A veces, detrás de una estrella del deporte, está la nada. No es el caso de Keylor Navas, hombre comprometido con Dios, en quien deposita y a quien agradece cada paso que da en su carrera futbolística. Por ese motivo, la productora PCP ha estrenado con un éxito abrumador ‘Keylor Navas. Hombre de fe’, un biopic que pretende mostrarnos la vida del jugador desde sus orígenes hasta casi su última victoria con el Real Madrid. En la cinta podemos ver un ejemplo de autosuperación, al tiempo que nos acercamos a la vertiente religiosa del jugador, que ha puesto su vida en manos de Dios, para que todos sus sueños se cumplan. Con una generosidad impensable en un astro del deporte, el arquero tico mantiene con la periodista Ángeles López de la revista Vida Nueva una reveladora conversación. Pese a estar concentrado ya en Rusia para debutar en el Mundial, no tiene prisa. Su voz suena serena, cálida… y limpia.
- ¿Con qué objeto ha protagonizado el documental sobre su vida?
- La película, gracias a Dios, fue algo que surgió hace bastantes años y nuestro principal objetivo nunca fue engrandecer mi imagen sino hacer protagonista a nuestro Señor. Que las personas (y especialmente los niños) vean que todo se puede lograr con fe. Solo eso nos da fuerzas y talento para conseguir nuestras metas. Si te pones en manos del Padre, todos tus sueños se pueden cumplir. Además, quiero que todo el mundo vea de dónde salí, en qué situación crecí, las cosas que tuve que pasar y la forma en la que Dios trabajó en mi vida y me cuidó hasta traerme al lugar en el que estoy ahora. Para mí todo esto es un privilegio, no es casualidad, sino algo que Él me tenía preparado.
- Durante la grabación, rodaron varios días en España…
- Sí. Hubo un rodaje de cinco días y algunos más de preparación. Para la directora y la productora era importante poder capturar mi vida en España; porque yo no llegué a Madrid directamente, primero pasé por Albacete y luego por Valencia, donde milité en el Levante. Mi llegada a España fue complicada y estuve mucho tiempo en el banquillo. Les pareció importante lograr captar ese momento, hasta que pude llegar al Real Madrid y que contara mi espera, mi paciencia, mi lucha… Ver cómo un niño hecho adulto da su primer paso en el Bernabéu. Creyeron que era el momento clave de la película y lo abordaron, no como una persona que busca reconocimiento sino cómo una persona espiritual consigue su meta. Ahí tuvimos un momento muy bonito en el Bernabéu donde grabamos en el vestuario.
- Una de sus costumbres más características es la de arrodillarse en el césped, santiguarse antes de comenzar el partido y elevar sus brazos al cielo…
- Eso lo he hecho desde que tengo 5 años. Me arrodillo para poner todo en manos de nuestro Señor. Siempre le rogué que me diera la oportunidad de poder llegar a arrodillarme en estadios grandes y que todos pudieran ver que en ese campo había un hombre de fe. Dios me ha dado la oportunidad de cumplirlo y reverenciarle todos estos años. Por eso no le pido que no me metan goles… sino que le ofrezco cada partido. También hago una pequeña oración para hacer un partido digno y coherente, como todo lo que intento abordar en el día a día.
- De joven, se reunía junto a su familia para rezar el rosario, un gesto en el que hallaba fuerza…
- Nací en el seno de una familia humilde de Costa Rica y sí, cada noche, nos reuníamos para rezar el rosario. Nada me daba más energía y más fuerza que ese momento de oración. Mi abuela, que es la persona con la que realmente me crié, nos recordaba que la única persona que dirige nuestros destinos y en quien debíamos poner nuestra confianza era Dios. Él nos ama, nos cuida con la ternura de un padre. De hecho, para que jamás se me olvidaran sus palabras, me regaló una bella cruz de madera.
- Dice que todo lo que tiene se lo debe a Dios. ¿Cuál fue el momento crucial en el que sintió su omnipresencia?
- Muchas veces he sentido su presencia y, por tanto, su omnipresencia desde el momento en que acepté a Cristo en mi corazón. Ver cómo fue transformando mi vida a través de los dones propios y de las personas que me rodeaban. Puedo verle, sentirle y palparle en cada momento de mi vida. Cada vez que Dios quiere, se cumple un sueño que ni yo mismo podía haber llegado a desear. Como cuando conocí a la que hoy es mi esposa. Ella dejó su profesión de modelo y construimos una familia con Jesús en el centro.
- ¿Nunca se ha dejado cautivar por los ambientes de éxito que rodean el mundo del fútbol?
- A veces, uno se deja tentar. Incluso por la vanidad: desear más protagonismo en los partidos, flirtear con algún mal hábito, compañías poco deseables… Pero nunca olvidé el mensaje de Dios de mi abuela, y recuperé el grupo de oración. Fue entonces cuando despegué en mi profesión. Porque la oración, la fe y depositar mi confianza en el Señor lo hicieron todo. ¿Te extraña, ahora, que, en cada partido, me postre bajo la portería, me santigüe y le dedique el encuentro a Dios? Hubo muchos momentos donde las cosas no salían como yo quería, muchas piedras en el camino, pero siempre pedí al Padre que me diera paz, confianza y sabiduría para poder seguir esforzándome, para encontrar fuerzas. También para aceptar que mis deseos son una cosa, pero su voluntad es la que sirve. Dios tiene siempre algo maravilloso para cada uno de nosotros y siempre es mejor de lo que esperamos.
- Siempre ha agradecido los sacrificios que sus padres y sus abuelos realizaron para sacar adelante a la familia…
- Mi abuelo, Juan Gamboa, me llevaba siempre a todos sus entrenamientos en su coche, por eso quise agradecerle su entrega y dedicación de tantos años regalándole un ‘carro’ nuevo. Él me llevó a mí y a toda mi familia a todos lados siempre. Y yo decía: “Algún día, cuando tenga algo de plata, a mi abuelo le quiero regalar un carro”. Lo hice, pero aún así, sigue manteniendo el viejo automóvil en el garaje por su alto valor sentimental.
- ¿Qué opinión le merece el papa Francisco?
- A su Santidad lo admiro muchísimo. He tenido la oportunidad de estar en Roma, en una misa del Gallo y fue una experiencia maravillosa. Me gusta la forma en la que actúa, como un hombre sencillo, del pueblo. Como tú o como yo. Es un claro ejemplo del evangelio trasladado a la vida cotidiana, tratando a todos con amor, con sencillez, con serenidad y sinceridad. Intenta llevar el mensaje de Dios a la rutina diaria, a cada pequeño gesto, y para mí es algo totalmente admirable. Además de todo, está haciendo un gran trabajo por el mundo, en el mundo.
- Por último, ¿cómo se enfrenta al Mundial?
- Con mucha ilusión y con ganas de poder disfrutar de esa experiencia. Somos unos privilegiados, y creo que también ha sido Dios el que me ha regalado esta oportunidad. Vamos a ponerlo todo en manos del Señor, rogarle salud para dar lo mejor de nosotros y dejar el nombre de Costa Rica lo más alto posible
- Mucha suerte, Keylor. Toda la del mundo. No solo en lo deportivo, sino también en su vida.
- Que Dios os bendiga: a ti, a los lectores y a la publicación, por ser un medio decano en tratar la fe.