El fruto de la oración a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro
Sin ser católica rezó una Novena para tener un bebé: tuvo una hija que es monja y ella se bautizó
Christina y su marido conforman un matrimonio de Singapur que no era católico, hasta que un hecho extraordinario que la Virgen realizó en su vida provocó en ellos una conversión de tal magnitud que llevó a toda la familia al Bautismo. Este “milagro” es su hija Charlene, pues la pareja no lograba quedarse embarazada. Pero tras rezar insistentemente a la Virgen del Perpetuo Socorro, aún sin ser católicos, llegó el embarazo. Años después, el fruto de esta gracia se convertirá en breve en monja.
“Mi marido y yo no éramos católicos cuando nos casamos, allá por 1975. Al año siguiente, tuvimos un hijo. Tres años después, queríamos tener un segundo hijo, pero no venía tan fácilmente como el primero. Comencé a sentirme ansiosa, porque estábamos envejeciendo y las agujas de mi reloj biológico se movían velozmente”, afirma Christina a la Archidiócesis de Singapur, tal y como recoge AsiaNews.
La Novena a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro
De este modo, esta mujer explica que en ese momento una amiga de la familia “nos llevó a un curso de catecismo con un sacerdote redentorista para conocer la fe católica. Ella y su marido nos acompañaban en nuestras lecciones semanales”.
Entonces Christina contó a esta amiga sobre sus dificultades para concebir un bebé. “Nos sugirió –cuenta- que participáramos en la Novena a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro un sábado en la iglesia de San Alfonso María de Ligorio. Me pidió que participara nueve semanas consecutivas, explicándome que ‘novena’ significa nueve; y que muchos católicos habían recibido una respuesta a sus súplicas tras haber invocado la intercesión de María con esta actividad”.
Christina se fio de su amiga y durante nueve semanas tanto ella como su marido participaron en la novena a la Virgen. Según recuerda, “esto demandaba algunos esfuerzos, porque mi marido tenía que correr desde el trabajo y no entendíamos del todo lo que sucedía en esa media hora. Después de nueve semanas no hubo buenas noticias. Me sentí decepcionada. Mi amiga me animaba y me pedía persistir, que es exactamente lo que hicimos: mi marido se había enamorado de los himnos marianos. ¿Y yo? Yo esperaba un milagro”.
El “ultimátum” a la Virgen
“¡Nos percatamos de que ya llevábamos un año participando en la cita semanal de la novena! Y aún así, después de 52 semanas, no había ni rastros de un segundo hijo. Entonces le dije a María: “Lo siento, madre, pero te daré un ultimátum. Si no concibo un hijo este mes, renunciaré a la esperanza de tener un segundo y me quedaré con un hijo único”, explica esta mujer.
Para su sorpresa, ese mismo mes estaba embarazada. “¡Estaba eufórica y mi corazón estaba lleno de alegría! Mientras me sentaba frente al icono de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, mis lágrimas caían formando ríos. Casi no podía creer que María me había escuchado de verdad y que había intercedido por mí”, relata emocionada.
Toda la familia se bautizó el día de la Inmaculada
Charlene nació el mismo día que su hermano mayor, con una diferencia de 7 años. De este modo, afirma que “toda nuestra familia recibió el bautismo el 8 de diciembre, dos años después, en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción – la fecha elegida por el sacerdote redentorista, en honor de nuestra Santísima Madre”.
Bastantes años después, este matrimonio se muestra agradecido “a Dios por nuestros tres hijos, una nuera y tres nietos. Charlene, el regalo de María, está estudiando para ser monja de las Misioneras de María, Auxilio de los Cristianos”.
“Si bien me apena, porque ya no podrá estar en familia, nos damos cuenta de que apoyarla en la vocación es la forma de restituir este don a nuestra Santísima Madre. ¡Que Dios sea alabado en todo!”, concluye su testimonio Christina.