La escritora María Vallejo-Nágera ha introducido un nuevo elemento de debate en la reciente polémica, tratada en el último Sínodo sobre la Familia, sobre la conveniencia o no de dar la comunión de los divorciados vueltos a casar bajo algunas circunstancias.
En su artículo La comunión de los divorciados, publicado en Religión en Libertad, María Vallejo-Nágera comenta algo que se ha olvidado: la comunión espiritual. "¿Sabía que durante siglos no se comulgaba en los conventos más que una o dos veces al año? ¿Sabía que hasta principios del siglo XX en miles de comarcas, pueblos y hasta ciudades, se permitía comulgar tan sólo una vez por semana? Así era… Y la gente, profundamente creyente, comulgaba espiritualmente y se llenaba de Dios", señala la escritora madrileña.
"Son muchas las veces que lo he hecho yo así. Es muy dulce comulgar de deseo: sólo entonces se depende de Jesús, de su Misericordia y de su Gracia. A veces, en mis viajes por Asia era para mí imposible comulgar en semanas –zonas hinduistas-, lo que me entristecía profundamente. Entonces lo hacía espiritualmente".
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