[Actualización: los Baltimore Ravens alcanzaron en la madrugada del domingo al lunes el triunfo en la XLVII Super Bowl por un ajustado 34-31.]
Religión en Libertad refirió en octubre la movilización de Matt Birk, estrella del fútbol americano, en favor del matrimonio y de la libertad religiosa, con vistas a los referendos de noviembre.
Tras unos años como gran figura de los Minnesota Vikings, en 2009 Birk, que tenía ya 33 años, fichó por los Baltimore Ravens. Con ellos, y a punto de cumplir 37, está a punto de lograr su gran sueño. Este domingo (madrugada del lunes en España) se disputa en Nueva Orleáns la XLVII Super Bowl, frente a unos rivales que en los años ochenta labraron su condición de míticos: los San Francisco 49ers. Los Ravens [Cuervos] sólo tienen un título (el de 2000), frente a los cinco de los 49ers, aunque el último ganado en 1994.
Matt, licenciado en Economía por la Universidad de Harvard es católico, está casado con Adrianna y es padre de seis hijos. Tiene al alcance de la mano su primer gran título, probablemente el último por razones de edad. Pero concedió una entrevista a Trent Beattie para National Catholic Register que permite conocer un poco mejor a este célebre center que ha liderado la línea ofensiva de sus equipos más de doscientas veces desde un puesto muy relevante en este deporte: el del hombre que sujeta el balón ovalado al suelo y protege el primer pase al quarterback para iniciar el ataque. Un "armario" que debe parar la defensa contraria con el argumento de sus 193 centímetros y 141 kilos.
Birk nació en una familia católica: "Mis padres se tomaban en serio la fe. Mi padre había considerado incluso ser sacerdote antes de casarse. Para ellos ser católicos significaba mucho, y eso lo transmitieron a sus hijos. En los dieciocho años que estuve en su casa jamás falté a misa un domingo".
Matt reconoce que eso cambió una vez en Harvard, cuando se dejó atrapar "por las cosas del mundo" y por una "falsa independencia" que le hacía considerarse "demasiado sofisticado para la religión": "Mi participación en la Iglesia decayó abruptamente".
Y aún más cuando empezó a jugar en la NFL (National Football League)... hasta que conoció a su mujer: "Era una católica devota, y me ayudó a ver que estaba equivocándome al separarme de la Iglesia. Gracias a mi mujer y a otras personas que vinieron después, ahora comprendo la importancia de practicar la fe. La vida sólo va de eso".
En cuanto a su militancia antiabortista, afirma que "todos podemos hacer algo" ("tal vez no puedas salvar miles de vidas, pero la única que puedas salvar ya vale mucho") y añadir a eso "la oración, que todo el mundo puede y debe hacer: la oración es la base de cualquier buena acción".
"Si a la gente se le dijese la verdad sobre el aborto, nadie recurriría a él", afirma: "Oímos hablar de choice [opción] y de ´derechos reproductivos´, pero los abortistas nunca te dicen que matarán a tu hijo arrancándole los brazos y las piernas".
Padre de seis hijos, Matt explica el bien que causan: "Los niños te ayudan a dejar de pensar en ti mismo y a expandir tus horizontes. Es un desafío maravilloso".
En cuanto al matrimonio, que ha defendido de la pretensión de extenderlo a las uniones homosexuales, Birk argumenta que "el mayor error es creer que el matrimonio es lo que tú quieres que sea, y no la unión de por vida de un hombre y una mujer con la intención de educar a los hijos. Es lo que ha sido desde que hay memoria y lo que sigue siendo hoy, piensen lo que piensen algunos".
"Ha habido un intenso ataque al matrimonio durante décadas", añade, divorcio incluido, algo "devastador para la familia, en particular para los niños, que necesitan un padre y una madre". Lo que hace falta es "no huir de las responsabilidades, sino comprometerse con el matrimonio".
"Una de las cosas que aprendí de la fe católica es a apreciar la disciplina", afirma en relación a ese compromiso: "Vista superficialmente, la autoindulgencia parece mejor para nosotros, pero ese camino nos debilita y nos deja insatisfechos. La negación de nosotros mismos parece peor para nosotros, pero nos fortalece y nos hace felices".
"Jesucristo dijo que había que negarse a sí mismo, tomar la cruz y seguirle. El camino de la cruz es la única vía para ser un verdadero cristiano, y realmente el único que vale la pena recorrer. Te ayuda a convertirte en la mejor versión de ti mismo", concluye.