Una de esas historias es la del arzobispo Thomas Luke Msusa de la arquidiócesis de Blantyre en Malawi, quien se convirtió del Islam al catolicismo.
El arzobispo Msusa, de 53 años, es vicepresidente de la asociación de 8 países miembros de la Conferencia Episcopal de África Oriental. Fue ordenado sacerdote de los Misioneros de la Compañía de María, comúnmente llamados los Misioneros Montfort.
La arquidiócesis de Blantyre está localizada cerca de la frontera sur de Malawi con Mozambique.
Al inicio de esta semana Aleteia se sentó con el arzobispo Msusa para compartir la historia de su conversión – y la de su padre, quien era imán.
- Sí, es cierto. Trabajé en la diócesis de Zomba durante 10 años, y cada año en la vigilia pascual en la catedral asistían de 100 a 150 adultos a la iglesia. Y hay muchos otros en las parroquias también.
»Les pregunté cómo se habían convertido. Decían que a través de Radio María, que es muy importante en nuestro país, mucho. Estas personas oían Radio María. Cuando celebramos grandes misas, Radio María está ahí. Al principio, cuando la radio no estaba, sólo oían propaganda contra la Iglesia católica. Pero ahora saben la verdad sobre la Iglesia católica. Es la razón porque la que se han convertido al catolicismo.
»En Blantyre, la diócesis donde estoy ahora, es lo mismo. Cuando voy a una confirmación, puedes encontrar en la parroquia de 20 a 50 musulmanes conversos al catolicismo.
»Esto no es un problema en nuestro país. En el pueblo del que vengo, el 99.9% son musulmanes. Algunos de mis familiares son musulmanes. Mi padre era imán.
- A los 7 años, dejé mi casa y me fui a la parroquia porque quería ir a la escuela. Nadie de nuestro pueblo me ayudaba. Así que me quedé en la parroquia. A los 12 años, pedí el bautismo, y fui bautizado.
»Luego le pregunté al sacerdote: “¿Cómo puedo volverme como usted?” Y me envió al seminario.
»Cuando volví a casa, mis familiares y mi padre lo supieron y estaban contra mí. No me acogieron en casa, por lo que tuve que quedarme en la parroquia.
»Pero gracias a Dios fui ordenado. Para agradecérselo a Dios quise celebrar misa en mi casa. Pedí ayuda al presbítero de la iglesia y a mi tío – que ya era católico entonces – para organizar una misa en el exterior.
»La gente se reía y se preguntaba cuánta gente asistiría. Y se llenó. Mi familia y mi padre asistieron. Y me dijo: “Sabes, me rehusaba a permitir que te unieras a la Iglesia, pero creo que probablemente alcanzaremos el cielo a través de ti”. Mi padre, que era profesor de Islam, un imán, dijo eso.
El arzobispo Msusa es uno de los padres sinodales del Sínodo de la Familia en Roma
-Cuando me volví obispo, regresé a casa e invité a la gente a reunirse. Y mi padre, el imán, se arrodilló y dijo, “Necesito el bautismo”. Y yo dije, “Padre, todos estos años has estado diciendo que me voy a ir al infierno. ¿Te irás al infierno conmigo?” (risas).
»Nuestra catequesis en la fe cristiana dura 3 años, por lo que le dije: Si quieres volverte cristiano, tienes que tomar 3 años de catequesis cristiana. Aceptó y en 2006 lo bauticé.
»Ahora está muy anciano y enfermo. Cuando vaya a Malawi, iré a su casa para que pueda decir ante todos que se ha convertido. Viajaré ahí el 29 para llevar la paz a mi familia. Debe decir que ha querido ser cristiano para que cuando muera no haya problemas para enterrarlo. Será mi responsabilidad – nuestra responsabilidad como cristianos – darle una cristiana sepultura.
»Para darte otro ejemplo: al principio me castigaban, diciéndome: te estás apartando de nuestra cultura. Pero ahora incluso el líder regional me ha dado un pueblo, y me ha hecho líder. Cuido a 62 familias. Pero claro que como obispo tengo muchas responsabilidades por lo que mi hermana, Christina, es ahora la líder. Pero a veces me llama cuando hay discusiones y me pide que vaya.
- Es una mezcla. Estamos juntos. Después del Sínodo sobre África (en 2006), invité a la gente a reunirse, católicos y musulmanes. Celebramos misa, nos reunimos, comemos juntos. Les digo: “olviden sus problemas, hoy celebramos”. Comenzamos con la misa, y la gente la disfruta. Los católicos están esperando recibir la comunión y los musulmanes están ahí también. Lo esperan cada año.
(Diane Montagna es corresponsal de Aleteia en Roma de la edición en inglés)