Terminado el seminario internacional Ecclesia in America, el cual convocó del 9 al 12 de diciembre en esta ciudad a representantes de la Iglesia de todo el continente, los comentarios y recuerdos se siguen escuchando entre quienes vivieron esta experiencia de integración y de claros propósitos.
Como eco de lo que fueron estas jornadas de trabajo y oración, ZENIT conversó con el obispo de Phoenix, Estados Unidos, monseñor Thomas Olmsted, quien en un correcto español nos cuenta sus planes y desafíos actuales.
- Sí, con mucha alegría y gratitud. Especialmente porque yo comencé mi episcopado un mes después de la promulgación de la exhortación postsinodal Ecclesia in America.
- Si, siempre. Fue para mí un road map (hoja de ruta), una visión para todo mi trabajo pastoral.
-Lo más fácil es el encuentro con Jesús. Porque cuando uno encuentra a Jesús cambia toda su vida. La alegría de una persona que conoce a Jesús es la parte más importante en la vida de un obispo, y de un discípulo de Cristo. Lo más difícil diría yo, es cómo evangelizar un mundo secularizado que tiene un rechazo al mensaje del evangelio de Cristo.
-El lugar más importante es la familia, porque es la base de la Iglesia y de la sociedad. Por eso, evangelizar a las parejas es algo fundamental.
-Tenemos muchos migrantes en nuestra diócesis, que vienen con una cultura católica, aunque no bien catequizados. Hay una apertura a Cristo, tienen confianza en los sacerdotes y religiosos, por lo que debemos mostrarles siempre nuestra alegría por su presencia aquí, así como por sus dones espirituales y religiosos.
- No todos los reciben igual, aunque la mayoría sí porque ser católico es ser universal. Esto es debido a que muchos de los católicos norteamericanos no están bien catequizados, y sin una buena formación no se entra en la misión de la Iglesia.
- Lo veo con mucha esperanza. Creo que la comunión entre los obispos está aumentado y doy gracias a Dios por eso.