En el imponente Santuario del Amor Misericordioso en Collevalenza, Todi (Italia), el Prefecto de la Congregación para las causas de los Santos, Cardenal Angelo Amato, presidió la ceremonia de beatificación de la religiosa española, Madre Esperanza de Jesús, fundadora de las congregaciones de las Esclavas e Hijos del Amor Misericordioso (www.amormisericordioso.org).
El sábado 31 de mayo, miles de personas se dieron cita en el Santuario que la Madre Esperanza construyó confiando en la Divina Providencia y obedeciendo a la voluntad de Dios, luego que le inspirara encontrar agua en la colina donde se sabía que no había. La religiosa cavó un pozo de 122 metros de profundidad donde brotó agua y el Señor Jesús le dijo: “esta es el agua de mi misericordia”.
Allí construyó piscinas para que los enfermos puedan bañarse pidiendo la curación tanto física y del alma. También hay una fuente donde pueden tomar el agua. Cerca a las piscinas y a la fuente se lee una expresión de la religiosa: “Emplea esta agua con fe y amor, seguro que te servirá de refrigerio para el cuerpo y de salud para el alma”.
Según señala L’Osservatore Romano, en la homilía de la Misa de beatificación, el Cardenal Amato recordó que la Madre Esperanza expresó en varias ocasiones que “la santidad consiste en vivir en Jesús” y quería santificarse “cueste lo que cueste”.
Explicó también que la Beata buscaba “cumplir la voluntad de Dios, confiar en su Providencia y amar al Crucificado, símbolo del amor misericordioso”.
[Se puede ver la ceremonia de beatificación de 2 horas, transmitida en español en YouTube por Popular TV Murcia AQUÍ]
La Madre Esperanza tenía una “fe ilimitada” con la que “atravesó las oscuras galería del mal, de la incomprensión y de la humillación, saliendo purificada y fortalecida en sus propósitos”, indicó el Purpurado.
El Papa Francisco en su carta apostólica en ocasión de la beatificación destacó tres méritos de la Beata, como el de ser fundadora de dos congregaciones de vida consagrada, el ser “testigo de la mansedumbre de Dios sobre todo hacia los pobres” y el tercer mérito es ser “promotora de la santidad del clero diocesano”.
La Madre Esperanza tenía experiencias místicas y también en varias oportunidades sufría ataques del demonio a quien ella llamaba “el tiñoso”, que molesto por sus frutos espirituales se peleaba con la religiosa, la golpeaba, le daba empujones. En una ocasión le lanzó un termo de agua caliente y en otra un libro en llamas.
El Beato Juan Pablo II, el mismo año que publicó su Encíclica “Dives in Misericordia”, visitó el Santuario el 22 de noviembre de 1981, en su primera visita fuera del Vaticano luego del atentado que sufrió el 13 de Mayo, para dar gracias al Amor Misericordioso: “Hemos venido en visita a este santuario porque a la misericordia de Dios somos deudores de nuestra salud”.
La Madre Esperanza nació en la Vereda del Molino, Murcia (España) el 30 de septiembre de 1893, su nombre de pila fue María Josefa Alhama Valera, era la mayor de nueve hermanos de una humilde familia de jornaleros de El Siscar y vivían en una pequeña casa levantada con barro.
Por su situación de pobreza no recibió una educación escolar. Desde muy joven sirvió en casa de un adinerado comerciante de Santomera, donde sus hijos le enseñaron a leer y escribir, la religiosa siempre recordó este gesto y estaba agradecida por ello.
Para la Madre Esperanza, Santa Teresa del Niño Jesús era su ejemplo a seguir y continuaba su mensaje de amor misericordioso. El día de la Santa, 15 de octubre de 1914 a la edad de 22 años ingresa a la vida religiosa.
Al pasar los años la Madre Esperanza es puesta bajo observación del Santo Oficio, porque se había notado en ella algunas “cosas sobrenaturales” tratando de determinar si estos hechos provenían de Dios o no. Al final se decidió darle un voto de confianza porque había demostrado su dedicación al Señor y su buena voluntad.
En la Navidad de 1930 fundó en Madrid la Congregación de Esclavas del Amor Misericordioso.
Estuvo marcada por muchas enfermedades de las que sanaban muchas veces sin explicación médica, pero el 8 de febrero de 1983 a la edad de 90 años falleció, víctima de otra enfermedad. Sus restos mortales descansan en la cripta del Santuario.
La congregación que fundó Madre Esperanza se dedican a la enseñanza, acogida y acompañamiento de niños y jóvenes. Dan ayuda a los enfermos, ancianos, personas con habilidades especiales y familias necesitadas.
La religiosa expresó en una oportunidad que quería “ser como una patata que desaparece bajo tierra para dar vida a nuevos hijos”. Murió un 8 de febrero de 1983, sus restos descansan en la cripta del Santuario.
El milagro para la beatificación fue la curación de un niño alérgico a todo tipo de alimento que los médicos consideraban de carácter incurable. El milagro se produjo luego que el niño bebiera el agua de la fuente del Santuario de Collevalenza haciendo que sus males desaparezcan.