Barrie Schwortz ha sido el director oficial de fotografía del Shroud of Turin Research Project, el equipo que llevó a cabo el primer gran examen científico de la Síndone en 1978. La participación en un proyecto de tales dimensiones le llevó a aparecer en programas de televisión en cadenas de todo el mundo, entre ellas The History Channel, Discovery Channel, Learning Channel, National Geographic Channel, CNN, BBC, Fox News, Channel 1 Russia...
Sus fotografías han ocupado cientos de páginas en publicaciones de prestigio como National Geographic, Time Magazine y Newsweek. Actualmente es editor del Shroud of Turin Website, que ha alcanzado ya los diez millones de visitantes, provenientes de 160 países diversos. Además, en 2009 fundó Shroud of Turin Education and Research Association una organización sin ánimo de lucro a la que ha donado toda su obra fotográfica, un tesoro de incalculable valor que merecía preservar para futuras investigaciones. En una entrevista concedida a la agencia de noticias Zenit en abril de este año, Schwortz ha explicado cómo fue precisamente el estudio y el contacto constante con la Síndone el que le llevó a conocer a Dios y a convertirse en un hombre de fe.
El misterio de la sangre roja, resuelto
«Al principio de mi trabajo, era muy escéptico sobre su autenticidad. No sentía ninguna emoción particular hacia Jesús, porque fui criado como hebreo ortodoxo. Lo único que sabía acerca de Jesús es que él era un judío, y eso era todo», comienza explicando. Pero, en cuando Barrie examinó la Sábana Santa por primera vez, se dio cuenta inmediatamente de que no había sido pintada.
Después de dieciocho años de investigaciones, la ciencia dio la razón a su intuición: el químico de la sangre Allen Adler, otro judío miembro del equipo de investigación, consiguió explicar por qué la sangre había permanecido con su color sobre la Síndone. La sangre antigua debería ser negra o marrón, mientras que la sangre de la Síndone era de un color rojo carmesí, como cuenta Barrie Schwortz: «Parecía inexplicable, pero en realidad era la última pieza del rompecabezas. Después de casi 20 años de investigación, fue un shock para mí descubrir que aquella pieza de tela era la auténtica tela en la que había sido envuelto Jesucristo, y las conclusiones a las que había llegado se basaban exclusivamente en la observación científica», apunta el fotógrafo.
«El significado de la Síndone no se encuentra en la tela»
«Una vez que llegué a la conclusión científica de que la tela era auténtica, también comprendí su significado. Es el documento forense de la Pasión, y para los cristianos de todo el mundo es la reliquia más importante, porque documenta con precisión todo lo que se dice en los Evangelios de lo que se le hizo a Jesús», asegura convencido.
«Creo que hay suficientes pruebas para demostrar que ésta es la tela que envolvió el cuerpo de Jesús», concluye. Otra cosa es la verdad sobre Jesucristo, que ya es «tarea propia de la fe». Desde el punto de vista científico, lo que se puede afirmar es que «esa tela ha envuelto el cuerpo del hombre del que hablan los Evangelios». Aún así, confirma lo que para cualquiera es obvio: «La Síndone no se ha encontrado junto con un libro de instrucciones y, por tanto, el significado no se encuentra en la tela, sino en los ojos y en el corazón de quien la observa».
Cuarenta años alejado de la fe
Pero, para el fotógrafo, el estudio de la Sábana Santa no sólo le ha convencido de la autenticidad, sino que también ha supuesto un gran cambio a nivel personal: «Cuando comencé la investigación conocía a Dios, pero no era muy importante en mi vida, no era muy religioso. No pensaba en Él desde que tenía 13 años», reconoce. De hecho, Schwortz vivió alejado de la religión y de la fe durante casi cuarenta años. En 1995, cuando tenía 50 años, y cuando llegó a la conclusión de que el Sudario era auténtico, construyó el sitio web y empezó a recoger material y a ponerlo a disposición de todo el mundo.
Allí comenzó también a dar conferencias y a hablar públicamente sobre la Sábana Santa. Pero era un dualismo que no podía continuar: «Cuando la gente empezó a preguntarme si era creyente, no sabía qué responder. En ese momento, me interrogué a mí mismo, y me di cuenta de que Dios me estaba esperando. Me sorprendí al darme cuenta de que dentro de mí estaba la fe en Dios», reconoce. «Hasta aquella edad había ignorado literalmente la fe, y de repente me encontré cara a cara con Dios en mi corazón. En esencia, puedo decir que la Sábana Santa fue el catalizador que me trajo de vuelta a Dios».
Un hebreo en una Facultad Pontificia
En marzo de este año, el fotógrafo fue invitado como profesor en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum de Roma, para impartir durante varios días un curso dentro del Diploma en Estudios Sindónicos para hablar sobre la investigación científica sobre la Sábana Santa.
«La mejor parte de la experiencia fue la cálida bienvenida que el profesorado y los estudiantes me dieron. Me confirmaron la importancia de mi experiencia científica y de fe. También es bastante paradójico que un hebreo enseñe en una Facultad Pontificia. De hecho, cuando me pidieron por primera vez dar esta clase, respondí: ´¿Es habitual que un hebreo hable sobre la Sábana Santa a futuros sacerdotes?´ y todos estallaron en risas. Realmente ha sido un honor para mí poder dar mi testimonio sobre los estudios llevados a cabo sobre la Síndone». Y concluye divertido: «¿Cuántos hebreos pueden decir que la Síndone de Turín les ha llevado a la fe en Dios?»