Ha muerto a los 103 años el actor Kirk Douglas. "En sus días finales estaba en casa, rodeado de su familia, en una casa llena de flores, tomado de la mano de su esposa de más de 60 años. Tuve el privilegio de recitar el vidui hebreo, la confesión final, junto a su lecho", escribe en The New York Times su rabino, David Wolpe.
Kirk Douglas estuvo completamente desinteresado de la Biblia y alejado de Dios durante la mayor parte de su vida, volcado en sus películas y amoríos. La cosa cambió cuando ya era abuelo y estaba retirado, con los 70 años cumplidos, y se preguntaba por sus raíces y el sentido de la vida.
Su rabino escribe: "durante casi 25 años me reuní con Kirk Douglas, nacido Issuir Danielovich, una vez por semana para estudiar la Torá. Después de haber leído la BIblia y tocar todos los grandes - "ese es un papel que nací para interpretar", dijo del Rey David- pasamos a otros libros; la Mishná para la sabiduría rabínica, 'El Profeta' de Khalil Gibran; la poesía de Walt Whitman, y teología moderna de Abraham Joshua Heschel y Martin Buber. Al mismo tiempo, quedábamos sólo para charlar".
"Cuando conocí a Kirk ya con más de 70 años, ya había tenido un derrame cerebral, un ataque de corazón y había sobrevivido a un accidente de helicóptero que mató a otros dos ocupantes. En los 30 años que tuve tiempo de conocerle, Kirk, que murió el miércoles con 103 años, sufrió mucho. Perdió un hijo debido a su adicción y perdió amigo tras amigo por la edad, hasta quedar sin muchos contemporáneos", añade Wolpe.
'Senderos de gloria' (1957) y 'Espartaco' (1960) fueron las películas que dieron fama mundial a Kirk Douglas
Niño pobre con padres analfabetos
Ganó en 1996 un Óscar Honorífico por su vida en el cine. Fue nominado a Mejor Actor por "El loco del pelo rojo" (1956), por "Cautivos del mal" (en 1952) y por "El ídolo de barro" (1949), pero su fama mundial se consolidó con "Senderos de Gloria" (película antibélica de 1957) y Espartaco (de 1960). Era hijo de inmigrantes judíos bielorrusos, analfabetos y pobres. Su padre abandonó el hogar cuando él tenía 5 años. Él tenía 6 hermanas a las que intentar ayudar a mantener: de niño vendía refrescos y dulces en la calle, y fue repartidor de periódicos. Su origen ruso, sus simpatías de izquierdas y su personalidad fuerte le granjearon enemigos en la Guerra Fría, aunque en la Segunda Guerra Mundial había servido durante 2 años con técnico de comunicación en el Pacífico.
Kirk Douglas publicó varias autobiografías. En 1988, con 72 años, publicó "El hijo del trapero", más centrado en su vida familiar y artística. En 1997, con 81 años, publicaba su biografía espiritual Climbing the mountain, my search for meaning ("Escalando la montaña, mi búsqueda de significado").
Nuestras raíces en Abraham, Isaac... la Biblia
Esta búsqueda de significado iba ligada a la búsqueda de raíces y sentido en su ancianidad. Hubo un detonante: cuando su hijo, el también famoso actor Michael Douglas, le hizo abuelo, y le preguntó por sus raíces.
"Michael, quizá porque ahora era padre y tenía sentido de familia, empezó a hacerme preguntas sobre mis ancestros. Me avergoncé, no tenía respuestas. Las preguntas de Michael me perseguían", escribió Douglas en "Climbing the mountain".
En 2018 se fotografiaban juntos el abuelo (Kirk), el hijo (Michael) y el nieto (Cameron), los actores de la familia Douglas; Kirk acudió a la Biblia cuando su hijo Michael le preguntó por sus ancestros
Miró sus cuadros de temas bíblicos del pintor Marc Chagall (1887-1985), también de origen judío lituano-bielorruso. "Los había mirado muchas veces antes, pero esta era la primera vez que los veía de verdad. Los reconocí. Dios mío, ahí estaban mis ancestros. Se remontaban a miles de años y eran más famosos que las estrellas de cine. Chagall los había captado perfectamente: Abraham daba su bendición a Isaac. Rebeca, con su favorito, Jacob. Moisés, bajo la luz dorada, sosteniendo las tablas de los grandes mnadamientos en el Monte Sinaí. Salomón, el hombre más sabio de la tierra. Raquel, Ruth, Esther. David, que derrotó a Goliath, tocando el arpa. Había músicos en mi familia, guerreros, poetas, legisladores", constató el anciano actor retirado.
Abraham y los ángeles, y Moisés y las tablas, vistos por Marc Chagall
A partir de ese momento Kirk Douglas empezó a leer la Biblia y a emocionarse con las historias de Abraham, Isaac, Raquel y Lía, Caín y Abel... historias que apenas conocía o recordaba deformadas de su infancia.
El sacrificio de Isaac: Dios no quiere ser causa de miedo
En Génesis 22 encontró la historia de cómo Dios pide a Abraham preparar el sacrificio de su hijo Isaac en el monte Moriah. Kirk Douglas explica que esta historia, a él como a tantos otros, le asustaba e inquietaba. Pero en un viaje a Israel, reflexionando sobre este pasaje, entendió: "La lección del Monte Moriah era precisamente que Dios no quiere sacrificios humanos, que Dios no es Alguien del que haya que estar asustado".
Eso le cambió, porque entendió que el Dios que asustaba era lo único que le había quedado de Dios desde que se alejó de Él a los 14 años. "Crecí, fui a la universidad, me casé, pero mi visión de Dios se había quedado atascada en un libro de escuela dominical de cuando tenía 14 años", escribe.
En el hospital en 1991, dolorido por su accidente de helicóptero, pensó en los dos compañeros que fallecieron en esa tragedia. Él se sentía impulsado a decir "¡Gracias, Dios!" por seguir vivo. Pero ¿y las familias de los difuntos? Pensó en otras ocasiones en las que casi se mató, incluyendo una escena en la que cayó entre rocas filmando "La luz al fin del mundo" en 1970, con 53 años, en España, en Cadaqués. "Ahora, en la cama, recuperándome de un accidente terrible, me preguntaba: ¿cuántas oportunidades recibe un hombre?" Atravesó años de depresión y reflexión, no siempre sabia, sobre la muerte.
Después, en 1995, sufrió un derrame cerebral. Escribiría mucho sobre su recuperación en su libro My stroke of luck ("Mi golpe de suerte"), un libro en el que detalla cómo aprendió a hablar de nuevo, y como cosas que daba por supuestas tenía que reaprenderlas. Para entonces ya era un lector habitual de la Biblia y sabía que podía enfadarse y discutir con Dios, con cercanía y amistad, igual que lo hacía Abraham.
Manejarse en la vida pensando en los demás
En la fragilidad y la humildad encontraba una relación reforzada con el Dios que es Señor. "Yo pensé que iba a escribir un manual de como manejarse tras un derrame cerebral y salió un manual de como manejarse en la vida", dijo en una entrevista. "Piensa en las otras personas, eso es muy importante. Somos todos muy egoístas: yo he sido muy egoísta mucho tiempo". Tanto él como su esposa y sus hijos pusieron en marcha fundaciones solidarias para ayudar a enfermos y otras causas.
En 1999 publicó "Jóvenes Héroes de la Biblia: un libro para compartir en familia". Son las historias de Abraham, de Rebeca, de José, de Moisés y Miriam y de David. El libro se enfoca en lo que hicieron estos personajes cuando aún eran niños o jovencitos y demostraron valentía. Douglas cuenta sus historias como un abuelo lo haría a chicos de 9 años, juntándolo con algunos recuerdos de su infancia.
En sus años tardíos, declaró: "Desde el accidente, desde mi derrame cerebral, pienso que me hice mejor persona. He vivido dando más de lo que soy y de lo que tengo. Así que pienso que todo sucede por una razón. A veces no conoces la razón, pero hay una razón. Igual que pienso que Dios responde a todas las oraciones. A veces, la respuesta es 'no'".
Kirk Douglas en el año 2000 habla de su libros héroes bíblicos para niños y jóvenes; había "reaprendido" a hablar con esfuerzo (y humor, dice él) después de su derrame cerebral