Cleyver Josué Gómez Jiménez es un seminarista de la Diócesis de Punto Fijo, en Venezuela. Tiene 31 años y actualmente estudia Teología en el Seminario Internacional Bidasoa en Pamplona gracias a una beca del CARF. Cleyver habla de los problemas que continúa padeciendo el pueblo venezolano, la libertad religiosa y el sueño de los jóvenes.
Es el mayor de tres hermanos y comunicador social. Desde los 15 años comenzó a asistir a la Iglesia gracias a la invitación de las Hermanas Misioneras de Acción Parroquial que atendían su parroquia. “Poco a poco Dios fue dándome pequeños 'encargos' dentro de este camino”, explica.
Tal y como explica a CARF, durante esos años de adolescencia y juventud, fue coordinador del grupo juvenil parroquial y así, descubrió la gran familia de Dios. “Por esta razón la Iglesia es para mi una gran familia en cuyo seno Dios nos va dando forma para alcanzar la felicidad”, expresa este seminarista venezolano.
Aunque estaba muy contento con todo lo que realizaba en su grupo juvenil, “en mi corazón seguía sintiendo una inquietud, entendí que Dios pedía más de mí”. Tras graduarse como Comunicador Social trabajé en programas de radio y televisión de corte religioso y fue formándose en él una idea cada vez más clara: “anunciar a Dios no solo con mis palabras sino con toda mi vida”.
Por lo tanto, después de un proceso de discernimiento, el 13 de Mayo de 2014, día de Nuestra Señora de Fátima, bajo la protección maternal de la Virgen María, “decidí aceptar esta aventura a la que Dios me invitaba. ¡El camino hacia el Sacerdocio! Ese mismo año ingresé al seminario y 5 años después, culminada la filosofía, Dios volvió a sorprenderme por medio de mi Obispo, monseñor Carlos Alfredo Cabezas, quien me informaba que quería enviarme a estudiar en España”.
“Inmediatamente sentí la voz de Dios quien al principio me había llamado por una congregación nacida en España y ahora me quería en este país, para fortalecer mi formación. El 8 de septiembre de 2019 llegué al Seminario Internacional Bidasoa, lugar en el que Dios me ha regalado una familia muy numerosa y diversa en los seminaristas y formadores”, afirma.
Cleyver, seminarista venezolano de la Diócesis de Punto Fijo estudia en el seminario Bidasoa de Pamplona
Además de su vocación, Cleyver explica a CARF la situación de Venezuela a través de esta entrevista:
-¿Cuáles son los principales problemas de Venezuela y que afectan a la libertad religiosa?
- La Crisis social, política y económica en Venezuela afecta directamente la manera en que el pueblo venezolano expresa y vive su fe. Es el mismo pueblo que se congrega en nuestros templos, el que tiene que salir del país en busca de mejores condiciones de vida, el que debe hacer filas interminables para buscar artículos de primera necesidad, el que tiene que duplicar sus horas de trabajo porque un sueldo no es suficiente para mantener un hogar.
Nuestros pastores han denunciado estos atropellos que viven los venezolanos y muchos han confundido esta voz al pensar que la iglesia quiere “hacer política” pero esto no es así, nuestros obispos cumplen con su labor de anunciar y denunciar a tiempo y a destiempo lo que se vive en el país para buscar una mejor calidad de vida del pueblo de Dios que peregrina en Venezuela”.
-¿Están proliferando algunas otras creencias que se alejan de las prácticas católicas?
- La iglesia venezolana, como se ha expuesto anteriormente, ha denunciado la mala gestión del gobierno y ha tenido como respuesta, por parte de los mandatarios, la promoción de acciones culturales alejadas y contrarias a la tradición cristiana. Desde el presidente Hugo Chávez, quien estuvo enfrentado con la Iglesia Católica, se ha abrazado la llamada “diversidad religiosa”, sobre todo la santería. En efecto, fue Chávez el primer presidente de la denominada República Bolivariana de Venezuela que hizo de la santería la “religión oficial” del gobierno, alcanzando una enorme influencia social y política.
Actualmente, en la gestión de Nicolás Maduro, ha habido un incremento en este tipo de prácticas. El 24 de junio de 2021 se realizó en Venezuela, por iniciativa del gobierno, el primer encuentro “cultista” de los santeros que veneran a María Lionza (divinidad de los espiritistas), a la que quieren convertir en patrona del país, algo que se interpreta como un intento de la santería, con el apoyo gubernamental, de sustituir a la Virgen de Coromoto, tradicional protectora del país, por esa figura pagana.
-¿Cómo va Venezuela, hay progresos sociales?
-El progreso más grande que ha tenido Venezuela, desde mi punto de vista, es el descubrirse un pueblo fuerte, fraterno y perseverante ante las dificultades. La iglesia en Venezuela ha ayudado en gran manera a este progreso que, aunque parece pequeño, tiene un valor incalculable. Entre las grandes labores de la iglesia puedo destacar aquella que realiza la fundación Cáritas a nivel nacional al llevar alimentos y vestidos a muchos venezolanos.
-¿Cómo ves a la juventud en tu país desde el punto de vista religioso?
-Los jóvenes venezolanos se caracterizan por ser “soñadores”, sueñan con un país lleno de paz, de alegría, con seguridad, con gente que tenga comida y medicinas. Sueñan con poder vivir en nuestra tierra y no tener que salir del país por falta de esos recursos. La respuesta a estos grandes sueños la han encontrado en Dios a través de la fe, de modo que se han convertido en el motor de nuestra iglesia. No podemos hablar de iglesia en Venezuela sin hacer referencia a la juventud que con su ánimo característico impregna todos los grupos de apostolado y apuesta cada día por un mejor país.
-¿Cómo crees que el mensaje de Jesús puede llegar más a ellos?
-Si el sector político colaborara en la transmisión de la fe, sin duda habría muchos más jóvenes recibiendo la Buena Nueva del Evangelio. Sin embargo, la iglesia venezolana sigue apostando día a día por la evangelización de los jóvenes y llevándoles un mensaje de ánimo ante las dificultades.
-¿Podrías aportar alguna sugerencia sobre el Sínodo de los obispos sobre la sinodalidad?
-Es una gran oportunidad que toda la iglesia debe aprovechar, en especial los laicos, pues el sínodo busca reflexionar, entre otras cosas, sobre cómo son escuchados y la manera en que se van construyendo los lazos comunicativos en las comunidades. Con el Sínodo se nos brinda un momento de profunda reflexión sobre la manera en la que estamos siendo Iglesia, es un modo de mirar al interior de la vivencia de nuestra fe para poder dar frutos abundantes. Se invita nuevamente a abrir las puertas de la Iglesia, no solo a quienes frecuentan las parroquias, sino a todos.
-¿Cómo deberíamos mejorar todos los católicos para participar más y que la Iglesia llegue más a la gente?
-Viviendo plenamente lo que profesamos y eso se expresa en el respeto, la tolerancia y el encuentro con el prójimo. Podemos caer en la tentación de considerarnos jueces y criticar a aquel que no piensa como nosotros, o peor aún, señalar a los demás como “pecadores” como si fuésemos perfectos.
Con esas actitudes no mostramos una buena cara de la Iglesia de Jesucristo quien salía al encuentro de publicanos, pecadores públicos, mujeres marginadas, soldados del ejército romano de ocupación, leprosos… pienso que siguiendo el ejemplo de Jesús atraeríamos a más personas hacia Él.
-¿Qué piensas de la evangelización de las redes sociales?
-Como Comunicador Social veo las redes sociales como una gran herramienta para la evangelización. Vivimos en un mundo cada vez más digital y no podemos dejar de hacer presente a Dios en este espacio.
Sobre este tema es importante comprender que, así como hay muchos dones dentro de la Iglesia, también hay maneras variadas de evangelizar a través de las redes sociales que atienden a una porción específica del Pueblo de Dios (Niños, jóvenes, adultos, consagrados, religiosos, laicos…). Si no comprendemos esto, podemos caer en el riesgo de comparar y juzgar la manera en que se utilizan las redes en la evangelización, quitándole el mérito que tienen. Por mi parte, uso mis redes sociales para publicar mensajes y reflexiones sobre nuestra fe y a la vez, sigo publicando mis vivencias cotidianas porque no podemos desligar la vida diaria de la fe, pues la vivimos no solo en el templo sino también en nuestra cotidianidad.
-¿Qué es lo que más te ha gustado de tu estancia en España?
-Sin duda alguna, lo que más me ha gustado es la gran riqueza religiosa que tiene el país. España es cuna de grandes santos y lugar privilegiado de acontecimientos importantes para nuestra fe. Me ha llenado el corazón estar en lugares tan espirituales, como por ejemplo, el castillo donde vivió San Francisco Javier o el monasterio de la encarnación donde Santa Teresa de Ávila vivió grandes momentos de intimidad con Dios.
-¿Y lo que más te ha sorprendido de nuestro país?
-Lo que más me ha sorprendido va muy unido a lo anterior y es la riqueza arquitectónica de los hermosos templos que decoran todo el país, la cual lleva a sentirse en un ambiente de oración y recogimiento. ¿Quién no queda gratamente sorprendido al contemplar, por ejemplo, la hermosura del templo de la Sagrada familia en Barcelona? Pues yo soy uno de aquellos que se sienten enamorados al contemplar la belleza que se refleja en estos lugares sagrados.