Los terribles incendios que han asolado Australia han dejado hasta la fecha 33 personas fallecidas, 1.000 millones de animales muertos, miles de casas calcinadas y un área quemada como la superficie de toda Grecia.
Ante esta situación tan crítica la Iglesia también ha tomado un papel activo poniendo a disposición toda su red nacional y sus recursos para apoyar a todos los damnificados. Pero además también está en la primera línea de lucha contra el fuego y respuesta ante la catástrofe.
De la casulla al uniforme
Se trata de los sacerdotes que han cambiado durante un tiempo las vestiduras litúrgicas de sus parroquias por el casco y la ropa ignífuga o militar acompañando a las comunidades que viven más cerca del fuego.
En estos momentos son tres los sacerdotes que se han unido a los 3.000 reservistas de la Fuerza de Defensa Australiana que han sido movilizados ante la catástrofe natural que tiene al país al límite.
El padre Kene Onwukwe, vicario de una parroquia de Mosman, el padre Andreq Feng, párroco en Holsworthy, así como el franciscano Francis Ghanem, párroco en Padington, llevan semanas a tiempo completo apoyando a soldados, bomberos y voluntarios.
"Un ministerio de presencia" en primera línea
Estos religiosos son uno más en este enorme despliegue. Despejan caminos, abren cortafuegos, establecen campamentos… pero sobre todo su función se centra en proporcionar “un ministerio de presencia”, afirma Onwukwe.
“Dirigimos un servicio diario de oración, hablamos con ellos, rezamos con ellos y por ellos, y visitamos a las familias que han sido afectadas por estos incendios”, explica este sacerdote, tal y como recoge The Catholic Weekly.
Este sacerdote comparte cada día la rutina de la unidad en la que está encuadrado, y que incluye actualmente dormir en el gimnasio de una escuela secundaria por las noches y despejar carreteras, caminos y cercas durante el día para ayudar a los vecinos a poder regresar a sus hogares.
Sin embargo, el padre Onwukwe explica que “el mío es principalmente un ministerio de presencia para proporcionar aliento y apoyo. Lo que más puedo destacar es el enorme aprecio que recibimos de los miembros de la comunidad local, aquellos que se han visto más afectados”.
Una ayuda espiritual muy necesaria
Uno de los casos que recuerda este religioso es el encuentro que tuvo con un hombre cuya casa había sido calcinada por las llamas. Tras visitar a su familia y rezar con ellos, el padre Onwukwe regaló a este hombre su Biblia, y al recibirla se derrumbó. “Era un hombre de fe, y me dijo que todas sus Biblias habían sido quemadas, y que ahora la única que tenía era la militar que le di. Eso me conmovió”, afirma el sacerdote.
Por su parte, el padre Feng se encuentra en estos momentos en el primer batallón de la unidad médico militar. Durante todo este tiempo está viviendo con el resto de sus compañeros en medio del intenso calor que se está produciendo en Australia con temperaturas que superan los 40º y entre el humo que llega de los incendios más próximos. Lleva semanas durmiendo en carpas en estas condiciones.
Levantar la moral
Su labor, al igual que los otros sacerdotes, es llevar esperanza allá donde la tristeza, el desánimo y el agotamiento hacen mella. “La moral puede llegar a ser muy baja en estas comunidades y los bomberos también necesitan apoyo”, afirma este religioso, que no le importa sacrificar su calidad de vida si con eso puede ayudar a otros.
El padre Feng confiesa que una de las cosas que más le están impresionando es el “sufrimiento y sacrificio” de los soldados a los que ayuda y acompaña. Según afirma, “los respeto ahora más que nunca y me siento honrado de poder servir a las personas que a su vez sirven a nuestra nación”.
La Iglesia australiana, movilizada
Mientras tanto, tal y como recoge Crux Now, el arzobispo Mark Coleridge, presidente de la Conferencia Episcopal de Australia, ha explicado que los obispos han creado una red nacional conectando así a las personas afectadas por los incendios con “personas que pueden ayudar con tareas como preparar comidas, limpiar propiedades, reconstruir comunidades, así como apoyo pastoral y de asesoramiento”. Además, colaboran con otras instituciones religiosas católicas y de otras religiones para coordinar esfuerzos.
Además, canalizan las donaciones que los particulares quieran realizar para ayudar a las personas y comunidades afectadas a través de la Sociedad de San Vicente de Paul. Igualmente, a través de una página web (que puede ver aquí), ofrecen una opción para donar al igual que recursos como oraciones de intercesión, oraciones por los afectados, etc.
“Todos hemos visto las imágenes apocalípticas, incluso si no estamos en las zonas más afectadas. Se han perdido vidas, se han destruido casas y pueblos, el humo ha envuelto grandes extensiones de nuestro país. Los esfuerzos de los bomberos han sido heroicos. La resistencia de las comunidades ha sido extraordinaria”, afirma el arzobispo de Brisbane.