Odilo Pedro Scherer, desde 2007 arzobispo de Sao Paulo, es otros de los nombres que más suena estos días. Este brasileño de 63 años es obispo de una de las diócesis más grandes del mundo y precisamente en el país con más católicos del orbe.
Scherer conjuga en sí varias cualidades que podrían ser decisivas a la hora de la elección: experiencia curial y pastoral. De 1994 a 2001 fue consultor de la Congregación de Obispos cuando el prefecto era elcardenal Re, actual vicedecano del Colegio de Cardenales y uno de los purpurados más influyentes y del que dicen que podría estar impulsando la candidatura del brasileño.
Partiendo de la base de que la nacionalidad es un elemento a tener en cuenta pero no tan decisivo como se presupone, ser brasileño es un elemento a favor del cardenal Scherer. Brasil pide su sitio en la Iglesia. Es el país con más con más católicos del mundo aunque en este Cónclave tendrán únicamente cinco representantes, 23 menos que Italia, por ejemplo. Además, Brasil organiza la Jornada Mundial de la Juventud de este verano.
Los que quieran optar por un latinoamericano tienen a Scherer como principal candidato. De los 19 nombres que hay desde México hasta Chile, el arzobispo de Sao Paulo es el mejor colocado. Pero además cumple un requisito importante para los que aún tienen miedo de un Papa latinoamericano que pueda estar marcado aunque sea mínimamente por la teología de la liberación: es un brasileño muy europeo, en carácter, formación e incluso de ascendencia, pues de origen alemán.
Curiosamente, el nombre de Scherer empezaría a sonar como candidato de los italianos. Algo desacreditados ante los escándalos del Vatileaks, algunos purpurados italianos podrían estar pensando en un Papa extranjero y en un nacional como secretario de Estado.
Sin embargo, el cardenal brasileño es uno de los prelados que ha pedido más datos sobre el informe confidencial encargado por Benedicto XVI al cardenal Herránz, Tomko y De Giorgi. Del mismo modo, el arzobispo de Sao Paulo tiene buenas relaciones con cardenales de distintas tendencias, tanto ratzinguerianos y curiales como con otros de un perfil más progresista como su antecesor en Sao Paulo, el cardenal Hummes.
Monseñor Scherer tiene una experiencia de primera mano de los problemas actuales en el mundo pues representa a un país emergente que aúna en sí desde la pobreza más absoluta a grandes riquezas. Y Sao Paulo no es una excepción.
Muy preocupado por lo social y por los pobres es, sin embargo, uno de los personajes más odiados por el reducto de la teología de la liberación más marxista que aún resiste en Brasil y que tanto daño ha hecho a la Iglesia. Uno de los referentes de esta tendencia, Leonardo Boff, no ha dudado en criticarle duramente por criticar esta versión marxista.
Comparte visión con Ratzinger en este punto, que como prefecto de laCongregación de la Doctrina de la Fe le tocó lidiar con los años más duros de este movimiento. En opinión de Scherer la atención por los más pobres es algo esencial para la Iglesia pero por eso mismo ni se debe ni se puede politizar pues el comunismo es incompatible con el cristianismo.
Persona sencilla y enamorada de la enseñanza
Pese a su firmeza es una persona sencilla y asequible, cercana a los problemas de la calle. De hecho, no es raro poder encontrarloutilizando el metro de Sao Paulo y sufriendo las aglomeraciones como cualquier otro paulista. Lo mismo ocurre en sus viajes a Roma, cuando pasea por la ciudad ataviado con su boina. Es además uno de los cardenales familiarizados con las nuevas tecnologías y posee una cuenta en la red social Twitter.
Sin embargo, la vida de Odilo Pedro Scherer está ligada a la docencia, campo en el que destacó y que le ha permitido experimentar esta meteórica carrera, que le llevo al cardenalato a los 58 años.
El cardenal brasileño es doctor en Teología y Filosofía y como él mismo asegura la enseñanza es su gran pasión y es un hecho que ha marcado su sacerdocio. Ha sido profesor en varias universidades e incluso rector de distintos seminarios.
Creado cardenal en 2007 por Benedicto XVI desempeña distintas labores en la Curia, algunas de gran confianza del Pontífice. Es miembro de la Congregación para el Clero y de los Consejos Pontificios para la Familia y la Nueva Evangelización. También pertenece a la Pontificia Comisión para América Latina y de la Comisión para la Supervisión del Instituto para las Obras de Religión. Por último, pertenece al selecto grupo del Consejo de cardenales para el Estudio de los Problemas Organizativos y Económicos de la Santa Sede.