Pero sucede que a veces, este camino de alegría y felicidad, se ve entorpecido por una enfermedad inesperada que pone en peligro el futuro de esta frágil criatura.
La archidiócesis de San Louis en Estados Unidos dió a conocer el pasado 8 de abril el caso de Brett Haubrich un niño de 11 años de edad que sufre un tumor cerebral inoperable de grado tres a quien la organización Make-A-Wish le ofreció cumplir un deseo que tuviera.
En vez de querer visitar un parque de diversiones, realizar un viaje, conocer algún artista o deportista famoso, las cosas que generalmente piden los muchachos, Brett hizo un pedido inédito: “Ser sacerdote al menos por un día”.
En una entrevista con el St. Louis Review, el periódico de la archidiócesis, Eileen la madre de Brett, el segundo de cuatro hermanos, recordó que su hijo ante las preguntas ¿qué quieres hacer? ¿a dónde te gustaría ir? ¿Quieres conocer a alguien?, no quería nada.
Fue en el momento en que le preguntaron ¿qué quieres ser cuando crezcas? que su hijo contestó sin dudar: “Realmente quiero ser un sacerdote”.
El momento soñado: vestir la sotana como los demás.
La organización Pide un Deseo (Make-A-Wish en inglés), que opera en todo el país con independencia del gobierno local o federal, se dedica a conceder los deseos de niños que padecen enfermedades que ponen en peligro sus vidas para enriquecer su experiencia humana con esperanza, fortaleza y alegría.
Desde su fundación en 1980, ha cumplido más de 230.000 deseos alrededor del mundo. Cada deseo concedido por Make-A-Wishes único para el niño(a) y su familia. Existe un proceso mediante el cual se recomienda a un niño(a), se determina su elegibilidad y se le concede su deseo más anhelado.
En el caso de Brett, lo primero que pensaron fue que el niño pudiera ayudar en la misa de un sábado por la mañana y hablaron con el padre Nick Smith, maestro de ceremonias de la catedral de St. Louis. La respuesta del sacerdote fue: “Podemos hacer algo mejor que eso”.
“¿Porque no hacemos que venga el Jueves Santo? Puede ayudar en la misa crismal y esa noche la misa es siempre sobre la Eucaristía”.
Pero mientras el padre Smith hablaba con la familia, a su lado estaba el arzobispo de St. Louis, monseñor Robert J. Carson escuchando la conversación muy atento y comenzó a generar ideas. “Hagamos esto, hagamos lo otro”, sugería el prelado muy emocionado.
Finalmente Brett ayudó como acólito en la misa crismal y en la misa de la Cena del Señor. Además por idea de monseñor Carlson participó en el lavatorio de los pies junto a otros 11 seminaristas y en una cena con ellos en la residencia arzobispal.
El padre Smith preparó un programa para ese día y se lo entregó personalmente a Brett, junto con una carta firmada por monseñor Carlson. A pesar de su temor de equivocarse en alguna parte de la misa, el arzobispo aseguró que Brett “lo hizo muy bien”. Para el niño “fue una experiencia realmente genial”.
Eileen, la madre de Brett, dijo no estar sorprendida por el deseo de su hijo de ser sacerdote, pues “durante años él ha amado la misa y ha sido muy religioso”.“Tiene un buen corazón y es un chico muy cariñoso”, dijo. Por su parte, Brett señaló: “Me gusta recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo”.
El equipo de terapia St. Anthony que ayuda a la familia ha creado una cuenta en el sitio web GoFundMe para recoger fondos para su tratamiento. En la petición se aclara que “aunque la cirugía no es una opción en este momento, estamos rezando para que la quimioterapia y la radiación reduzcan el tumor”.
Hasta el momento, se han recogido más de dos mil dólares. Pincha aquí para colaborar.
Artículo publicado originalmente en Aleteia.