Monseñor Miguel Delgado Galindo nunca pensó que acapararía los titulares de la prensa deportiva de todo el mundo. Él es el sacerdote español que entregó al Papa Francisco la camiseta firmada Lionel Messi, el número 10 del Fútbol Club Barcelona, quien ganó recientemente su cuarto Balón de Oro.
“Para Su Santidad con mucho cariño. Firmado: Leo Messi”, se lee escrito de su puño y letra en la camiseta para Francisco.
Messi ha dejado al Papa “admirado y sorprendido”, a quien se puede ver que le hizo mucha ilusión recibir el regalo de un compatriota suyo tan querido, me explicó monseñor Galindo en una entrevista.
El presbítero nació en Barcelona, “al lado de la Basílica de la Sagrada Familia”, -apunta-, forma parte de la Prelatura del Opus Dei, y en el Vaticano trabaja como subsecretario del Pontificio Consejo para los Laicos.
El sacerdote trata de quitar hierro al asunto, pero cuenta su historia con mucho entusiasmo. Todo comenzó con la visita de un amigo, el periodista Arturo San Agustín, quien se encontraba en Roma para preparar su último libro: De Benedicto a Francisco. Una crónica vaticana sobre la vida del Papa.
El periodista era un gran amigo del presidente del Barcelona, Sandro Rosell, y como regalo, trajo desde la ciudad condal tres camisetas firmadas por el futbolista argentino: una para monseñor Galindo, otra para el presidente de su dicasterio, cardenal Stanislaw Rylko, y otra por supuesto, para su compatriota, Francisco.
Cuando recibió la camiseta, el prelado se dio cuenta que se trataba de “algo grande”. Se puso en contacto con monseñor Alfred Xuereb -secretario del Papa Francisco en estos primeros meses de pontificado-, y de manera inesperada, recibió una invitación para la audiencia pública del Papa con los fieles del 17 de abril.
“Al finalizar la audiencia saludé al Papa, le entregué un Rosario, y después desplegué la camiseta. El Papa leyó la dedicatoria y el nombre de Messi, también el número 10 –el que viste en el Barcelona-, y se quedó admirado y sorprendido”.
“Para mí –explica monseñor Galindo-, ha sido algo grandioso, algo muy significativo. Además, es la primera vez que saludo al Papa. Y entregarle un objeto de un argentino que comparte una afición con el Papa es siempre una alegría y una oportunidad de aportar simpatía y buen humor dentro de los problemas que acontecen”.
El presbítero hizo referencia a las últimas tragedias sucedidas en el mundo, como el terremoto de la frontera entre Irán y Pakistán, los atentados sucedidos en Estados Unidos, o los enfrentamientos que se ciernen sobre numerosos países de África. “El Papa, durante su alocución, tuvo unas palabras para ellos, y entre esa multitud de preocupaciones, tener un detalle de simpatía también es importante”, refirió: “Es importante poner en la vida la sal del buen humor. Ya lo ha dicho el Papa, no hay que perder la esperanza y tenemos que estar alegres. Pero eso hay que alimentarlo, y yo, aproveché ese trámite para eso”.
El obsequio de Leo Messi supone la tercera camiseta de fútbol que recibe el Santo Padre. La primera fue la del Club San Lorenzo de Almagro, equipo argentino del que Francisco es hincha; y posteriormente recibió una de la selección española de fútbol, firmada por todos los jugadores y entregada por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.
Por otro lado, este es el tercer gesto afectuoso del jugador hacia Francisco. Anteriormente lo felicitó públicamente por su elección como Pontífice y después lo invitó a ver un partido de futbol en el Camp Nou, el estadio del Barcelona. Después de esta serie de muestras de cariño, no sería de extrañar ver un día a Messi por el Vaticano de visita. Habrá que esperar a ver qué pasa.