Hasta hace poco era un desconocido en la gran pantalla aunque había hecho sus pinitos. Su mundo era el teatro, al que llegó gracias a la Iglesia. Pero su papel en la película “Grupo 7” le ha hecho saltar a la fama y le ha valido la nominación a los premios Goya como actor revelación. Sin embargo, este ascenso tan repentino no ha provocado que Joaquín Núñez haya perdido el norte, que lo sigue teniendo muy claro y que no es otro que Dios.
Este malagueño está completamente implicado en la pastoral de su parroquia y su fe ha interrogado a sus compañeros de reparto, que no han parado de preguntarle los motivos por los que cree.
En una entrevista concedida a la Diócesis de Málaga, Joaquín Núñez asegura que a pesar de su éxito el no dejará de acudir a su parroquia. “Es lo que me da la vida, lo que me da el entusiasmo”, afirma este actor de 51 años, que añade que “la parroquia, la comunidad, cantar, leer la Palabra, la familia son los alimentos para mí y para mi espíritu”.
Y es que, en su opinión, para poder mantener los pies en el suelo en un mundo como el del cine es imprescindible tener todo esto, algo que “sorprende mucho a los compañeros actores” puesto que cuando trabajan juntos “cada uno cuenta las cosas que le llenan y yo cuento esto, que es mi día a día”.
“Mis compañeros actores de la película “Grupo 7”, en los ensayos o rodajes me preguntaban cómo era posible que yo creyera. Y yo les respondía que el mensaje de Jesucristo es precioso, que ellos también lo pueden practicar. Yo lo he experimentado. Cuando tú quieres a los demás de corazón es mucho más lo que recibes que lo que das”, asegura.
Su fe, tan vital para él, le ha ayudado sobremanera a encauzar su carrera como actor. Por ello, Joaquín afirma que “desde el comienzo descubrí que lo de actuar y cantar eran unos talentos que el Señor me había regalado para ponerlos al servicio”. Y bien que lo hizo.
Dentro de su parroquia, este actor vive su fe en una comunidad de seglares claretianos y “cantamos con los niños en la misa de la familia, los domingos por la mañana. Estoy convencido de que estos dones sirven para contar el significado de la Palabra de Dios, de las parábolas, en intento ponerlo al servicio”.
Joaquín, que proviene del teatro, está convencido de que este arte es un gran medio para poder evangelizar y para ello pone como ejemplo las parábolas. “Te ofrecen imágenes y personajes con los que te puedes identificar y son más fáciles de entender. El teatro es básicamente esto. Me encanta representar las parábolas”.
Es importante recordar que este tipo de representaciones en la parroquia fueron el germen de su vocación y lo que le ha llevado finalmente a triunfar en un mundo tan complicado y hostil como el del cine español.
Sus primeras actuaciones las realizó en una parroquia malagueña. Así lo cuenta él en la entrevista: “allí participé en una obra de teatro, la de Jesucristo Superstar, en la que hacía de Judas. Contaba chistes, hacía teatro”. La influencia del flamenco de su madre y su abuelo también le marcaron mucho e incluso más adelante en la parroquia crearon un grupo de trabajo. De ahí ya pasó a la Escuela de Arte Dramático y a comenzar su trabajo en el mundo del teatro, el que fundamentalmente le ha llenado durante su carrera.
Sin embargo, ahora la gran pantalla es la que le ha reconocido y un posible Goya podría poner la guinda a un pastel que no esperaba. Pero a pesar de esta nueva vida rodeada de famosos asegura que no ha cambiado nada. “La gente me pregunta si cambiaré de forma de ser, pero yo respondo que soy muy feliz como estoy. Yo no quiero ser famoso. Para mí actuar es un trabajo como otro. Yo lo que quiero es disfrutar con lo que estoy haciendo”.
De este modo, Joaquín Núñez tiene muy claro a quien dedicará el premio Goya si finalmente es elegido. “Además de a la gente que ha formado parte de la película, a mi comunidad, que está enriqueciéndome y al Señor que me ha dado estos talentos. Y, por supuesto, a mi esposa Julia, con la que estoy día a día. Esa maravillosa mujer de eterna sonrisa, y a mis hijos, llenos de vitalidad”.