"Para mí era una pesadilla: esta nación, fundada firmemente como «Una Nación bajo Dios» [expresión que forma parte del juramento de lealtad o Pledge of Alligeance que se recita en los colegios norteamericanos] estaba en proceso de convertirse en una nación pagana con una asombrosa degeneración de la integridad nacional".
Quien hablaba de "pesadilla" al ver corrompido su país venía de pasar ocho años como prisionero de guerra por defenderlo. Jeremiah Denton (1924-2014) fue mil veces torturado en Vietnam por los comunistas y jamás vencido, no podía creer que el país que dejó en 1965, donde todavía la sociedad respetaba los principios básicos de la civilización cristiana, se consagraba en 1973 (año de legalización del aborto) a destruirlos. Durante su hospitalización había visto documentales del célebre concierto de Woodstock de 1969, "con hippies fornicando en público ciegos de droga", y le había resultado vomitivo.
En Morse: T-O-R-T-U-R-A
Denton se había hecho famoso en todo el mundo por un hecho extraordinario. Tras meses de prisión y tortura, creyéndole derrotado psicológicamente, en 1966 sus captores permitieron que le entrevistase un periodista japonés. Pensaron que rechazaría la política de su país, en una más de la "confesiones" públicas típicas de los regímenes soviético o chino, o de grupos terroristas como los islamistas o las FARC con sus secuestrados. Se encontraron con una sorpresa.
El valiente oficial, con traje de preso y mientras recitaba lo que sus captores creían que les convenía propagar, fingía estar molesto con la luz y así parpadeó en Morse la palabra "tortura". Una valiosa información para los suyos, que desvelaba el calvario por el que estaban pasando cientos de soldados cautivos del Vietcong.
"No sé lo que está pasando, pero sea cual sea la posición de mi gobierno, la apoyo completamente. Sea cual sea la posición de mi gobierno, creo en ella. Soy miembro de ese gobierno y es mi trabajo apoyarla, y lo haré mientras viva", repitió ante las cámaras. Era su convicción, pero con ella los vietnamitas querían presentar a los soldados americanos como servidores fanáticos de una intervención "criminal e imperialista".
Torturas sádicas, pero inútiles
Él, piloto de la Navy, había sido derribado cerca de Hanoi el 18 de julio de 1965 mientras pilotaba un A-6A Intruder. Él y su copiloto saltaron en paracaídas a tiempo de salvar sus vidas, pero no de ponerse a salvo. Volaban tras las filas enemigas y fueron capturados.
Les esperaba el horror, como a tantos otros de sus compañeros. Pero con el capitán Denton, quien resistió todos los tormentos por no traicionar a su país, se cebaron con saña. En su libro de memorias, When Hell was in Session (llevado a la televisión en 1979), describe los tres días que pasó con los brazos atados a la espalda forzados de tal forma que sus codos se tocaban, el agujero sin luz lleno de ratas, cucarachas y agua donde le encerraron durante semanas, la barra de hierro que ataron a sus tobillos para saltar luego sobre ella, o las horas que pasaron arrastrándole por el suelo tirando de sus brazos. De sus ocho años prisionero, cuatro estuvo en aislamiento, dos de éstos en una celda del tamaño de una nevera, luchando contra el hambre y, sobre todo, la locura.
Los peores momentos llegaron precisamente tras verse en todo el mundo la entrevista del parpadeo, antes de que el Vietcong reparase en la trampa del Morse y la palabra T-O-R-T-U-R-A.
Católico devoto, conservador en política
La fe fue el gran pilar de la resistencia de Denton, pues fue siempre un devoto católico. Nacido en Mobile, Alabama, en 1924, sus padres se divorciaron cuanto tenía 14 años. En 1943 ingreso en la Academia Naval de Annapolis, graduándose como ingeniero en 1946. Ese año se casó, y tuvo con su mujer, que falleció en 2007, siete hijos.
Durante los años cincuenta fue instructor de vuelo en las Fuerzas Aéreas, pero siguió estudiando y en 1964 se licenció en Relaciones Internacionales en la Universidad George Washington. El hombre que un año después se jugaba la vida en los cielos de Vietnam era, pues, un maduro padre de familia con mucho que perder, pero dispuesto a darlo todo por su patria.
El momento del regreso a casa, recibido como un héroe.
Tras ser liberado en 1973, Denton continuó su carrera militar y llegó a ser almirante, retirándose del servicio en 1977. Al mismo tiempo, daba los primeros pasos de una activa vida pública, y aunque era católico, se unió entre 1978 y 1980 al célebre pastor baptista Pat Robertson como consultor de la Christian Broadcasting Corporation para defender en radio y televisión los principios cristianos y conservadores, que veía amenazados en Estados Unidos por el rampante progresismo en los medios de comunicación y el sistema educativo.
Entre 1981 y 1987 fue senador por Alabama. Todo un hito, pues jamás lo había sido un católico (ese estado forma parte del más puro Bible Belt [Cinturón de la Biblia] protestante) y jamás lo había sido un republicano, dado que el Sur era entonces (sólo a partir de Ronald Reagan -quien le condecoró varias veces- se quebró la tradición) un feudo demócrata.
Demostró como político dotes de liderazgo que había evidenciado durante los ocho años de cautividad. El ex candidato presidencial John McCain, también prisionero de guerra y torturado como él, destacó a su muerte, sobre su "amigo y mentor", que "como oficial de rango superior en prisión, el liderazgo del almirante Denton nos ayudó a perserverar y a resistir a nuestros captores de formas de las que jamás nos habríamos creído capaces. Soportó dolores y sufrimientos indescriptibles por su inquebrantable adhesión a nuestro código de conducta".
Del God bless America al God save America
De ahí que le fuese tan difícil de soportar la decadencia moral sesentayochista que se había apoderado de Estados Unidos cuando regresó. Fundó la Coalición por la Decencia y durante su etapa en el Senado el sentido de su voto fue siempre conforme a las raíces conservadoras de su estado y de sus propias convicciones, con iniciativas a favor de la vida y la familia y contra la legalización de las drogas, el aborto, la promoción de la homosexualidad y la equiparación entre el matrimonio y las parejas de hecho. En sus últimos años activos fue profesor en el Instituto Santo Tomás de Aquino de Santa Paula (California), una de las más prestigiosas instituciones educativas católicas del país.
Su muerte ha sido llorada por todos, pues estaba considerado un héroe nacional, lo que recordó a su fallecimiento Barack Obama, quien ideológicamente representaba sin embargo todo aquello contra lo que el almirante Jeremiah Denton se alzó con no menor vigor que ante los golpes norvietnamitas.
"Todavía no está todo perdido", alertaba en 2009, lamentando los ataques a la institución familiar, "pero nuestra situación es extremadamente peligrosa. Si, cuando bajé del avión al volver de Vietnam, hubiera sabido lo que sé ahora... no sé, tal vez no habría dicho, como dije entonces, ¡Dios bendiga a América!. Habría dicho, como digo ahora: ¡Dios salve a América!".
Artículo publicado en ReL el 20 de marzo de 2014, con ocasión del fallecimiento del almirante Denton, y readaptado.