Desde 2011 cumple condena en la cárcel Rebbibia de Roma, a la que llegó el pasado 2 de abril el Papa Francisco para conmemorar la Cena del Señor y realizar el lavado de pies a doce reclusos, entre hombres y mujeres. Conmovido por la visita del Papa, Cuffaro decidió escribir una carta a Marco Tarquinio, el director de Avvenire -el diario de la Conferencia Episcopal Italiana-, donde explica su conversión y lo que sintió al ver al Papa Francisco junto a los presos.
“El Papa ha querido ser uno de los nuestros, su amor y su misericordia son Cristo. La cárcel no es un lugar profanado: ‘Donde hay dolor, hay un suelo sagrado’: Cristo viene y trae paz a la desesperación de los hombres que llegan al límite de los confines, en la urna del llanto”, señala Cuffaro en la carta publicada el 7 de abril por el diario Avvenire.
“Sufrir por los demás es una gran forma de amor y si gritamos nuestro dolor y el de los demás, liberamos nuestra libertad. El jueves 2 de abril de 2015 la voz del Papa estaba cansada y adolecida, pero era ‘la voz buena’, nosotros, los presos, la hemos reconocido al instante. Él era Cristo. Gracias, Francisco”, añade Cuffaro.
El ex político siciliano, conocido en Italia como “Totó”, afirma desde la cárcel que el cautiverio le ayudó a reconocer verdaderamente la llamada de Cristo. “Es en este lugar donde muchos de nosotros hemos encontrado la cita decisiva para el encuentro fundamental con Quien estábamos convencidos de haber encontrado, pero no conocíamos a fondo”.
“Creíamos haberlo encontrado en la liturgia en la que participábamos, haberlo alcanzado en las peregrinaciones que habíamos hecho, haber estado a su lado en la meditación de los retiros espirituales, pero hoy podemos decir que el encuentro que realmente nos lo ha hecho conocer ha tenido lugar aquí dentro”, escribe.
En su juventud Cuffaro estudió en el colegio salesiano Don Bosco Sampolo de Palermo, y perteneció a la Unión de Centro, un partido político italiano nacido en 2002 como Unión de Demócratas Cristianos y de Centro, tras la fusión del Centro Cristiano Democrático, Cristianos Democráticos Unidos y Democracia Europea.
Ahora desde la cárcel, el expolítico afirma que Dios “llega y libera los espíritus amarrados a las cadenas. Cristo es uno de los nuestros, se une a nuestro dolor para rescatar nuestro pasado y para restaurar nuestros días. Lo escuchamos caminar junto a nosotros, consuela nuestra libertad crucificada”.
El director de Avvenire asegura que jamás hubiera pensado que publicaría una carta de un político que favoreció a la mafia, sin embargo, la “desarmada franqueza” de las palabras de Cuffaro le hicieron cambiar de opinión.
“Sí, una transformación. Para tantos quizá inimaginable, para alguno probablemente increíble, para otros simplemente inconcebible e inaceptable. Para un cristiano y para todo hombre que cree en Dios o al menos en la fuerza de la conciencia moral, un cambio posible”, afirma Tarquinio.
“Todo es posible –añade-, a quien acepta llevar en el pecho un ‘corazón de carne’. Es posible también la conversión de los violentos, de los mafiosos, de los terroristas. Incluso de aquellos que hacen daño a los inocentes más indefensos. Incluso aquellos que hoy son instrumento de atropello y odio”.
Por ello, afirmó Tarquinio, “la oportunidad de escuchar la ‘Voz inconfundible’, la oportunidad de volver a los hombres, hijos y hermanos –capaces de respetar al otro y de sentir como propio su sufrimiento y, por tanto, capaces de cambiar al menos un pedazo del mundo-, no es negada a nadie”.
“Es así director, hemos reconocido Su voz: el hombre tiene la capacidad de reconocer la ‘buena voz’ que nos llama al encuentro decisivo. La voz es inconfundible”, concluye Cuffaro