Terry Beatley, de 51 años, es la fundadora y dirigente de la Iniciativa Oseas (www.hosea4you.org), una plataforma que busca formar a las mujeres en Estados Unidos con respecto a los engaños de la industria del aborto.
Hoy Terry es católica y provida, pero no siempre fue así. Cuenta su historia en el Catholic Herald de Virginia.
Creció en una pequeña ciudad de Virginia. Su padre era episcopaliano no practicante. Su madre era católica y la bautizó católica, pero no la formó ni educó en la fe. Ya de adulta acabaría en la Iglesia de los Nazarenos, nacida a principios del siglo XX como una iglesia metodista, más bien conservadora.
Casada y con dos hijas decidió educar a sus niños en casa. Estudiando con sus hijas la Guerra Civil norteamericana se sintió impresionada por cómo en aquella época se consideraba que los negros eran una especie de subhumanos… y cómo eso se parecía a la consideración de los niños por nacer en la cultura del aborto moderna.
Una amiga católica la invitó a la Marcha por la Vida de Washington, un evento multitudinario que se da cada año en enero, y al ver tanta gente defendiendo la vida “algo se encendió en mí”, explica.
Investigó la historia del aborto en Estados Unidos y la de Margaret Sanger, la fundadora de la multinacional abortista Planned Parenthood, defensora de la eugenesia y de la eliminación-o al menos, la reducción de nacimientos- de los “menos aptos”, lo cual incluía, según ella, a negros y pobres.
Pero lo que de verdad le impulsó a ser una activista por la vida fue constatar que la industria del aborto busca socavar y minar los derechos de los padres, llegar a los niños y adolescentes engañando o ignorando a los padres e implantar en ellos su ideología. Eso la animó a actuar.
Se puso en oración, y sintió que Dios la animaba a conocer en persona al doctor Bernard Nathanson, probablemente el más famoso de los médicos abortistas arrepentidos, autor en persona de más de 5.000 abortos, incluso el de un bebé que era su hijo.
Cuando la tecnología de ultrasonidos mostró a Nathanson el horror de lo que había hecho, se hizo un fuerte defensor de la vida, y reveló como durante años él y el lobby abortista Naral, que ayudó a fundar, inventaron y falsearon datos e historias para legalizar el aborto. Nathanson, que fue educado como judío pero durante muchos tiempo se consideró ateo, se bautizó católico años después, en 1996.
El 1 de diciembre de 2009 Nathanson, con 83 años, dos antes de morir, recibió a Terry Beatley en su modesto apartamento de Nueva York.
“Enseñe usted la estrategia con la que engañé a América, diga que el cofundador de Naral afirma: amaos unos a otros, el aborto no es amor. Basta de matar, el mundo necesita más amor”, le dijo el anciano doctor. Ella se comprometió a transmitir ese mensaje con un apretón de manos, “una auténtica alianza”, según ella.
Sus siguientes pasos Terry los dio en la política provida: aliándose con comunidades afroamericanas, derrotaron a un senador que había ganado 7 legislaturas y las había dedicado a favorecer el aborto y su lobby.
Sin embargo, aunque veía que “si das la verdad la gente cambia la dirección”, se convenció de que Dios no la quería en política, sino cumpliendo su promesa a Nathanson: difundiendo la verdad sobre el aborto.
Conoció entonces al padre John McCloskey, sacerdote de renombre por haber ayudado a la conversión de algunas personalidades públicas, incluyendo al mismo Nathanson. Él la invitó en un encuentro a orar ante el altar de una hermosa iglesia. Allí, orando de rodillas, sintió que Dios le indicaba que ese sería su lugar, su hogar, desde donde cumplir su promesa a Nathanson.
“Me puse a llorar, se caía el maquillaje por mi cara”, recuerda Terry.
Terry comentó al sacerdote que admiraba la firmeza de la Iglesia Católica en la defensa de la verdad sobre el derecho a vivir. El padre McCloskey le guiñó el ojo y dijo: “Ah, vas a ser un caso fácil”. Poco después ella se reintegró plenamente en la fe católica de su bautismo.
“No tenía ni idea de que Dios me haría volar a Chicago para hacerme entender que me quería haciendo mi misión como católica”, reconoce hoy.
Su iniciativa Oseas (inspirada en Oseas 4,6: “Mi gente perece por falta de conocimiento”) ofrece seminarios presenciales y digitales, muy centrados en recordar que el primero de los derechos es el derecho a la vida, y orientados al público femenino.
También está preparando un libro sobre el doctor Nathanson y espera que pueda convertirse en una película. “La victoria está en amar a la gente con la verdad”, asegura.
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