Quien lea o escuche hoy a Matthew Arnold, colaborador, entre otros medios por los que transmite la fe, de Radio María, no sospechará que no siempre fue el apologista católico que hoy es.
Se convirtió en 1996, pero había nacido en el sur de California en una familia protestante y cristiana sólo de nombre: "Lo más que había oído de la Biblia eran las citas evangélicas de Lino en el show navideño de Snoopy", bromea pasado el tiempo. En su adolescencia conoció a algunos fundamentalistas y eso le produjo tal rechazo que le condujo al agnosticismo.
Tras graduarse trabajó como músico, tocando el bajo en una banda, al tiempo que estudiaba en la Escuela Chávez de Prestidigitación. De allí salió como mago en ejercicio, y comenzó a actuar en restaurantes y en fiestas infantiles y privadas, para luego empezar a despuntar en Hollywood: su talento como músico, prestidigitador y cómico era ideal para "calentar" a la audiencia de las series de televisión que se grababan en directo y con público in situ. También llegó a asesorar en su especialidad a estrellas como Michael Jackson.
A pesar de que se había alejado de toda práctica religiosa, sentía que algo le faltaba: "Tenía un agujero del tamaño de Dios dentro de mí, y lo intenté de llenar con un estilo de vida basado en las fiestas rockeras", recuerda. Y algo más que eso: se introdujo en el ámbito de la Nueva Era, incluyendo la astrología y las cartas del tarot.
¿Fraude o intervención demoniaca?
Un día, una mujer a quien Matthew conocía, Karen, le invitó a una sesión de espiritismo: varios espíritus -le dijo- querían contactar con él, con ella como médium. Él accedió, y el mensaje fue en líneas generales reconfortante (los espíritus le orientaron en su carrera profesional), aunque también hubo algunos insultos. Y al final costó despertar a la chica del trance.
Matthew Arnold, de 60 años, en la actualidad.
Matthew y otros miembros del grupo empezaron a frecuentar ese tipo de experiencias y se obsesionaron con ellas, hasta el punto de descuidar sus asuntos personales y profesionales. Alguno perdió su negocio y Karen arruinó su matrimonio y su salud mental.
A día de hoy, Arnold aún no está seguro de si lo que vivió en aquellos días fue un fraude... o algo más: "Todo fue muy raro, pero yo no tenía formación para interpretarlo, así que estaba dispuesto a creerlo". Lo cierto es que sintió ciertas manifestaciones físicas, como un golpe en el pie por parte de una fuerza desconocida. O despertarse con la sensación de tener a alguien sentado encima y con un rostro mirándole.
Hay que tener en cuenta que Matthew, como mago, conoce los trucos del sector. No es fácil engañarle: "Conozco las artes de la ilusión", alega. Así que ese día recordó el Padrenuestro, lo rezó, encendió todas las luces de la casa y esperó así al amanecer leyendo la primera Biblia que encontró.
Cuando le llamaron para otra sesión, le dijo a la médium que ni hablar: "Diles a los espíritus que he captado el mensaje y que no quiero volver". La New Age le había llevado al espiritismo, y el espiritismo acabó apartándole de la New Age.
Durante un tiempo se dedicó a leer las cartas del tarot, aunque sin creer en ello: "La gente que acude a que le cuenten su futuro no buscan respuestas a sus problemas, respuestas que les obligarían a cambiar sus vidas. Solo quieren comprobar que la dirección por la que van es la correcta", explica a Jim Graves en el National Catholic Register.
Palmero del pecado
Al cabo de un tiempo, y tras una relación que acabó en ruptura, Matthew conoció a su actual mujer, Betty, quien también trabajaba en Hollywood. Ella era católica e indujo a su novio a estudiar la fe, y Arnold, voraz lector, cogió la tarea con gusto. Se casaron, y entre las oraciones de su esposa y la intercesión de la Santísima Virgen -a quien atribuye él su cambio radical- acabó convirtiéndose.
También fueron decisivas las homilías del padre Benjamin Fama, de la parroquia de San Calixto en Garden Grove (California): "Al fin escucho a alguien que cree en lo que dice en vez de seguir sus emociones", pensó Matthew al asistir a una de sus predicaciones. Este sacerdote le facilitaría la formación necesaria para ser católico, y en la Vigilia Pascual de 1996 entró en la Iglesia.
Una de las cosas que más le costaron para el cambio fue vencer su orgullo y reconocer que algunas de sus creencias anteriores eran falsas. Pero pudo hacerlo en cuanto rompió mentalmente con su entorno: "Cuando se apartó de Hollywood, inundado por el pensamiento, la moral y la espiritualidad New Age, pudo ver la verdad del catolicismo", recuerda el padre Benjamin.
Continuó trabajando en la industria del cine y ganando mucho dinero, pero, invadido por "el celo del neófito," empezó a valorar de forma muy distinta la inmoralidad de Hollywood. Su última noche en ese mundo estaba haciendo de telonero de un capítulo de Friends en el que Tom Selleck y Courtney Cox, novios en la ficción, se acostaban juntos en la cama: "Estoy haciendo de palmero del pecado mortal", reflexionó Matthew.
Al día siguiente se despidió y no volvió más.
Lo que anticipó la Virgen en Quito hace cuatro siglos
Pero no desaprovechó su talento. Joven pero en una edad ya madura, utilizó su experiencia para crear y producir audios y vídeos católicos, así como programas de radio y televisión de corte apologético, y en 2006 fundó Pro Multis Media, a la que sigue dedicándose.
Entre otras obras, produjo una versión audiovisual de la clásica obra de espiritualidad de Dom Jean-Baptiste Chautard El alma de todo apostolado, así como un audio para Ignatius Press del libro de Benedicto XVI Jesús de Nazaret.
Y es muy devoto de la Virgen del Buen Suceso, cuyas apariciones en Quito (Ecuador) en 1594 anticipan, a su juicio, la situación de "revolución sexual, costumbres inmorales, crisis de vocaciones y declive del matrimonio" que hoy padecen la Iglesia y el mundo.
[Artículo publicado en ReL el 12 de mayo de 2013 y actualizado con informaciones y fuentes más recientes.]