Cuando el Celta regresó a la Primera División del fútbol español en 2012, empezó a sonar para celebrarlo una canción poderosa y pegadiza que desde entonces forma parte de las que todo buen aficionado celtiña conoce: Vibra Balaídos.
Su autor, Rubén de Lis, nació en Gondomar, a treinta kilómetros de Vigo, hace 38 años. Y aunque el día del ascenso no cabía en sí de gozo (tras unos años en ese infierno que supone la Segunda División para clubes con tanta solera en la Liga española como la escuadra gallega), el gozo verdadero le había llegado bastante tiempo atrás, y no precisamente de la mano del fútbol, sino de un momento especial de oración con alguien especial que se cruzó en su camino en el momento de mayor desconcierto.
Lejos de Dios
"Nací en un ambiente familiar católico, y a los 9 años ya cantaba en el coro parroquial junto con mi hermana. Íbamos a misa todos los domingos y en su momento recibí la confirmación", explica a ReL: unos datos biográficos muy comunes entre los españoles de su generación.
Pero -algo también muy común- diversas circunstancias le apartaron de ese camino. En su caso, más que la música en sí misma, cuyo gusanillo sentía desde niño, fue la forma de vida que emprendió gracias a ella. Había empezado a estudiar en el conservatorio a los 13 años, y ya desde los 15 empezó a ganar dinero gracias a su talento con la guitarra, por el que tiempo después llegaría a recibir alguna clase magistral del gran Manolo Sanlúcar. En Madrid estudió fusión flamenca y armonía moderna en la Escuela de Música Creativa y con el guitarrista de Manolo García, Eric de Witt, y años después lo haría con Josep Salvador, guitarrista de Alejandro Sanz, Niña Pastori o Miguel Ríos.
A los 18 años su vida aparecía perfectamente montada en torno a su pasión: "Ganaba un buen dinero y recorría España tocando en fiestas y trasnochadas, de hotel a hotel, en un viaje permanente".
No es que Dios hubiese quedado totalmente atrás, pero contaba poco en la vida de Rubén: "Aunque ahora me doy cuenta de que siempre tuve a Dios en mi corazón, en esos momentos me acordaba poco de Él. Es más, lo poco que me acordaba era cuando las cosas no iban como yo quería, cuando apretaban las circunstancias... Ahí le llamaba con insistencia y exigía que me atendiese en el momento. Me había hecho un Dios a mi manera".
Asomándose al abismo
Desde el punto de vista profesional y vocacional, todo seguía sonriendo: "Participaba en orquestas, tocaba en bares con grupos de rock, grababa guitarras en estudio para otros artistas... Ganaba dinero, seguía tocando, y llegaron el sexo, el alcohol, muchos vicios... Y aunque yo sentía que Dios me llamaba, me hacía el sordo, porque el mundo es goloso y hace ruido, y yo no me podía imaginar un mundo sin la fiesta como único objetivo. Reconozco que el demonio me tenía muy bien estudiado y aprovechaba mi inseguridad, mi inconstancia y mi poca perseverancia en todo para no dejarme acercar al Amor verdadero de Nuestro Señor Jesucristo".
Los días lucían para Rubén, pero "las noches después de la fiesta eran un infierno de soledad, vacío, depresión, inconformismo": "Yo era una persona muy egoísta", confiesa. "Pero el Señor es grande y misericordioso", añade en seguida, "y envió a un ángel desde Brasil que se llama Dilmaría".
Un irrepetible momento de oración
Dilmaría es hoy su esposa, pero no lo era cuando entró en su vida para trastorcarla por completo: "Nos conocimos en un show mio, intercambiamos el teléfono y de allí a unos meses coincidimos de una manera muy providencial. Ella trabajó para mi hermana como asistente laboral en su casa, y allí comenzamos a tener una relación mucho más sincera, cercana y muy profunda".
Un día mantuvieron una conversación que sería decisiva para Rubén: "Ella notó que en mi vida había cosas muy raras. Me preguntó entonces si yo rezaba, si creía en Dios, si tenía devoción a la Virgen María... Yo le dije que hacía tiempo que no rezaba, y mucho menos con fe. Entonces ella se sentó a mi lado y con mucha calma, tacto y paciencia me invitó a rezar juntos. Poco a poco mi corazón se llenó de gran paz, de tranquilidad y sosiego".
"María nuestra Madre pasó en frente de nuestras vidas", no duda en afirmar: "Poco a poco fui dejando el alcohol, los vicios y todo lo que me apartaba de una vida de luz y de amor a Dios".
Un don para evangelizar
Así que comenzó una etapa nueva en su existencia, muy marcada por aquel primer avemaría. Tras el regreso a una fe vivida de verdad, hace siete años, su quehacer profesional se expandió le llevó aún más lejos que antes. Ha cantado en Dubai, Marruecos, Suiza, Austria, Portugal, Francia o Brasil, donde tiene este año programados en otoño un concierto cada mes. "Pude retomar mi vida, mi carrera, y Dios me ha bendecido con esas giras por todos esos paises y seis discos", muchos de cuyos temas pueden escucharse en iTunes o en su canal de Youtube.
Aunque muchas de sus canciones pertenecen al ámbito de lo que entendemos como música católica y participa en eventos cristianos ofreciendo su música y su testimonio, su vida profesional camina por derroteros más amplios: imparte workshops, masterclass y es contratado para eventos seculares.
"Ahora, en mi trabajo, sea en un pub, en una discoteca, en la plaza del ayuntamiento, en un teatro o en una iglesia, Dios siempre està por encima de todo. En mi vida le ofrezco todo y le doy gracias por todo. Es como un dentista que se convierte a Dios, no por eso sólo les saca las muelas a las monjas, ¿verdad?", bromea: "Pues yo, igual. Mi profesión es músico, y aunque ahora soy muy feliz porque dedico mi tiempo y el don que Dios me dio para evangelizar, tambièn hago eventos seculares".
Como todos los artistas, tiene un agosto de no parar: el 1 en Orense, el 4 en La Rioja, el 5 en Soria, una gira por la Región de Murcia del 13 al 16, el 20 en Vigo... Con una fecha señalada en el calendario: el jueves 6 de agosto cantará en el Encuentro Europeo de Jóvenes que tiene lugar este año en Ávila con ocasión del quinto centenario de Santa Teresa de Jesús.
"Ganando almas para Dios"
Tras trabajos como MCC, Tu mejor soldado (ver abajo el tema que le da título) o Parábolas de guitarra. Actualmente está presentando su sexto álbum, Directo al corazón, grabado en Brasil. Rubén es un puntal de la Nueva Evangelización a través de la música. Recorre ciudades y parroquias de todo el mundo con sus conciertos-testimonio y ofreciendo talleres de guitarra y espiritualidad: "Ganando almas para Dios", explica con satisfacción, "y acercando a los jóvenes al amor verdadero através de la música para que conozcan más y mejor a Jesucristo a través de nuestra Madre María como intercesora".
Porque Dilmaría y él sabe bien a quién se lo debe todo: "Visitamos el santuario de Fátima varias veces al año, vamos junto nuestra Madre para agradecer su intercesión".
Rubén de Lis canta "Tu mejor soldado"