Este 27 de agosto concluye el Encuentro de Jóvenes Católicos de Rusia, que se viene celebrando desde el año 2.000 y que ya va por su décima edición. Cientos de jóvenes provenientes de hasta 54 ciudades -algunas a 9.000 kilómetros de distancia- recibieron las palabras del Papa en el ecuador del encuentro, que participó en el mismo mediante videoconferencia el pasado viernes. En su mensaje, Francisco invitó a los presentes a "ser sembradores de semillas de reconciliación" que, aseguró, "van a florecer en una primavera futura".
Uno de los asistentes al evento fue Alexander Baranov. Aparentemente este joven seminarista de 34 años no tenía nada de especial: buena planta, un discurso firme, sincero… Sería imposible reconocer en el algún rasgo que delatase su pasada militancia satanista., descrita por la Arquidiócesis de la Madre de Dios de Moscú.
"Mi nombre es Alexander, tengo 34 años. Y hace sólo 10 o 12 años estaba lo más lejos posible de la Iglesia. Era satanista, participaba en rituales ocultos, hacía y decía muchas cosas no muy buenas", relató ante Francisco.
En base a su experiencia, Baranov explicó que "el miedo, el dolor de la pérdida, la experiencia de la propia debilidad, la violencia vivida o el trauma" son algunos de los factores que pueden empujar a alguien a "la oscuridad".
Episodios que con frecuencia pueden generar pensamientos negativos en quienes lo sufren, como "soy indigno de la felicidad, del amor, de la vida y en fin, de la salvación, porque soy débil. O una persona que comienza a odiarse a sí misma y a su vida, y en consecuencia, a Dios. Para muchos esto comienza en una edad temprana y seguramente muchos de los aquí sentados ya se han encontrado con algo similar".
El joven se refirió a este tipo de pensamientos como "una oscuridad real" en la que una persona "puede permanecer aún que según los estándares mundanos su vida no parezca mala".
"Solo cuando lo enfrentas tú mismo comprendes lo terrible que es esta oscuridad", agregó.
Uno de los aspectos en los que incidió fue la práctica generalizada de la superstición por hasta casi una de cada dos personas, ya sea con "el hilo rojo en la mano" o el mal de ojo hasta la astrología o "cosas peores".
"Es una manera de vivir sin Dios sin sentirnos impotentes. Y esto es sólo la punta del iceberg, y ¿cuántas personas cada día se maldicen a sí mismos y a Dios imperceptiblemente ante los demás?", explicó.
"Cristo realmente sana"
En su caso, estas prácticas llegaron a formas "bastante extremas", pero sabe que no es "una excepción", pues conoce a otros que han llegado "tan lejos" que "necesitan un verdadero milagro para traerlos de vuelta a la luz".
"Y de esta misma oscuridad, Cristo saca a una persona a través de la Iglesia con tan solo permitírselo. Cómo me sacó, cómo me liberó y me mostró un camino diferente, una forma diferente de pensar, una percepción diferente de mí mismo", celebró.
Hoy, Baranov es consciente de que Jesús "puede mostrar que, a pesar de la debilidad, del dolor, de todas las experiencias negativas, eres digno de la vida, la salvación y el amor".
Y eso, añade, anula "todo lo demás que podamos pensar" para llevar a la gente a la fe.
"Cristo realmente sana, realmente conduce de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida, de Satanás a sí mismo y al Padre. Cómo me sacó y cómo puede sacar a cualquiera. Si tan solo hiciéramos todo lo posible para que la mayor cantidad posible de personas sepan acerca de Él y Su poder. Deberíamos hablar de ello, vale la pena proclamarlo, vale la pena vivirlo", concluyó.