El Padre Jacques Clémens, de 105 años, celebra cada domingo la misa en Nalinnes, Bélgica, en la Iglesia de San Benedicto, que hizo construir hace más de medio siglo.

El Padre Jacques Clémens, que ha cumplido 105 años el 11 de julio, es el sacerdote más anciano del mundo, lejos de su delfín italiano, el Padre Alessandro de Sanctis, que acaba de cumplir los 95.

Al frente de la parroquia de Bultia, en la diócesis de Tournai, en Bélgica, el Padre Clémens es sacerdote desde hace 78 años. Cada semana celebra la misa dominical a las 9.30 de la mañana en la iglesia de San Benedicto, ante una asamblea de 80 fieles, maravillados por la fuerza de sus homilías.

Su memoria sigue intacta, sólo tiene el oído "un poco deficiente", como reconoce él mismo.


Este sacerdote de origen holandés explica su longevidad por su manera de vivir, que obedece siempre al mismo ritmo: levantarse, comer y acostarse todos los días a la misma hora.

“Sobre todo, es un hombre que confía en la gente y en la vida”, resalta Michelle Galland, de 62 años, que ha trabajado varios años como catequista al lado del Padre Clémens para la diócesis de Tournai.


Hasta hace poco celebraba la misa todas las mañanas. Pero el año pasado decidió sabiamente limitarse a la misa dominical: “De todas formas, he enterrado a todas las personas que venían a la misa diaria”, dice a veces con humor.

Canónigo regular de Letrán, visita a su comunidad todas las tardes, conduciendo él mismo su propio coche. ¡Quedan lejos los tiempos en los que se desplazaba en bicicleta y con sotana!


(Traducción de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares)