostuvo firmemente que no había violado a la mujer.

Además del grave daño que hizo a su familia, aquello tuvo importantes consecuencias para su carrera: sus principales patrocinadores le abandonaron, las ventas de la camiseta con su dorsal se desplomaron y obviamente su reputación general quedó severamente dañada.

Un año después, un juez desestimó los cargos por violación [al abandonar la acusación los abogados de la mujer, no llegó a haber juicio, n.n.]. La mujer emprendió también una causa civil contra Kobe, que se sustanció extrajudicialmente.


En julio de 2003, Kobe compareció ante los medios junto con Vanessa para pedir disculpas a su esposa por haberle sido infiel y para negar la acusación de violación.

En medio de todo esto, Kobe hizo una declaración pública en la que pedía disculpas a la mujer, a la familia de la mujer, a su propia familia y a la gente de la ciudad de Colorodado donde había tenido lugar el incidente.


En una entrevista en GQ a principios de 2015, explicó cómo le sostuvo su fe católica para ayudarle a atravesar todo aquel desafío.

"La pérdida de los respaldos económicos fue realmente lo que menos me importó. ¿Que si tenía miedo de ir a la cárcel? Sí. Tenía 25 años, tío. Estaba aterrorizado. Lo único que realmente me ayudó durante aquel proceso (soy católico, me eduqué como católico, mis hijos son católicos) fue hablar con un sacerdote. En cierto modo fue divertido. Me mira y me dice: ´¿Lo hiciste?´. Le digo: ´Por supuesto que no´. Entonces me pregunta: ´¿Tienes un buen abogado?´. Y yo le digo algo como: ´Oh, sí, es fenomenal´. Así que se limitó a decir: ´Déjalo pasar. Sigue adelante. Dios no te va a dar nada que no puedas soportar, y ahora todo está en sus manos. Es algo que no puedes controlar. Así que déjalo pasar´. Y ése fue el punto de inflexión".
 
Kobe y su esposa siguieron juntos unos años después de las acusaciones, e incluso tuvieron un segundo hijo, pero en 2011 su mujer pidió el divorcio. Por fortuna, en 2013 anunciaron que se habían reconciliado y suspendido el divorcio.


Es difícil saber la importancia que tiene la Iglesia en su vida diaria. Pero lo que sí sabemos es que creció como católico, se casó con una católica en una iglesia católica y que dice que educa a sus hijos como católicos. Y que cuando estuvo en su punto más bajo, fue a un sacerdote católico a quien acudió para pedir ayuda y orientación.

Ojalá todos recordemos que Cristo y su Iglesia están siempre ahí para nosotros, especialmente en los momentos más oscuros.

Publicado en ChurchPOP.
Traducción de Carmelo López-Arias para
ReL.