Y eso es lo que va a hacer él.
Se lo pensó seriamente este verano y se lo dijo en septiembre a su obispo luterano, Erik Nordin, de la diócesis de Strängnäs. A finales de noviembre pronunció su último sermón en la que fue su parroquia luterana desde 1977, su "rebaño" por 36 años, en Tysslinge, a 200 kilómetros de Estocolmo, junto a un hermoso lago muy apreciado por los amigos de la ornitología y el avistamiento de pájaros (aquí, la web parroquial en inglés, con fotos). Y ahora espera.
"El obispo católico de Estocolmo [el único de Suecia] está informado de mi decisión y me ha dado la bienvenida", explica Ekblad a ReL.
"A lo largo de mi vida he hablado con muchos sacerdotes católicos, tanto en Suecia como en el extranjero. Ninguno me dijo ´debes venir con nosotros´; lo que me decían era: ´escucha a tu conciencia y síguela´. No ha habido ningún intento de convertirme. Alguien dijo: ´no puedo prometerte nada sino la Cruz de Cristo y el último lugar en la cola´. Suena muy retador, ¿no?"
Cuando habla de sus contactos en el extranjero incluye la temporada que pasó como capellán "senior" de las tropas internacionales de la KFOR en Kosovo. "Allí siempre me presentaba como un católico ortodoxo en la tradición luterana", explica. No está muy claro qué entenderían de eso los serbios ortodoxos y los kosovares musulmanes, todos ellos post-comunistas poco devotos.
De Kosovo se trajo hermosas fotografías, que conserva en su web fotográfica. También publica fotos de su familia, de la vida parroquial, del campo...
Ekblad no da muchos datos teológicos sobre las razones de su conversión, pero deja claro que es un proceso de toda una vida, que responde al deseo de Cristo de la unidad de los cristianos y de guardar el legado apostólico. Está convencido de que ya era el momento.
"Es un anhelo largo, que empezó cuando yo tenía 14 años, muy personal. Y al final se convirtió en una cuestión de verdad y de conciencia. La voz del Señor me llamó y finalmente no me pude resistir", asegura. "La unidad es un don que viene de Dios y viene cuando nos abrimos a ese don y lo recibimos de Él", añade.
Cuando por fin se decidió, explica, "mi esposa dijo ´lo he sabido toda la vida´". La señora Ekblad ya no es la mujer del reverendo.
No es que la parroquia de Tysslinge se vaya a quedar sin elemento femenino, porque la muy "progresista" Iglesia de Suecia ordena sacerdotisas desde 1960 (por imposición del Parlamento, como explicamos aquí) y en la parroquia no falta una señora vicaria con clergyman (o clergywoman en este caso). La web de fotos parroquiales incluye sus actividades con cuello clerical sentada en el suelo parroquial con el grupo de embarazadas (un ejemplo, bajo estas líneas).
Comentamos a Lars Ekblad que esas imágenes de lo "cotidiano" hoy en una parroquia luterana sueca pueden asombrar a los lectores de ReL, de trasfondo católico. "Así es como se hace en la Iglesia de Suecia, y es un signo de que esta iglesia y otras iglesias no católicas y no ortodoxas están dispuestas a alejarse del orden apostólico", nos responde.
Ekblad no sabe qué quiere Dios para él ahora, pastoralmente. Ha sido pastor y predicador toda su vida. Por el momento, espera instrucciones.
"He dado mi paso en obediencia a la voluntad de Cristo tal como la llego a entender. No tengo planes de futuro. Espero y rezo para que use mi experiencia y conocimiento a su voluntad en la Iglesia Católica".
En 2010 ReL entrevistó a otro ex-pastor luterano sueco, católico desde 1999 y sacerdote desde 2009, el padre Morgan Elworth. Explicaba que había 5 curas católicos en Suecia que eran ex-pastores luteranos, y que no habría más porque la Iglesia luterana estaba ya muy secularizada. Pero Ekblad no está de acuerdo.
"Yo conozco muchos ministros de la Iglesia de Suecia que se han hecho católicos y vendrán más aún. Cada uno tiene su propio camino", afirma.
"La secularización es un reto en toda la sociedad occidental y la mejor respuesta que pueden dar las iglesias es unirse para que el mundo crea en Cristo como salvador del mal", propone contundente.
El obispo luterano de Strängnäs (abajo, en la foto junto a Ekblad en un servicio) comentó a la prensa local: "No voy a criticar el hecho de que Lars Ekblad se convierta a la Iglesia católica, aunque sea triste después de tanto tiempo salir de la Iglesia de Suecia para ir a una iglesia con la que, en gran medida, compartimos la misma fe".
Pero esa afirmación parece una forma de autoengañarse. De hecho, no es nada fácil saber cuál es la fe de la Iglesia de Suecia, aunque sí su praxis. El luteranismo en Escandinavia siempre ha mantenido vestimentas litúrgicas, mitras, pectorales, báculos, etc..., ha usado "revestimientos" del pasado católico, pero cambiando la moral y la doctrina.
La Iglesia luterana de Suecia es una iglesia que no condena ni combate el aborto. No evangeliza. Ordena mujeres como sacerdotisas porque así lo impuso el Parlamento de Suecia en 1960, y fue la Iglesia oficial del Estado sueco hasta el año 2000.
Hace ceremonias de uniones gay desde 2007, y bodas gays religiosas desde 2009. La obispesa luterana de Estocolmo es una lesbiana militante y abierta activista "casada" con otra "pastora" (en la foto bajo estas líneas, a la izquierda). Cuando se lo señalamos a Ekblad, apunta que Estocolmo es sólo una diócesis más de las 13 del país, y que la diócesis principal es la de Uppsala... que desde 2013 también está regida por una arzobispesa.
Tantos años de doctrina progresista y "sacerdocio" femenino no han atraído a los suecos a las iglesias. Al contrario, si en 1972 el 95% de la población estaba bautizada en la Iglesia de Suecia, en 2012 es apenas el 67,5%. Pese al aumento de la población, la iglesia luterana pasó de 7,7 millones de fieles bautizados a 6,4 millones.
Presume de ser "la mayor denominación luterana del mundo", pero la realidad es que apenas el 2% de sus feligreses va a la iglesia con cierta regularidad en domingo.
Así va cayendo en la irrelevancia una denominación que creó el rey Gustavo I en 1526 cuando tomó el control de la Iglesia local, prohibió la impresión de textos católicos y -como hicieron tantos reyes protestantes- confiscó los diezmos y bienes eclesiales para pagar deudas estatales.
Ekblad pasa a formar parte del catolicismo sueco: un sólo obispo, 43 parroquias, 140.000 fieles, la inmensa mayoría inmigrantes e hijos de inmigrantes (polacos e hispanos, sobre todo). Los católicos intentan proponer una cultura de la vida y los valores en un país con aborto libre y gratuito desde 1975 y una educación sexual obligatoria y sistemática que no ha impedido que las adolescentes suecas sean las que más abortan de Europa (22,5% cada mil chicas de 15 a 19 años en 2009). De 2000 a 2010 el aborto pasó de 30.000 a 38.000 casos anuales.
Ekblad deja el "stablishment" más cómodo para unirse a una minoría profética. Nunca es tarde si la dicha es buena.