La hermana Fátima es religiosa de la Comunidad del Cordero desde hace 18 años y vive en la comunidad que tienen en Granada. Como no podía ser de otro modo la oración es una parte fundamental de su vida.
Precisamente, esta religiosa reflexiona sobre el misterio de la oración y el dedicar la vida íntegra a ella. “Lo primero que me viene a la cabeza con eso son los pastorcitos de Fátima, en cómo la oración de estos pequeños cambió el curso de la historia”, afirma en una entrevista con la Archidiócesis de Granada.
“Sabemos cómo nos sostiene la oración de los unos por los otros y, al mismo tiempo, yo creo que nos conduce, nos da la verdadera caridad, que tiene tantas manifestaciones concretas. Por tanto, lo que pasa en lo oculto, que casi no se ve ni se sabe a la vista de otros, al final se manifiesta, ves sus frutos”, agrega esta religiosa.
"La oración fraterna"
¿Qué la distrae de esta vida de oración a la que ha sido llamada? Fátima considera “distracción en realidad a todo lo que me aparta del centro, de lo esencial, de la vida con Jesús. Para mí la pregunta sería “¿cómo salir de ellas?”, y en mi experiencia yo veo que, lo que ayuda mucho, lo que a mí me sostiene y es mi fuerza y mi apoyo, ¡es confiarme a la oración de los demás!, la oración fraterna”.
Dos conceptos tienen gran importancia para ella en este punto, la “comunión fraterna” y la “corrección fraterna”, una ayuda para escapar de las “distracciones, las trampas y los desvíos”. Esta hermanita del Cordero recuerda que estas distracciones existirán siempre, pero para vencerlas está el apoyo de la Iglesia y de los demás.
Una de las cosas que tiene claro la hermana Fátima es que “hay tantas oraciones como personas. Existen tantos tipos de oración porque cada uno somos únicos. Estamos creados a imagen y semejanza de Dios, por lo tanto con una relación única, preciosa y personal con Dios”.
La importancia del "molesto"
De este modo, explica que cuando van de misión las personas les paran por la calle y les piden rezar por una intención concreta creyendo que nosotras estamos más cerca de Dios. “Es verdad que evidentemente rezamos por todo lo que se nos pide, faltaría más, pero yo siempre les digo que todos somos capaces y que Dios quiere también este diálogo personas con cada uno”.
En este tiempo de vocación, el mayor obstáculo que ha encontrado –asegura esta religiosa- no ha sido tanto exterior o las cosas de “cumplir” sino interior. “El obstáculo siempre viene desde el interior, desde mi pecado, mis debilidades, los falsos ideales o todas las exigencias que traes por tu cultura, por tu historia. En mi caso, eso es lo que ha sido más difícil o lo que se oponía más a la gracia de Dios”, confiesa.
Por ello, relata que “a mí me ayudó muchísimo una palabra de Doroteo de Gaza, padre del desierto: ‘tu hermano es tu médico’, y yo lo creo de verdad. Te dice esto porque en realidad tu hermano, o esa persona que nos molesta o que nos hace la vida más complicada, en realidad me revela algo que hay en mí que tiene que ser sanado, purificado o curado. El hermano me está revelando el obstáculo que en el fondo no está fuera, sino dentro de mí”.