fue una apuesta segura de Jürgen Klopp. Ya venía de cuajar cuarenta goles por temporada en la liga polaca, y ha hecho lo propio en la Bundesliga desde que recaló en 2010 en el Borussia Dortmund. Ahora el equipo alemán se encuentra a las puertas de algo que jamás ha conseguido: la Champions League.
Todavía queda mucho recorrido. La épica del Santiago Bernabéu y sus remontadas no hacen descabellado un 3-0, y luego habría que superar al Bayern Múnich o (épica del Nou Camp mediante, también experta en remontadas) al Barcelona. Pero los cuatro goles del ariete polaco al Real Madrid este miércoles (41) en las semifinales de la competición europea le convierten en el gran héroe del equipo germano.
En junio pasado, poco antes del comienzo de la Eurocopa de Polonia y Ucrania que terminaría ganando España, Lewandowski hizo unas declaraciones que dejaron claro testimonio de sus convicciones católicas. Pedía la ayuda de Dios para el equipo... y quedó claro que Dios no se mete en esas cosas, pues la selección polaca quedó eliminada en primera fase con dos empates y una derrota y sólo dos goles, uno precisamente de Roberto.
Pero lo importante es que el delantero, de 24 años, que se adhirió a la campaña de los católicos polacos Yo no me avergüenzo de Jesús, aprovechó la ocasión para proclamar su fe cristiana: "En el mundo actual todo va muy rápido, a veces nos olvidamos de nuestros valores y de lo que es realmente importante. La fe no sólo me ayuda en el terreno de juego, también fuera de él para intentar ser una buena persona y cometer el menor número de errores".
"Acepté el llavero [símbolo de la campaña] porque soy católico y no me avergüenzo de Jesús ni de la fe en Él. Sé que Dios está siempre mirándome", explica el delantero. Confiemos en que el próximo martes haga una excepción.