Con el anuncio de la canonización de la Madre Teresa, que tuvo lugar el 4 de septiembre de 2016, Aleteia recordó algunas de sus exhortaciones más inspiradoras (y retadoras):
1) Si estás juzgando a las personas, no tienes tiempo de amarlas.
2) La mayor enfermedad de Occidente hoy no es la tuberculosis o la lepra; es no ser querido, no ser amado y que nadie se preocupe por ti. Podemos curar las enfermedades físicas con la medicina, pero la única cura para la soledad, la desesperación y la falta de esperanza es el amor. Hay muchos en el mundo que mueren por un trozo de pan, pero hay muchos más que mueren por un poco de amor. La pobreza de Occidente es un tipo distinto de pobreza: no es sólo una pobreza de soledad, sino también de espiritualidad. Hay un hambre de amor así como hay hambre de Dios (Camino de sencillez).
3) ¿Cuál es mi pensamiento? Yo veo a Jesús en cada ser humano. Me digo: este es Jesús hambriento, tengo que darle de comer. Este es Jesús enfermo. Este tiene lepra o gangrena; tengo que lavarle y atenderle. Yo sirvo porque amo a Jesús.
4) Sed amables con los demás en vuestros hogares. Sed amables con los que os rodean. Prefiero que cometáis errores en la amabilidad antes que hacer milagros con crueldad. A menudo basta una palabra, una mirada, un gesto, y la oscuridad llena el corazón de los que amamos (La alegría de amar).
5) Rezo para que entiendas las palabras de Jesús, “Amaos unos a otros como yo os he amado”. Pregúntate, “¿Cómo me ha amado él a mí? ¿De verdad amo de la misma forma a los demás?” Hasta que este amor no esté en nosotros, podemos matarnos a trabajar y será sólo trabajo, no amor. El trabajo sin amor es esclavitud (Ven, sé mi luz).
6) Un sacrificio, para ser verdadero, tiene que costar, tiene que doler, tiene que vaciarnos de nosotros mismos. El fruto del silencio es la oración, el fruto de la oración es la fe, el fruto de la fe es el amor, el fruto del amor es el servicio, el fruto del servicio es la paz.
7) Buscar el rostro de Dios en todo, en todas las personas, en todo momento, y su mano en todo acontecimiento; esto es lo que significa ser contemplativo en el corazón del mundo. Ver y adorar la presencia de Jesús, especialmente en la humilde apariencia del pan, y en la angustiosa forma de los pobres (En el corazón del mundo).
8) Lo que tú haces yo no puedo hacerlo, y lo que yo hago tú no puedes hacerlo, pero juntos estamos haciendo algo hermoso para Dios, y esa es la grandeza de Dios por nosotros: darnos la oportunidad de ser santos a través de las obras del amor que realizamos, porque la santidad no es el lujo de unos pocos. Es una tarea sencilla para ti, para mí: tu en tu lugar, en tu trabajo, y yo y los demás, cada uno de nosotros, en el trabajo, en la vida es donde hemos prometido honrar a Dios… Tú debes llevar tu amor por Dios a la vida (Donde hay amor está Dios).
9) Cuando un pobre muere de hambre, no ha sucedido porque a Dios no le importe él o ella. Sucede porque ni tú ni yo hemos dado a esa persona lo que necesitaba.
10) Jesús quiere que yo os repita … cuánto es el amor que tiene por cada uno de vosotros: mucho más del que podéis imaginar… No sólo os ama, mucho más: os anhela. Os echa de menos cuando no estáis cerca. Tiene sed de vosotros. Os ama siempre, incluso cuando no os sentís dignos de ello … (Ven, sé mi luz).