Desde su nacimiento en 1996, Christian se crió en una familia evangélica de Berkeley. Sus padres se formaban y profundizaban en el protestantismo, y comenzaron a asistir al culto del célebre pastor John Piper tras mudarse a Minnesota. Allí le inculcaron que el catolicismo era una herejía del cristianismo, y que Lutero tan solo se encargó de proponer la vuelta a los orígenes.
El carácter inquieto de Christian, su curiosidad por aprender y el trato con católicos le llevaron a ver que durante años había estado equivocado.
Disfrutaba debatiendo sobre su fe
Christian cuenta en California Catholic Daily que desde joven le encantan los debates: “Era un firme defensor de mi fe, apoyaba lo que creían mis padres pero investigaba y aprendía cada vez más”.
La educación recibida de su familia y la cercanía con Piper le llevaron a creer que “el catolicismo era algo a caballo entre el paganismo y el cristianismo, una herejía surgida en la Edad Media”. Con su llegada, “Martín Lutero lo arregló todo y nos devolvió al punto de partida en que siempre deberíamos haber estado”.
El famoso predicador protestante John Piper influyó profundamente en el pensamiento de Christian.
El trato con católicos le dio que pensar
Christian no se había relacionado con católicos, “así que no podía contrastar esta doctrina”. Pero tras su vuelta a California, todo cambió: “Comencé a quedar con algunos conversos. Por primera vez interactué con alguien que era católico y sabía de lo que hablaba”.
Tenía un gran interés por aprender: “No me habría interesado tanto si por aquel entonces no hubiera estado leyendo a un pastor que seguían mis padres, Robert Charles Sproul. Estaba viendo una conferencia suya en la que argumentaba que los Padres de la Iglesia, San Agustín o Santo Tomás podían secundar el calvinismo, pero yo siempre había creído que eso no podía ser”.
El pastor Robert Charles Sproul en una de sus charlas.
Algunas cosas no encajaban
Los argumentos de Sproul y conversar con católicos motivaron su interés por la historia del catolicismo, y comenzó a leer a los Padres de la Iglesia y a estudiar su doctrina.
“Cuanto más estudiaba a los Padres de la Iglesia, más me confundía, porque nada de lo que decían concordaba con lo que me habían enseñado en el cristianismo evangélico”, explica. A medida que aprendía, comenzó a hacerse “difícil para mí reconciliar lo que sentía que la Biblia me decía con lo que la Iglesia Primitiva realmente decía”, como “la salvación por la fe”.
“Por un lado, los Padres de la Iglesia vivieron mucho más cerca del momento en que se escribió la Biblia, y seguramente la entenderían mejor que yo”, pero por otro lado, “no podía forzarme a aceptar algo que no entendía y que además no se interpretara con un trasfondo protestante”.
Comenzó a cambiar su fe y llegaron las dudas
En un primer momento “resté importancia a los padres de la Iglesia, pero poco después comencé a cambiar pequeños detalles de mis creencias evangelistas, como intentar reconciliar la doctrina de la salvación por la fe con el bautismo. Fue un proceso gradual”, explica Christian, “pero tuve que ir modificando lo que creía para que todo tuviese sentido”.
“Llegó un momento en que estaba tan confuso que comencé a dudar por completo de la religión. Era mi último año de la escuela, y empecé a buscar pruebas del evolucionismo y a pensar que tal vez significase que el libro del Génesis no era cierto y que, por tanto, debería ser agnóstico o ateo. Llegó un punto en que antes de entrar en la universidad, le dije a un amigo que me veía como un 30% de católico, un 30% de protestante, y un 40% de ateo”.
Salir de la literalidad
“Llegué a la conclusión de que no podía interpretar el Génesis literalmente. Esto fue crítico para mí, porque durante toda mi infancia se enfatizó en la literalidad del Génesis como algo muy importante para creer”. Sin embargo, “no vi que eso impidiese la credibilidad del transcurso de la crucifixión y resurrección de Cristo, ni otros argumentos filosóficos”.
“Entendí que podía ser cristiano e interpretar la Creación y otros puntos del Antiguo Testamento de forma un poco menos literal, con un enfoque más metafórico”, explica.
Comprendió el significado de la Biblia
Christian llegó a la conclusión de que “los principios básicos del cristianismo eran verdaderos”, y solo le quedaba “resolver el dilema entre el protestantismo y el catolicismo”.
Durante este proceso, descubrió que “católicos y protestantes tienen un vocabulario muy diferente cuando se trata de la justificación o la predestinación, de modo que no tenía sentido que siguiese leyendo la Biblia para entender la teología católica pero basándome en los significados protestantes de aquellos conceptos”, explicó.
“Necesitaba encontrar el modo de adoptar la comprensión católica de las palabras, y solo entonces leer la Biblia y ver si esto tenía sentido o si era contradictorio”. Christian lo recuerda como “un proceso difícil”. Una vez que logró asimilar la terminología católica, “comencé a darme cuenta de que había muchas pruebas de que San Pablo no se refería a lo que yo siempre había entendido que quería decir”.
“Hubo un libro extremadamente útil para desarticular algunas de mis creencias anteriores y tener una comprensión adecuada al sentido católico de la Biblia”: se refiere a No solo por la fe.
El libro No solo por la fe, escrito por Robert A. Sungenis (un católico que se hizo protestante a los 19 años y volvió a la Iglesia a los 37) tuvo un gran peso en la conversión de Christian.
O es cierto, o el diablo hace que lo parezca
Christian “estaba atormentado” por sus dudas de fe, y necesitaba alguna prueba: “Los milagros católicos fueron realmente importantes, los eucarísticos en particular... Es asombrosa la evidencia científica que hay en el milagro eucarístico de Lanciano o el caso de Nuestra Señora de Zeitoun en Egipto. Eran episodios de los que nunca había oído hablar y parecían realmente difíciles de discutir”.
Llegó un punto en que Christian consideraba “difícil de entender que Dios permitiese que la Virgen María se apareciese en Lourdes y dijese `Yo soy la Inmaculada Concepción´, a menos que esto fuese una verdadera doctrina que debiese enseñarse”. Entonces “llegué a la conclusión de que o el catolicismo era cierto, o el diablo tiene gran interés en hacer que lo parezca”.
“El protestantismo era la herejía humanista”
Christian comenzó a asistir a clases de filosofía e historia de la Civilización Occidental, y comprendió “el alcance de la historia y las fuerzas que estaban en curso en la época de Martín Lutero”.
“Todavía era protestante y asistía a una iglesia bautista, pero un día estaba de vuelta de clase cuando me invadió un pensamiento: El protestantismo no es más que la herejía humanista”.
El testimonio de Christian (en inglés).
“Todo estaba sucediendo en mi esquema mental, y estuve torturado hasta la mitad del primer trimestre de universidad. Entonces”, explica, “llegué a la conclusión de que el catolicismo era indudablemente cierto”.
Iba a misa sin ser católico… ¡y quería volver!
Recuerda la primera vez que fue a misa. “Era la fiesta de la Inmaculada Concepción, mucho antes de convertirme. Recuerdo que me escandalizaban las canciones marianas, pero incluso eso era intrigante. Quería volver”, recuerda, y le preguntaba a sus amigos si podía acompañarles.
“Era mucho más respetuoso y real de lo que había sido mi educación evangélica”. Al final de cada culto se obligaba a los presentes a ser muy expresivos y eso le hacía “sentirse poco sincero. El catolicismo era diferente, solemne, y era evidente cómo la gloria de Dios se manifiesta en misa”, afirma.
Un consejo a los católicos
Christian se convirtió al catolicismo en 2016 a sus 20 años. Añade que una de las cosas que más valoró durante este proceso “eran los católicos que conocían la Biblia. Es una debilidad de muchos católicos de hoy”, explica, “que los evangélicos conocen la Biblia mejor que ellos, y entonces se preguntan: `si conozco la Biblia mejor que tú, ¿cómo puede ser tu teología mejor que la mía´?”.