Shiawase-wa Hohoemi-ga Tsuretekuru-no

: que, en japonés, significa Sonreír nos hace felices. Así se titula uno de los best sellers de moda en el país del sol naciente (cuatro ediciones y 19.000 ejemplares en pocas semanas). Y lo llamativo no está ni en esa frase ni en el hecho de que triunfe en ventas un libro considerado de autoayuda, género en alza. Lo curioso es que su autora, Jeanne Bossé, es una religiosa canadiense de nada menos que 96 años.


Nació en Quebec el 20 de agosto de 1916 y tras ingresar en la congregación de las Hermanas de Nuestra Señora, fue destinada a Japón en 1947. Durante once años enseñó música, luego fue durante dieciséis tutora en una residencia universitaria en Fukushima. En 1987 fue destinada como superiora de un convento en Kita-Kyushu y tras diez años en esa función, desde 1997 enseña Sagradas Escrituras, además de tocar el órgano en la misa diaria de su convento en Chofu, una ciudad del entorno metropolitano occidental de Tokio.


La idea del libro surgió de una de sus ex alumnas en Fukushima, Eri Kamata, quien tiene ahora 52 años pero no ha olvidado el secreto de la alegría que les transmitía su mentora en la residencia y ha querido difundirlo. Los pensamientos que se recogen en Sonreír nos hace felices proceden de las conversaciones de Eri con la madre Jeanne, así como del mismo bloc de notas de ésta.

Y ¿cuál es la clave de su éxito? Se trata de consejos para descubrir la belleza en la vida y en los demás. "No hice nada especial, me sorprendió saber que se había planeado su publicación", confiesa a The Asahi Shimbun: "Pido para que sea útil a los lectores y les lleve esperanza".

El libro se abre con una invitación a sonreír en todas las ocasiones. Y desgrana pensamientos como los siguientes: "Tu rostro cambiará según lo que haya en tu mente. Tu rostro brillará si sabes apreciar como nuevo algo que antes considerabas asumido. Limpia tu corazón todos los días para que no acumule porquería. Deléitate en las cosas pequeñas. Es importante conservar el sentido de lo maravilloso"...


Un mensaje tan sencillo ha calado hondo en un público lector muy determinado: los jóvenes ateos. "Este éxito es signo de una demanda de infinito", afirma Sara, una de ellos, a Tempi: "Me llamó la atención que tanta gente atea se interesase en el libro de una monja católica de 96 años que se supone no tendría nada que ver con nosotros, los jóvenes japoneses. A mí, que era atea y me convertí hace seis años, me parece evidente que situarse ante la vida como sor Jeanne exige un rostro que haya integrado los fragmentos, exige la fe. Probablemente para muchos lectores el rostro y la ayuda son ahora los de la hermana, pero este éxito me hace cuestionar cuántas expectativas están naciendo entre mi gente ahora que el materialismo ateo está en crisis".


A la Madre Jeanne Bossé la operaron de rodilla con 89 años y al año siguiente aprendió a manejar un ordenador. Su vida ha sido de continuo aprendizaje: "Dios me llamó, Dios trabajó mi corazón... Cuando vine no sabía una palabra de japonés, y todavía sigo aprendiéndolo".

"Te encuentres con quien te encuentres en la vida y ya te topes con placeres o con dificultades, todo lo que sucede en la vida tiene un significado importante", añade en una entrevista que difunde su propia congregación: "Si endureces tu corazón y evitas el contacto con la gente, entonces no sucede nada. Tenemos a cometer reiteradamente este tipo de error. Los seres humanos no pueden vivir solos. Estamos hechos para amarnos unos a otros. Cuando amas, valoras el contacto con lagente y les aceptas con un corazón cálido y sonriente".


Sor Jeanne confiesa que, aunque no está casada, escribe todos los dias cartas de amor: "Cartas de amor a Dios, con quien vivo [se ríe]. En las cartas le agradezco a Dios las bendiciones y el sustento del día; le pido que bendiga a la gente con la que me he encontrado ese día; y reflexiono sobre mí misma y mis imperfecciones como ser humano. Aquí vivo con más de veinte hermanas, pero no puedo decir que las ame a todas por igual, así que Le pido que me ayude a esforzarme en amarlas a todas por igual. Incluso si una parte de ti está resentida y no puede perdonar, Dios te perdona por tus esfuerzos de ser mejor persona. Siempre está pendiente de nosotros con su enorme amor".

Ésta es la filosofía de la Madre Bossé, principios que acompaña con su seña de identidad: la sonrisa (Hohoemi) convertida en método con el que, casi centenaria y sin esperarlo, está conquistando Japón.