Neena Gaynor es madre de familia, apicultora, bloguera y catequista de adultos en su parroquia de Kentucky y autora de un libro ilustrado para niños sobre la Virgen (A Garden for Mary).
Pero sólo hace unos años que adquirió devoción por la Virgen, y de hecho hace sólo unos años que es católica. Su historia de fe ha dado vueltas y revueltas, y repasarla -la ha explicado en Coming Home Network- le hace asombrarse por el amor de Dios y los tiempos de Dios.
Recorriendo el continente con un jugador de béisbol
Neena se casó con un jugador de béisbol profesional. Eso significó que durante años le acompañó a las distintas ciudades con los distintos equipos con los que competía. Viviendo de forma provisional en muchas ciudades, del norte y del sur, también conocieron de forma provisional muchas iglesias.
Los dos eran cristianos protestantes, él más devoto que ella... pero ella creció en devoción a medida que se acostumbró a rezar por él, sus partidos, sus lesiones...
"Del buen ejemplo de mi marido aprendí rápidamente el hábito de leer la Biblia cada día y confiar en la Palabra de Dios", recuerda. También rezaba siempre pidiendo a Dios que les colocara, a la familia, "donde Él pudiera usarnos".
Se mudaban al menos 4 veces al año, y durante seis años fueron de una ciudad a otra, en un remolino de partidos, cenas tardías y luego, cuando llegaron los bebés, amamantar en las gradas o en la furgoneta. Pasaban mucho tiempo en "moteles gobernados por los ratones" o en casas de huéspedes. A varios niveles, admite, "viajar fue un regalo hermoso que al final nos hizo profundizar en la fe".
Buscando más del Señor
Visitaron muchas iglesias protestantes y las analizaron con ojo crítico: el coro, las actividades infantiles, si tenían café, el estado de la moqueta... "Aprendí sobre el Señor y lo alabé en cafeterías, anfiteatros, miradores en el parque, santuarios tradicionales recién hechos u otros de la época de la Guerra Civil. En todos se proclamaba el nombre de Jesús y mi corazón a veces se conmovía, pero yo estaba inquieta, siempre buscando".
Buscaban iglesias "bíblicas" con predicadores valientes, basados en la Palabra. Lamentó ver que algunas congregaciones eran muy acogedoras y cordiales, pero no hacían nada por defender a los más vulnerables.
Neena Gaynor se hizo católica en 2017 y habla de su historia de fe.
Un libro de un Papa... y la defensa de la vida
"Mi marido Wade aún no puede decir qué le impulsó -aparte del Espíritu Santo- a tomar el libro del Papa san Juan Pablo II 'El Evangelio de Vida'", recuerda Neena. "Le vi pasar mañanas enteras leyéndolo y explicándome las ideas que se le ocurrían con 'el libro del Papa', como le llamaba".
Neena veía a un Wade deportista, muy alto y muy fuerte. Pero le habían contado la historia de su gestación. Su madre había tenido la rubeola estando embarazada y los ginecólogos le habían propuesto abortar a su bebé. Ella se negó y su comunidad cristiana rezó por ella pidiendo el milagro de un niño sano. El niño nació bien, creció, y ahora ganaba dinero jugando al béisbol. Pero Wade y Neena había adquirido fuertes convicciones provida, y más cuando engendraron sus propios bebés.
Neena recuerda que visitando una iglesia bautista el predicador proclamó: "¡Demos gracias a Dios por la Iglesia Católica Romana y su inquebrantable defensa de la vida!" Neena y Wade no sabían nada del catolicismo, pero estaban de acuerdo en eso.
Acaba la vida itinerante
A partir de cierto momento, dejaron el béisbol y la vida itinerante y volvieron a Kentucky. Neena se sentía agotada. No podía amamantar a su segundo bebé porque su leche carecía de nutrientes.
También estaban espiritualmente cansados. Probaron varias iglesias y no les convencían. Sobre todo, sospechaban que la "comunión" no podía ser simplemente tomar un zumo de uva en vasitos una vez al mes, como es la práctica en muchas denominaciones protestantes. Entendían que tenía que ver "con la sangre y el sacrificio del Cordero de Dios". Intuían que era algo muy sagrado.
Un tiempo, cansados, dejaron de ir a probar iglesias y se quedaban en casa viendo sermones por Internet el domingo.
Neena tenía una amiga que había ingresado en una congregación religiosa en España, y que venía a Kentucky de visita. Y al mismo tiempo, Wade acababa de conocer un católico de fe firme. Era la primera vez en sus vidas que podían hablar de la fe con católicos devotos y formados.
A Neena le incomodaba la devoción mariana y a los santos. Wade escudriñaba una y otra vez Juan 6, el discurso sobre el Pan de Vida, la comunión, que los católicos insisten que es la Carne y la Sangre mismas de Cristo, algo místico pero real, y no un símbolo.
Un domingo por la mañana, Neena y Wade decidieron ir a probar en su primera misa católica, con sus bebés. Pese a las distracciones de los pequeñajos, "tan pronto se abrieron las puertas de la catedral, experimenté el descanso que Dios ofrece". Cantaban el Salmo del día: "Sólo en Dios reposa mi alma". Y eso es lo que Neena experimentó. "Me encantan esos momentos en que Dios habla tan claro. Me rompí en lágrimas y en un descanso verdadero".
Clases para entender la doctrina
Neena y Wade, impactados, se apuntaron a las clases de iniciación cristiana para adultos que ofrecen las parroquia católicas. Querían comulgar, y pensaban que antes debían pasar por esa especie de curso-trámite. Pero acudían a él con muchas de las objeciones clásicas protestantes. Especialmente temían que honrar a María y los santos quitara algo de honor a Dios. Los profesores, pacientes y experimentados, les animaban a tener un corazón abierto, "sólo por si estuvieras equivocado". ¿Cuánto de lo que defendían era devoción, y cuánto era orgullo o vanidad o aferrarse a lo conocido?
A Neena le asombró que un día se apuntó a las clases su hermano camionero, un hombre muy activo, intranquilo, difícil de entretener, que "iba de tipo duro". Para su asombro, ¡le gustó! "Nos vemos la semana que viene", dijo. Perseveró, ¡e incluso encontró a la que sería su esposa en el curso! Neena no dejaba de sorprenderse.
El paso hacia María
Neena leía apologética en Internet y veía programas de fe en EWTN, pero el tema mariano se le atragantaba. "Mi cabeza no conectaba con mi corazón", explica.
Se acercaba el momento de hacerse plenamente católicos en 2017 y profesar que creían las enseñanzas católicas. Pero ella no lo tenía claro.
Su amiga religiosa, desde España, le dijo: "Conságrate a María". Neena tomó un libro sobre como hacer una consagración así, lo dejó, lo retomó, lo dejó... Se puso a rezar un rosario diario. "Durante un mes leía, y luchaba, y rezaba, y sentía que algo en mí se ablandaba... ¿mi corazón?"
Paseando con sus hijos, el mayor, mientras buscaba ardillas y gusanos, le preguntó:
- Mamá, ¿por qué cantan los pájaros?
- Cantan para Dios -dijo ella.
- Apuesto que María y los pájaros le cantan a Jesús cada día -dijo él.
Ella casi se cae al suelo, impresionada. Ahí había una enseñanza, también sobre la maternidad, incluso la de María. "Me imaginé a María caminando con un pequeño Jesús parlanchín. Me imaginé a Jesús llevando la cruz al Calvario y a María caminando a distancia, pero con Él. Desde entonces, creo que nunca he pensado en la Madre Bendita sin pensar en su hijo".
El día en que la Iglesia les acogió plenamente y pudieron comulgar ella vestía de azul en homenaje a la Virgen y tomaba 'María' como nombre de Confirmación. Su marido tomaba el de 'Juan Pablo', por el Papa.
Hoy son apicultores y tienen una pequeña granja. Ven a Dios en los hermanos en la parroquia, en los niños, en la naturaleza. Por sus viajes han visto que Dios también actuaba ya en otras épocas y lugares. "A él no le limita el lugar, las circunstancias ni las estadísticas del béisbol.
Neena añade que, igual que conocer a sus suegros, le ayudó a conocer y amar más a su esposo, conocer a María ayuda a amar más a Jesús. Para expresar su amor por ambos escribió su libro para niños "A Garden for Mary". Neena también escribe sobre fe y otros temas en su blog Words Like Honey .