"Es una inmensa felicidad al final de mi vida", dice a sus 87 años Tô Hai, famoso compositor vietnamita, militante comunista y revolucionario desde los 22 años, aunque hace 5 que se desencantó definitivamente del comunismo. Esa felicidad de la qe habla es el bautismo y la entrega a Cristo: una vida nueva al final de la vida vieja.
A ciertas edades, uno ya no teme casi nada, excepto las represalias contra seres queridos. Aún así, al desencantarse del comunismo, el músico escribió un libro que circula en papel en EEUU y en copias de internet en Vietnam desde 2009 titulado "Diario de un cobarde" (otros traducen como "Diario de un necio"), con sus experiencias y sus denuncias.
En los años siguientes, embarcado en un largo camino de reflexión espiritual, en su popular blog (to-hai.blogspot.it) ha escrito tanto de actualidad política como de su evolución vivencial.
A finales de mayo, en su blog, Tô Hai escribió una serie de reflexiones sobre la situación actual del conflicto territorial entre China y Pekín. Y después añadió: "Después de un par de noches sin dormir por fin encontré el camino a una verdadera razón de por qué la vida es digna de ser vivida, una voz que rechacé en mi infancia. ¡Volví a Dios! Mi corazón estará en paz ahora, con la fe en Dios: el mal ha sido expulsado, puedo vivir sin angustias, hasta el día en que cierre los ojos para siempre en esta vida".
Se bautizó ante una multitud en la iglesia de los redentoristas en Saigón el 25 de mayo, a las diez de la noche, y tomó el nombre de Francisco Tô Hai. Y con motivo de su entrada en la Iglesia católica, el compositor escribió una canción titulada "Dios viene al rescate de los perdidos".
Nacido en 1927 en Hanoi, desde los 22 años había sido militante comunista y artista comprometido con el régimen. Acumulaba un sin fin de medallas. Pero al final acabó haciendo suyas las palabras del padre Chn Tin, un redentorista encarcelado en Hanoi: "En este mundo, todas las revoluciones comienzan hablando de la liberación del hombre y terminan aportando más esclavitud. Al fin de cuentas, sólo el Señor liberándonos [de la esclavitud] realiza un trabajo definitivo".
Ceremonia del bautismo, con el agua y la invocación de la Trinidad a partir del minuto 8