Es el caso de su protagonista, Du Yuanfa, un granjero de la pequeña aldea de Sunjiayu, en la provincia de Shandong, al este de China. Tiene 84 años y lleva 56 cuidando de su esposa Zhou Yu´ai, de 76, en una emocionante peripecia vital que deja así de ser conocida sólo para sus vecinos.
Du y Zhou contrajeron matrimonio en 1959, él con 28, ella con 20. Pero sólo llevaban cinco meses casados cuando la joven se quedó repentinamente paralizada a consecuencia de una enfermedad de muy mal pronóstico.
Du trabajaba en las minas de carbón de la cercana localidad de Tai´an cuando un día recibió carta de su familia: "Tu mujer está enferma y obligada a estar en cama". Regresó y comprobó, efectivamente, la parálisis total de Zhou, que le impedía realizar cualquier tarea personal o doméstica. Tenía el cuerpo agarrotado, las cosas se le caían de las manos y había que alimentarla en la boca.
Fotos: Du Yubao.
A partir de entonces Du comenzó un duro recorrido de un hospital a otro, llevando a Zhou en silla de ruedas, por ver si había solución para su problema, pero fue en vano. Les dijeron que estaría de por vida obligada a estar en cama, y además no podría quedarse embarazada.
Fue entonces cuando algunos amigos sugirieron al hombre que se divorciase de ella para empezar una nueva vida, pero Du se negó y le dijo a su mujer: "No te preocupes, te cuidaré siempre".
Lo primero que hizo fue dejar su trabajo como minero para instalarse por su cuenta, trabajar en el campo y poder atenderla cada día a tiempo pleno en el lecho al que la joven quedó atada.
Fotos: Du Yubao.
Desde entonces y hasta hoy han vivido en una casa de piedra de mobiliario muy simple y donde Du hace todas las tareas del hogar, desde la cocina a la cama donde, bien envuelta por el frío, yace Zhou.
Y Du no se da por vencido en cuanto a encontrar una cura para su mujer, o al menos un alivio a sus padecimientos. Si se entera de alguna nueva receta basada en hierbas, sale a la montaña, recoge los ingredientes, la prepara... y la prueba él antes, por si acaso es venenosa.
La generosidad de los vecinos de la zona, conocedores de su dedicación, les ha ayudado todos estos años, pues les facilitan comida y medicinas.
Pero Du reserva para sí la labor más amorosa: lavar, alimentar y masajear la carne de Zhou para que se mantenga viva. Es la historia de un matrimonio que se aproxima ya a los sesenta años y les hace a ambos tremendamente felices.