El Papa Francisco firmó este viernes el decreto que reconoce el milagro obtenido por intercesión del venerable Álvaro del Portillo (19141994), primer sucesor de San Josémaría Escrivá de Balaguer al frente del Opus Dei, lo cual le abre el camino a la beatificación.

Según Javier Echevarría, actual prelado del Opus Dei, es una "feliz coincidencia” que la noticia llegue junto a la de la canonización de los Beatos Juan XXIII y Juan Pablo II, "verdaderamente padres cercanos a todos los fieles, a la Iglesia y concretamente, puedo afirmar, a esta parte de la Iglesia que es la Prelatura del Opus Dei”.

Monseñor Echevarría recordó a Don Álvaro (como es conocido en la Obra) como “un gran apoyo para San Josemaría y un fidelísimo colaborador de Juan Pablo II. Acudo ahora a la intercesión de este siervo bueno y fiel, y le pido que nos contagie su lealtad a Dios, a la Iglesia, al Papa, a San Josemaría, a los amigos; que nos consiga su sensibilidad social, que se manifestó en el impulso de numerosas iniciativas en todo el mundo a favor de los más necesitados; que nos obtenga su predilección por la familia y su apasionado amor al sacerdocio, así como su piedad tierna y sencilla, que tenía un marcado acento mariano”.


El milagro aprobado por la Santa Sede es la curación instantánea del niño chileno José Ignacio Ureta Wilson. A los pocos días de nacer, sufrió un paro cardiaco de más de media hora y una hemorragia masiva.

Sus padres rezaron con gran fe a través de la intercesión de Don Álvaro y, cuando los médicos pensaban que el bebé estaba muerto, sin ningún tratamiento adicional y de modo totalmente inesperado, el corazón del recién nacido comenzó a latir de nuevo, hasta alcanzar el ritmo de 130 pulsaciones por minuto. A pesar de la gravedad del cuadro clínico, diez años después, José Ignacio desarrolla su vida con normalidad. La curación milagrosa tuvo lugar en agosto de 2003. (Ver vídeo abajo.)


A Flavio Capucci, postulador de la causa, le han llegado unas 12.000 relaciones firmadas de favores obtenidos por intercesión de monseñor Portillo: “Han llegado relatos de gracias de todo tipo: materiales y espirituales. Ciertamente los más llamativos son las curaciones extraordinarias, que son variadas: desde desaparición de melanomas con metástasis tras rezar a Don Álvaro, hasta la recuperación sin secuelas de un niño ahogado en una piscina”.

El postulador añade que muchos de esos favores se refieren a la vida familiar: “Matrimonios que recobran la armonía conyugal; nacimiento de hijos, a veces después de muchos años de espera antes de acudir a su intercesión; reconciliaciones entre parientes enojados; partos de niños sanos después del diagnóstico de que el bebé nacería enfermo… Don Álvaro era una persona familiar y realizó una masiva catequesis sobre la familia; quizá por eso surge espontáneo el deseo de acudir a su intercesión para cuestiones de este tipo”.


Álvaro del Portillo, madrileño, era ingeniero y doctor en Filosofía y Letras y se incorporó al Opus Dei en 1935, convirtiéndose en el más sólido colaborador de San Josemaría. Fue ordenado sacerdote en 1944 y se trasladó a Roma en 1946.

Participó activamente en el Concilio Vaticano II y fue durante muchos años consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe. El 15 de septiembre de 1975, tras el fallecimiento del fundador, don Álvaro fue elegido para sucederle al frente del Opus Dei. El 28 de noviembre de 1982, cuando el beato Juan Pablo II erigió el Opus Dei en prelatura personal, le designó prelado y el 6 de enero de 1991 le consagró obispo. Monseñor Álvaro del Portillo falleció en Roma en la madrugada del 23 de marzo de 1994, pocas horas después de regresar de una peregrinación a Tierra Santa.