¿Y si una persona ajena a la Iglesia se molesta en acercarse con sus preguntas e inquietudes? ¿Y si lo que descubre le pone en un camino sorprendente?
Algo así le sucedió a una joven francesa, Marion, natural de Rennes, que ha contado su testimonio en la televisión católica francesa KTO, en el programa "Découvrir Dieu".
Ella creía en Dios "a su manera". Tenía 21 años, estaba acabando sus estudios de Psicología y estaba acostumbrada a hacer lo que quería. Tomaba drogas para divertirse, tenía relaciones sexuales y abusaba del alcohol.
Un día, uno de sus profesores de Psicología dedicó un buen rato a burlarse de la Iglesia y a criticarla, a mostrarla como algo absurdo. Marion, escuchando esas críticas, pensó que tenía que escuchar de verdad lo que se decía en una iglesia. Recordaba vagamente que en las misas de los domingos, más a menos a la mitad, el cura hablaba, decía cosas. Hizo lo que pocos hacen: molestarse en ir y ver.
El sermón que escuchó en esa parroquia no le impresionó especialmente, y de hecho se reafirmó en una idea: «Quizá yo soy creyente, pero eso no quiere decir que tenga que dejar de acostarme con cualquiera o de consumir drogas», pensó. Pero seguía con ganas de querer saber algo más.
Una peregrinación de jóvenes a Chartres... y cura guapo
Sus padres, viendo que ella había entrado en un templo, le comentaron de que al acabar el curso se ponía en marcha una peregrinación de jóvenes que irían caminando a Chartres, una tradición milenaria. A ella le pareció interesante: podía conocer gente, conocer más de la Iglesia y caminar.
El segundo día de caminata, en un descanso, vio que tenía cerca a un sacerdote. “Se veía joven, era bastante guapo, y me dije: «¡bien, este es para mí!». Comencé a mirarlo, luego hablamos y cuando hablé de mi vida me puse muy grosera y no muy educada. Pero él me respondió con mucha dulzura y amor". «Marion, lo que importa es que te des cuenta de que Dios te ama y que te ama por lo que eres», le dijo él.
"Después de tres horas, acabé confesándome. No me había confesado en la vida”, recuerda Marion. Al recibir la absolución, experimentó una gran paz, algo totalmente nuevo para ella. Dice que supo en ese instante que Dios la amaba “como un loco”. Y pensó que Dios seguro que tendría un plan “igual de loco” para su vida.
Desde ese instante todo cambió en su vida. “A partir de esta peregrinación dejé de tomar drogas duras y realmente me reposicioné sobre cómo era mi vida y a qué aspiraba en ese momento”.
Un año para profundizar con Dios... y un retiro liberador
Quería profundizar en su trato con Dios. Aconsejada por sus padres, se apuntó a un periodo de un año en una escuela de evangelización para jóvenes, CapMissio (www.capmissio.com), en Montpellier, al sur del país, fundada por el padre René-Luc, él mismo un converso (ReL contó su historia aquí).
Un vídeo sobre la escuela de evangelización de CapMissio en Montpellier, con escenas de la vida de oración y formación allí
En CapMissio había varios jóvenes, había formación, había fe... pero Marion estaba atascada. Durante los primeros tres meses notaba un bloqueo. "Fue muy duro y pensé que algo no iba bien", recuerda.
Necesitaba algo distinto, algo especial. "El primer día festivo que hubo, el día de Todos los Santos, decidí ir a un retiro en soledad, en silencio. Quería dar grandes pasos. Allí viví una oración de liberación que hizo estallar cosas locas. Hubo una renovación, una conversión increíble. Encontré a Jesús y cambió mi vida".
El resto del curso de ese año en CapMissio la fortaleció en la fe y en su relación con Cristo. "Dios es lo que me llena, y Él me dice: «No, yo te llenaré aún más, y aún más, y aún más, y aún más, y aún más, y aún más. Va a aumentar». Tengo 24 años y sé que aún hay más. Nunca se acaba”.
Marion cuenta su testimonio en 2019 en Decouvrir Dieu
Vídeo de 3 minutos de 2017 sobre CapMissio, en el que también habla Marion