El futuro presbítero reveló que estuvo cerca de morir antes de nacer, pues su madre biológica había decidido abortarlo e incluso concertó una cita para someterse al procedimiento en una clínica local.
Sin embargo, la joven estudiante que optó por el aborto porque no podría mantener a su hijo, cambió de opinión.
No acudió a la clínica abortista e hizo una cita con un gineco-obstetra a quien le dijo que daría al bebé en adopción.
Por aquellos días, Randy y Sherry Kaup recurrían al mismo médico de la joven por un problema de infertilidad.
El médico los puso en contacto con la atribulada madre de Ryan y tres días después del parto, el bebé fue entregado a sus padres adoptivos.
La familia Kaup vive en Lincoln, estado de Nebraska, donde Ryan asistió a la escuela católica local. En la secundaria, reconoce el joven diácono, perdió un poco el rumbo, luego de apartarse de sus amigos y comenzar a trabajar en un restaurante.
“Pasé más tiempo por mi cuenta y con mis compañeros de trabajo, que no siempre tuvieron la mejor influencia en mí”, admite el futuro sacerdote en un relato publicado por John Howarth en el blog Seminarian Casual, del Seminario San Carlos Borromeo, de la Arquidiócesis de Filadelfia.
Aún durante su vida escolar, Ryan conoció a un grupo de amigos que le recordaron cuáles eran sus “raíces y continúan inspirándome”. “Me han ayudado a convertirme en el hombre que soy hoy”, dijo.
En la Universidad de Nebraska, donde se graduó en Publicidad y Español, Ryan conoció el Newman Center, una pastoral católica en universidades no católicas, que le mostraron “la alegría que produce una vida vivida para Dios”.
“El ejemplo de los sacerdotes en el campus fue decisivo en mi vocación al sacerdocio. Ellos también me ayudaron a profundizar mi propia fe”, recordó.
Ryan se dio cuenta, reseña Seminarian Casual, que cuanto más rezaba a Dios, más descubría su llamado al sacerdocio.
Ahora, a pocos meses de ser ordenado sacerdote, Ryan ha reflexionado sobre su cambio de vida desde que ingresó al seminario.
“Solía ser una persona enojada, quería controlar todo. Mi tiempo aquí en el seminario me ha enseñado a tomar las cosas con más calma, y darme cuenta de que Dios tiene el control. Yo no puedo controlar todo y eso está bien”, indica.
John Howarth en Seminarian Casual señaló que frente al caso de Ryan “no puedo dejar de pensar en su madre biológica, a la que él nunca ha conocido. ¿Sabe simplemente cuán importante es el ‘sí’ que dio hace 26 años? Si tuviera la oportunidad, le diría que ese pequeño niño ha crecido para ser un hombre que cualquier padre estaría orgulloso de llamar su hijo”.
“Le diría que ha sido criado en un hogar católico por dos padres que definieron el amor para él y le enseñaron con su propia forma lo que significa ser desinteresado”, aseguró, al tiempo que señaló que “le diría que él es una de las almas más gentiles que yo he tenido el placer de conocer”.
“Y le agradecería. Le agradecería por darnos un regalo que nunca podremos ser capaces de pagar, un regalo cuyo valor solo Dios conoce”, concluyó.