Hans Joachim Lohre, llamado padre Ha-Jo, sacerdote misionero de los Padres Blancos, fue secuestrado en noviembre de 2022 en Bamako (Mali) por yihadistas cuando se disponía a ir a celebrar misa. Pasó un año cautivo de ellos.
Ha vivido 26 años como misionero en Mali, 11 de ellos en parroquias, también en la universidad, y ha explicado a OMP lo que ha aprendido de estas experiencias.
Recuerda que Mali tiene un 75% de musulmanes, y apenas un 2 o 3% de cristianos. A menudo, una comunidad católica son apenas dos o tres familias. También fue formador de catequistas y durante 6 años capellán de la Universidad Católica de Mali, que tiene un 80% de estudiantes musulmanes.
"Jóvenes musulmanes venían a mí para hablarme de sus dificultades con sus padres u otros asuntos, situaciones tristes, en las que el padre o la madre había muerto", recuerda. "Durante seis años estuve dando clases de educación en valores a musulmanes y cristianos juntos. Y durante los últimos cuatro años, he estado trabajando en el diálogo cristiano-musulmán, siendo el secretario general de la Comisión Episcopal para el diálogo interreligioso con los musulmanes".
Cristianos, musulmanes y seguidores de las religiones tradiciones viven juntos, a menudo en las mismas familias, sin separarse por barrios. Los musulmanes de esa zona, África Occidental, siguen una tradición peculiar muy marcada por su cultura de cofradías y hermandades, que, afirma el misionero, "quieren superar la letra del Corán, para tener una relación de amor personal con Dios". En estas cofradías siguen el ejemplo de un fundador o líder, como un cristiano se inspiraría en San Francisco o Santo Domingo.
"Las relaciones eran buenas, hasta los últimos 20-30 años, cuando llegaron esos movimientos fundamentalistas, hacia 2012, cuando los yihadistas se apoderaron de dos tercios del país", advierte el sacerdote.
Secuestrado en 2022
Explica así su secuestro. "El domingo de Cristo Rey del 20 de noviembre de 2022, salí de mi casa, de la comunidad. Iba a mi coche para decir misa en una de las comunidades cristianas de Bamako. Entonces, cuando abrí la puerta de mi coche, otro coche vino muy rápidamente por detrás, se puso detrás del mío y tres personas saltaron fuera".
"Uno se me acercó y me dijo: “Padre, estás detenido”. Dije: “No, lo siento, tengo que ir a decir misa en la comunidad cristiana, en Kalabankoro”. Dijeron: “Basta, cállate. Podrás explicarte en la base”. Entonces, al mismo tiempo, alguien se acercó por detrás. Me rodeó con sus brazos y me arrastró hacia el coche, y el coche se fue".
"Así que me pusieron unas esposas, una capucha en la cabeza, y se fueron. Cuando intentaba decir algo, me decían: “Cállate, tranquilízate”. Había un conductor y dos personas a mi izquierda y a mi derecha. Cuando pasamos por Kati, que es la ciudad donde los militares tienen las bases, me di cuenta de que ellos no eran militares, sino que era un secuestro yihadista".
"Y tuve la gracia de permanecer perfectamente tranquilo, porque desde 2012 conocíamos el riesgo de que eventualmente nos secuestraran. No piensas en ello, del mismo modo que no piensas en que tengas un accidente cuando subes a tu coche. Pero cuando sucede, dices: “¡Oh, mala suerte la mía!".
El padre Ha-Jo se preguntaba por su misión estando secuestrado por los yihadistas.
Objetivo: profundizar el trato con Dios e imitar a José en Egipto
El misionero, al entender que le secuestraban yihadistas, recordó lo que sabía de otros casos en el Sahel. "Sabía que trataban bien a la gente, como a la hermana Gloria, que estuvo cuatro años y medio en manos de los yihadistas. Y pensé: “Bien, sé dónde estaré durante los próximos seis o tres años, o cuatro años y medio, que parece ser el promedio. Dos años es un mínimo, tal vez un año, eso sería un milagro”".
"Pensé también en Viktor Frankl, quien dijo: han sobrevivido a los campos de concentración nazis no aquellos que se rebelaron o que odiaban a las SS, no aquellos que renunciaron a rendirse, sino aquellos que lograron darle un sentido a esa situación. Entonces, desde el principio, me dije: “El sentido que le voy a dar a mi tiempo de cautiverio es que hoy comienzo mi año sabático. Así que no tengo estrés con el trabajo, sino que tengo mucho tiempo para orar y profundizar mi relación con Dios”.
"Y lo tercero que pensé fue en la historia de José en el Antiguo Testamento, que fue vendido por sus hermanos. Y luego, con el tiempo, se convirtió en uno de los peces gordos de Egipto. Y cuando sus hermanos vinieron a comprar grano, les dijo: las cosas malas que me hicisteis, Dios las ha cambiado en buenas. Y yo también, desde el principio, estuve convencido de que Dios sacaría algo bueno para mí, y para Mali y para la Iglesia, durante este tiempo de cautiverio".
"Soñaba, me decía: “Tal vez tenga que quedarme aquí tres, cuatro o cinco años, y un día me reuniré con uno de esos jefes yihadistas, hablaremos y luego se dará cuenta de que no, de que esta yihad armada no es buena. Y él dejará las armas y tendremos paz. Entonces, para tener paz en Mali, ¿qué son cinco años de cautiverio? Eso no es nada. Así que estoy dispuesto a ceder esto…”.
"Somos 'los buenos', los de Al Qaeda"
Uno de los secuestradores le dijo: "Padre, no tengas miedo. Nosotros somos los buenos. Somos de Al Qaeda. No somos del Estado Islámico, que mata gente. Te trataremos bien".
Cuando llegaron a su campamento, le hicieron quitarse su camiseta, que tenía una imagen de la Virgen. Pero en la camiseta que le dieron estaba escrito "Amo a mi rey". Él lo tomó como una señal de Dios, porque era la fiesta de Cristo Rey ese día: "Lo único que nadie podrá quitarme jamás es mi fe y mi relación con Cristo Rey”, pensó.
Los secuestradores no le trataron mal. Y él sintió que Dios estaba cerca y le daba signos. En Nochebuena le dejaron una radio y pudo seguir la Misa de Nochebuena con el Papa por Radio Vaticano.
"Pasaba de cuatro a cinco horas rezando al día. Rezaba al menos durante dos horas, decía misa. Me traían pan recién horneado por la mañana, y lo usaba. No tenía vino, por supuesto. Y con ello celebraba misa, e imaginaba para mis adentros que estaba en una de las comunidades de Bamako y predicaba sobre el amor a los enemigos, como en el evangelio de hoy: rezad por aquellos que os persiguen. Y realmente podría orar de todo corazón por ellos".
"No son malas personas, tiene el cerebro lavado"
Sobre los secuestradores y yihadistas que trató explica: "No son malas personas. Están equivocados, pero quieren lo mejor, quieren una sociedad basada en las leyes de Dios tal como se encuentran en el Corán. Quieren una sociedad donde no haya adulterio, ni robo, ni mentira".
"Alguien les ha dicho que todos los problemas en Mali vienen del hecho de que los musulmanes no practican su fe como debería. Entonces eso es lo que quieren. Ellos se sienten realmente llamados por Dios para una misión. Es como si algunas personas hubieran estado en una secta durante algunos años y les hubieran lavado el cerebro. Así que no puedo odiarlos por esto. Rezo por ellos para que algún día puedan ver la verdad. Sí, pero no es fácil".
Le dijo al que le había secuestrado: "Lo que has hecho es muy malo. Esta no es la voluntad de Dios". Y él dijo: “Espero que algún día puedas perdonarnos”. Y luego, después del primer lugar de encuentro vino otro y me dijo: “Por favor perdónanos si te hemos hecho algo que no te haya gustado”. Y lo mismo dos días antes de ser liberado, cuando iba a ser entregado a las personas que me trajeron de regreso a Alemania, el conductor me dijo: “Por favor, perdónanos si hemos hecho algo que no te haya gustado”.
Oración y paz
"Sea como fuere, pasaba las 24 horas del día con Dios, en conversación con Él. Y este es un hecho sorprendente, sabiendo que los Padres Blancos, las Hermanas Blancas, todos sus amigos y todas sus comunidades y todas sus parroquias y familiares y el mundo entero estaban rezando por mí, incluidos los musulmanes, incluidos los musulmanes en Mali. Eso hizo que de los 371 días, pasé 368 días en perfecta paz, serenidad e incluso alegría".
Rezaba para que sus seres queridos se tranquilizasen. Le gustó escuchar que el Alto Consejo Islámico de Mali pedía su liberación y que oraban por ella en las mezquitas. "Gracias a eso fui liberado después de sólo un año. Hasta ahora, nunca nadie había sido liberado después de sólo un año".
Cómo seguir en países musulmanes
El veterano misionero explica que en esos países no puedes decir “vengo a convertirte”. No se puede usar la palabra "misión". Lo que dice él allí es: "Intentamos ser testigos del amor de Dios hacia todas las personas, especialmente hacia los pobres, los enfermos, los excluidos. Y la misión de Cristo es la de ser sus testigos entre todas las naciones hasta los confines de la Tierra”.
Mientras estuvo secuestrado, rezó mucho por el diálogo interreligioso, y rezó por los líderes de Al Qaeda. Pensó en los yihadistas, jóvenes de 16 a 26 años, que todo el día escuchan sermones coránicos y canciones que exaltan la yihad. Ellos intentaban seguir lo que entendían de Dios pero ¿y los cristianos tienen ese fervor?
"Cada día, cuatro, cinco o seis veces venían y me decían: “por favor, por favor, hazte musulmán para poder salvarte”. Ellos querían que me salvara. Porque de lo contrario, si eres cristiano, irás al infierno. Bueno, esta es la interpretación fundamentalista islámica. Nunca jamás uno de los musulmanes de Mali te diría esto. Saben que todos somos hijos de Dios".
Cree que su tarea probablemente sea ahora trabajar en el diálogo interreligioso desde la comunidad de los Padres Blancos en Marsella, ciudad francesa con mucha población musulmana.
Y a los cristianos les pide confiar en Jesús cuando dijo "Yo estoy contigo todos los días hasta el final de tu vida". Citando a Viktor Frankl, anima al que pasa dificultades a preguntarse: “¿Qué te está pidiendo Dios a ti ahora? ¿Cuál es la misión que te encomienda a través de esto -la enfermedad o lo que sea-? Intenta vivirlo con el Señor".