Una reliquia de Santa Brígida cambió su vida, una conversión llegó tras tocar uno de estos relicarios de la patrona de Europa. Una luz la envolvió y la invitó a cambiar de vida y ante todo a la “castidad”. Pero, ¿quién es la protagonista de esta historia?
La conversa es Daniela Rosati, una conocida presentadora de la RAI italiana y muy conocida en los medios del corazón de su país por haber sido la mujer del empresario y jefe del histórico equipo del Milán, Adriano Galliani.
Hace siete años de esta conversión, aunque Daniela ha dado recientemente un paso más en su camino hacia Dios al hacerse consagrada laica de la orden brigidiana. Ahora vive como las hermanas, pero propagando la palabra de Dios en su trabajo y en un ambiente mucho más amplio debido a su carrera.
Rosati tiene una historia difícil. Educada en el catolicismo perdió la fe cuando con 19 años murió en sus brazos la hija de unos amigos de sus padres, que previamente ya habían perdido a sus otros dos hijos. “En ese momento sentí un gran dolor y pensé que Dios no existía” y añadía que “no encontraba consuelo en la fe y fue la razón por la que no iba a la Iglesia. Estaba enfadada”.
Así comenzó un camino alejado del cristianismo. Siendo aún muy joven se casó en dos ocasiones por lo civil, la segunda con el empresario. Sin embargo, varios hechos seguían atormentándola puesto que aunque quería ser madre tuvo cuatro embarazos fallidos y no pudo conseguir su gran deseo.
“Cada cristiano tiene su cruz, sufrí mucho y pensaba que no podría vivir. Sólo ahora me doy cuenta de que el Señor tenía para mí otro dibujo”, asegura ahora Daniela.
La muerte de aquella niña en sus brazos y el perder los cuatro niños que esperaba le llevó a creer que su vida no tenía sentido y comenzó a buscar respuestas. En su búsqueda de la verdad y de esa paz que necesitaba se encontró primero con un monje tibetano y se hizo budista, religión que profesó durante dieciocho años.
Aquí fue donde llegó ese gran momento, su conversión. Ésta se produjo gracias a Santa Brígida y como instrumento suyo a la Reina Cristina de Suecia, que renunció al trono para convertirse al catolicismo en un país que entonces era el paladín del luteranismo.
Rosati estaba realizando una investigación en la navidad de 2005 sobre esta joven reina sueca que revolucionó Europa. “Me llamó siempre la atención su figura, su coraje. Quería entender las razones que la impulsaron a la conversión”, historia en la que Santa Brígida tuvo mucho que ver.
Acudió a buscar estas respuestas a la Iglesia de Santa Brígida de Roma puesto que esta santa era sueca. Entró y una monja se le acercó y le indicó que siguiera al grupo de turistas suecos que estaban siendo guiados por la iglesia.
Una vez allí llegaron a la sala de Santa Brígida. Lo primero que le llamó la atención, cuenta Daniela, fue un cuadro con la muerte de la santa. “Todos los demás turistas estaban en la cola para ver la reliquia, un hueso de la santa, que se había conservado. Mientras me acercaba pensé: ¡qué raros son los católicos que se emocionan por una reliquia!”.
Sin embargo, continuó hacia ella y “cuando llegó mi turno la toqué con la palma de mi mano y en ese momento caí de rodillas. Inmediatamente me temí que me había roto las rodillas porque oí un gran ruido causado por la caída pero no fue así”.
Daniela Rosati relata que “un momento después de caer de rodillas vi venir desde un rincón de la sala una gran luz que entró en mí y en medio de ella la siguiente inscripción: “castidad”.
Además, en esta visión también se le decía que “el verdadero amor está en el matrimonio en la Iglesia”, afirmación que le marcó puesto que había estado ya dos veces casada por lo civil y entonces estaba también con otra pareja.
A partir de ese instante supo con certeza que tenía que volver a la fe de su infancia y a partir de ahí inició su camino de conversión. “No fue fácil al principio vivir en castidad, por supuesto que tuve que hacer muchos sacrificios”, dice. Pero tras su llamada a la castidad en esta iglesia romana “fui a casa y le dije (a su entonces pareja) que a partir de ese momento yo viviría en castidad. Me preguntó si yo pensaba que ese era el momento para tomar esas decisiones pero yo le dije que el Espíritu Santo escoge las personas y los momentos”.
“Santa Brígida quería que yo supiera que no era la persona adecuada para mí”. Ahora son amigos y ella lleva siendo casta desde entonces.
Tras la llamada durante esa Navidad de 2005 “he optado desde entonces por seguir los pasos de la santa, anunciando la Palabra de Dios en el mundo y viviendo en castidad”.
Contando su historia en la televisión italiana aseguraba que lleva una vida espiritual muy intensa. “Voy a misa todos los días y rezo cada mañana y cada noche”, aseguraba muy contenta la conocida presentadora.
Del mismo modo, Daniela cuenta que ahora va mucho a Suecia a un monasterio que construyó allí la santa. Allí duerme con las hermanas y sigue su modo de vida: “No es por casualidad que yo me vaya allí; en un momento de oración durante una misa de Navidad en la iglesia de Santa Brígida oí una voz que me decía: ‘Vadstena’. Yo nunca había oído antes ese nombre. Sólo después supe de las monjas que allí la santa había construido su iglesia”.
Esta pequeña localidad sueca es ahora aún más especial para Daniela Rosati. En marzo de 2011 en la iglesia de Vadstena se comprometió a seguir las reglas de esta orden monástica de las hermanas brigidianas como laica consagrada. Públicamente afirma que su vocación pasa por ser “una persona que está llamada a hacer un cierto tipo de vida, las oraciones diarias o a trabajar por la unidad de los cristianos” y todo ello desde su posición como presentadora de un programa de televisión con gran audiencia en Italia.
Santa Brígida nació en Suecia en el año 1303, se casó muy joven y tuvo ocho hijos. Ingresó en la tercera Orden de San Francisco y, al morir su marido, comenzó una vida de mayor ascetismo aún sin dejar de vivir en el mundo.
Fundó una orden religiosa y se trasladó a Roma, donde fue un ejemplo de virtud. Desde ahí inició varias peregrinaciones como acto de penitencia y escribió numerosas obras en las que narra sus experiencias místicas. Murió en Roma en 1373.
En la Orden del Santísimo Salvador, o Brigidina como es popularmente conocida, llevan una vida de estudio y oración basada en la pasión de Jesucristo y en alabanzas a la Virgen María. Estos dos temas fueron los que marcaron la vida de Santa Brígida puesto que tuvo numerosas visiones y revelaciones.
En 1999, el Papa Juan Pablo II decidió elevar a santa Brígida junto con santa Catalina de Siena y santa Teresa Benedicta de la Cruz como patronas de Europa.