Carlota Carbó es una chica de 23 años, que vive en Madrid, tiene la carrera recién terminada y trabaja de becaria en una empresa de caza talentos (headhunters).
Carlota conoció la imperiosa necesidad del Banco de Alimentos de Madrid para atender todas las solicitudes que le llegaban de comedores sociales así que se puso en contacto con el Banco.
Se encontró con una institución con voluntarios muy mayores que desconocían en su mayor parte las posibilidades de las redes sociales, así que, aprovechando que su trabajo de becaria le permitía tener las tardes libres, decidió montar una Operación Kilo entre sus amigos utilizando Facebook.
“Creé un evento y lo publiqué, invitando a mis contactos, pero también envié un email personal y mensajes al móvil. Cada día recibía unas 30 respuestas diciéndome que tenían kilos de comida para que fuera a recogerlos en distintos puntos de Madrid lo cual me hacía imposible recoger todo en la misma tarde por lo que dividí Madrid por zonas e iba publicando diariamente la zona en la que iba a recoger al día siguiente. Había días que llegaba a recoger 500 kilos”.
Cuando terminaba la recogida, ya bien entrada de noche, y cómo el Banco de Alimentos está cerrado a esas horas, Carlota descargaba en su casa kilo a kilo. Pero no siempre estaba sola. Amigos y amigos de amigos se ofrecían puntualmente a echarle una mano. “Esos momentos eran una gozada porque trabajar acompañada es mucho mejor que hacerlo sola y sin duda facilitaba la logística un montón ya que uno esperaba en el coche a la puerta de las casas, sin necesidad de tener que aparcar, mientras el otro recogía la comida. También un día tuve la ayuda de dos amigos y aprovechamos para conseguir dos furgonetas, llenarlas con toda la comida que tenía en mi casa y llevarla al Banco de Alimentos”.
Pero la ayuda llegaba en momentos insospechados y también de extraños: “Un día una señora me contactó y me ofreció un camión que tenía con conductor. Mi madre respiró aliviada cuando cargamos el camión con todas las cajas y bolsas que invadían el salón”, me cuenta riéndose.
Seis semanas de intenso trabajo, siempre sonriente (de lo cual doy fe), dieron su fruto: Más de 11 toneladas de comida llegaron al Banco de Alimentos de Madrid por la ilusión y el esfuerzo de una chica jovencísima que utiliza Internet para hacer el bien.
Ahora, medio año después de aquello, comparte con ReL algunas conclusiones aprendidas: “hay que facilitar a la gente que ayude. Hay mucho estrés y vamos siempre acelerados por lo que el haber recogido casa por casa la ayuda ha sido fundamental. Gran parte de esa comida no hubiera llegado a los platos de la gente necesitada si cada cual hubiera tenido que llevar su aportación a la sede del Banco de Alimentos”.
La generosidad no depende de lo mucho o poco que tengas sino de tu capacidad de amar. “No te puedes imaginar la cantidad de desconocidos que me contactaban para que fuera a recoger su comida. Al llegar a sus casas era consciente de que su aportación les había supuesto un esfuerzo muy importante porque ellos mismo pasaban necesidad.”
Otra cuestión que surge durante nuestra conversación es el porqué complicarse tanto recogiendo comida cuando sería más cómodo pedir dinero y con lo recaudado comprar comida y son las mismas empresas de alimentos las que llevan el pedido al Banco. “Cuando hay dinero por medio pueden surgir, y con todo el derecho, dudas y reservas. Si me das dinero para comprar comida realmente no sabes si lo voy a dedicar a ello o lo voy a destinar a otra cosa, mientras que si me das 10 kilos de garbanzos tienes la certeza de que van a ir a gente que los necesita. A pesar de ello, algunas personas prefirieron darme dinero y con ello compramos comida a un proveedor del supermercado Makro, que nos hizo precio de fábrica y envió directamente la comida al Banco de Alimentos, unos 7.000 kilos”.
Pero el Banco de Alimentos y sus “clientes” no tienen necesidades únicamente en Navidad, sino durante todo el año. El próximo noviembre van a organizar una gran Operación Kilo y ya están manos a la obra con el objetivo de conseguir dos millones de kilos de alimentos. Desde aquí animamos a quienes quieran ayudarles que se pongan en contacto con ellos.